Un viaje por todo el universo sonoro del compositor alemán Hans Zimmer es una tarea larguísima, teniendo en cuenta que durante su carrera ha diseñado el soundtrack de más de 150 películas, entre las cuales podemos encontrar El rey León, con la cual ganó un oscar a mejor banda sonora, El Gladiador, con la cual fue nominado al premio, y otros largos icónicos como Piratas del Caribe, Hannibal, Kung Fu Panda, Pearl Harbor y El Aro. Por ello, vamos a analizar los leitmotivs y los recursos sonoros que Hans utiliza para componer la música de grandes largos cinematográficos con un cineasta específico: Christopher Nolan. Dunkirk, Batman: The Dark Knight, Interestellar e Inception fueron cuatro películas taquilleras y exitosas en las cuales tanto el soundtrack de Zimmer como la dirección de Nolan fueron bien recibidas por la crítica.
Nolan opina que “Hans es uno de los grandes maestros identificando los sonidos de las cosas”. No es de extrañar que el compositor sea una de las piezas favoritas y claves en los impecables largometrajes del director, teniendo en cuenta que tanto Inception como Interestellar fueron nominadas a mejores bandas sonoras en los Oscares. Este matrimonio creativo del mundo cinematrográfico entre Nolan y Zimmer es interesante dado a que todo lo que producen juntos parecen acabar siendo proyectos aclamados por la crítica y las audiencias cinéfilas.
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Para componer los scores de Nolan, a Zimmer siempre se le ha dado especial libertad y pocas especificaciones para crear. El compositor ha generado una especie de herramientas que parecen encajar bien con las narrativas de Nolan, tales como los recursos sonoros como los relojes corriendo, la ilusión del tono Shepard y las “cortinas de humo”.
En este video producido por Christophe Haubursin, explican la ilusión sonora favorita del músico, apalancada por el tono Shepard. El tono Shepard, según explican, “consiste en diversos tonos separados por una octava y superpuestas una sobre la otra. A medida que los tonos suben por la escala, el más agudo empieza a sonar más pasito, el del medio conserva el volumen, y el bajo comienza a volverse audible”.
Cuando estos tres tonos superpuestos se ponen en loop, crean la ilusión de una escala de piano que asciende infinitamente. Esto le juega un truco a la mente, la cual percibe esta conjunción de tonos como una escalera sonora que parece llevarla cada vez más alto; sin embargo, la escalera no va a ningún lado. “Cuando la transición entre los tonos es continua, se le denomina un “Shepard-Rise Glissando, y puede llegar a sonar aterrador”, añaden a la explicación. Es más simple digerir el fenómeno Shepard con ayuda de los ejemplos que usan en el video mismo:
Gran parte del éxito de Dunkirk, la película más reciente de Christopher Nolan, se le adjudica al prolijo diseño sonoro que estuvo a cargo de Zimmer. En Dunkirk el músico dio una cátedra extendida de cómo se debe usar la ilusión del tono de Shepard para que las emociones expresadas a través del sonido tengan el diálogo protagónico de un largometraje.
Dunkirk todo el tiempo nos hace anticipar, anticipar aquello que no viene de inmediato, anticipar aquel plan que promete una pronta ejecución, anticipar la supervivencia; la muerte, el ansia, la velocidad, el escape; anticipa en últimas cosas que solamente llegan en los últimos momentos de la película: un desenlace, estabilidad, cierre. Este ascenso de expectativa y la urgencia por un desenlace no fue logrado por medio de un diálogo, una narrativa, una post-producción o una labor de edición, no, nada de eso. Se logra porque la música nos tiene apretando cada músculo del cuerpo.
Otro leitmotiv que Zimmer ha vuelto su estampa al producir sus magnánimas bandas sonoras es el sonido del reloj. Las manecillas corriendo son y siempre serán un recordatorio constante del tiempo, y pensar en el tiempo nos remite a pensamientos como los deadlines, los compromisos, el orden, el final del día, el día de mañana, el correr de los años, en últimas: el futuro. El futuro es ese lugar en donde se anidan además de las expectativas, los sueños y las metas, las preocupaciones, las ansiedades, el fracaso, la incertidumbre.
He ahí la magia del uso del reloj, al cual Zimmer le ha sacado todo el provecho que ha considerado necesario. En Dunkirk utiliza el recurso en las primeras escenas, haciendo que la audiencia sufra por un protagonista que a duras penas conoce, entendiendo la velocidad y la urgencia con la cual escapa del peligro. ¿De cuál? no se sabe, su carrera, aparentemente es contra el tiempo, uno que Zimmer, aplicando el tono Shepard al reloj, nos hace pensar que se agota conforme asciende. ¿Hacia dónde? al vacío. He ahí la magia.
En Sherlock Holmes utiliza el recurso cuando el tiempo apremia el éxito o el fracaso de los protagonistas. En Interestellar lo utiliza en “The Wormhole” y “Mountains” para generar estrés; el estrés de que ya vienen las olas, el estrés de que una hora en ese planeta son 7 años en la tierra; el estrés de estar en una misión interespacial en la que la muerte es uno de los prospectos más claros. La muerte, el tiempo y la incertidumbre son exactamente lo que consigue con el recurso del condenado reloj.
Para la composición de Interestellar, Christopher Nolan no le dio ni pautas ni indicaciones específicas para soundtrack, simplemente le dejó el soundtrack a su imaginación a partir de un par de diálogos y unas cuantas luces acerca de lo que iba a ser el largometraje. Hans tenía completa libertad para desarrollar la pieza que quisiera, y lo único que Nolan le recalcó fue el hecho de que la película iba a girar fundamentalmente en la relación de un padre con su hijo. A partir de este ítem, Hans recreó la base musical del piano de Interestellar interpretando lo que se sentía ser padre. Cuando Nolan lo escuchó, supo inmediatamente que Hans había dado con el ambiente emocional de la película.
En este mini documental de los conceptos detrás de la composición del soundtrack de Interestellar, Nolan dice que “Realmente quería (que Hans) usara el clásico órgano de iglesia, y yo accedí porque le daba un extraño toque de religiosidad a la película, a pesar de que no se tratara de nada religioso. Pero éste órgano de catedral y sus sonidos representan el intento de la humanidad por representar lo místico y lo metafísico”.
“Cornfield Chase”, “Day One”, “Coward” y “S.T.A.Y.” son las canciones más representativas del uso del órgano de iglesia en la película, que además cazan con escenas en que giran alrededor de la esperanza, el descubrimiento, el abandono y la incertidumbre. Todas esas sensaciones tienen algo en común: buscan explicar o contener lo místico o lo metafísico.
Y en eso de crear sonidos que evoquen la sensación de revelar lo que no se puede revelar, Nolan ha tenido la plena confianza de que Hans es el indicado. Tal vez por eso para The Dark Knight de 2008, invocaron la experticia del compositor para exponer lo necesario de los personajes, sin revelar la trama de la película.
Retomando el leitmotiv del reloj, en The Dark Knight Hans lo utiliza de primerazo cuando el Guasón y sus secuases están en medio del robo del banco, atemorizando a los civiles mientras intentan llevarse el botín en una carrera contra el tiempo y la policía. De nuevo, para el psicópata más aclamado, interpretado impecablemente por Heath Ledger, Zimmer incluyó tanto el recurso del reloj como el la ilusión del tono de Shepard. Entonces, cuchillas, reloj, tono Shepard sumado a percusiones agresivas y cuerdas agitadas dan como resultado el acompañamiento sonoro del ícono del caos en Gotham.
Para The Dark Knight, Hans Zimmer se asoció con James Newton Howard, otro gran músico en la industria de los soundtracks, y se sentaron a analizar el mejor acercamiento sonoro para captar la complejidad de cada personaje sin revelar ni sus intenciones ni el rumbo de la historia. Para ejecutar tal artimaña, decidieron crear una composición que hiciera las veces de “cortina de humo”, lo cual es descrito en el mundo de la música y la literatura como un “presagio”.
Por ejemplo, Zimmer decidió usar cuchillas sobre instrumentos de cuerda para introducir al Guasón con “Why So Serious”, para darle ese tinte retorcido y cruel del personaje en su rol. creando siempre un crescendo que estalla a veces en percusiones violentas, a veces en una calma instrumental impredecible.
Y The Dark Knight Rises no se quedó atrás en cuanto a soundtrack, Zimmer aplicó nuevamente el presagio y la cortina de humo para el complejo y calculador personaje de Bane. En una declaración de prensa, Jonathan Broxton de Movie Music UK dijo que “En muchas formas, The Dark Knight Rises revela lo mejor y lo peor de la personalidad de Hans Zimmer”, y añade que “por un lado, el diseño intelectual y el uso inteligente de los cánticos de Bane muestran la máxima expresión creativa de Zimmer, tomando una simple idea y trabajando alrededor de ella para sugerir conceptos complejos y cambios sutiles de contexto”.
Para Inception la ecuación fue todo lo contrario que con The Dark Knight: esta película requería que el público estuviera inmerso en el ritmo, emoción y acción de la película. El soundtrack es evocativo de las sensaciones de los personajes y reconstruyen el peligro de las escenas a cabalidad.
En este corto Hans habla de cómo compuso Inception, aclarando que es una de sus composiciones más vertidas hacia los sonidos electrónicos. Esto con el fin de juntar tanto el mundo de la orquesta con el mundo del computador; lo orgánico con lo artificioso, una buena comparación entre el mundo real y el mundo de los sueños.
La clave de escribir la música de Inception era jugar con los tiempos, tal y como lo hace la película. “Dream is Collapsing” posiblemente sea la canción del soundtrack que mejor ejemplifica el juego ya no con un sonido del reloj sino, literalmente, deteniéndolo por un momento para la orquesta completa. Para una entrevista que Hans le dio a The Hollywood Reporter, confesó que se inspiró en la ciencia y las matemáticas para crear la música de Inception: “Releí ‘Godel, Escher, Bach’, el libro de Douglas Holfstadter”(…)”Holfstadter combina la idea del juego en las matemáticas con el juego en la música”.
Además los crescendos y decrescendos apalancados por el tono Shepard en momentos inesperados de los tracks son una constante en la composición sonora de Inception, seguramente para generar la sensación de expansión y compresión de los tiempos tanto en los sueños como en la realidad.
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