Este artículo fue publicado originalmente en i-D, nuestra plataforma de moda.
Nick Waplington e Isaac Mizrahi se conocieron gracias a Richard Avedon. El fotógrafo estadounidense conoció la obra de Waplington cuando el británico aún era estudiante en el Royal College of Art, y pensó que él podría documentar el funcionamiento interno del estudio de Mizrahi mientras se preparaba para las semanas de la moda.
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Ahora, 20 años después, Waplington está a punto de publicar las imágenes en su nuevo libroThe Isaac Mizrahi Pictures: New York City 1989-1993. La marca de Isaac ha pasado por varias transformaciones, pero las fotos de Waplington capturan los colores llamativos y la teatralidad intrépida y glamourosa, que en últimas fueron los elementos más inspiradores del primer estallido del diseñador en la escena de la moda. También muestran la energía e intimidad del estudio de Mizrahi en la época en que Michael Hutchence pasaba a saludar acompañado de Helena Christensen, Spike Lee iba con Veronica Webb o André Leon Talley con Sandra Bernhard.
“No había ido a una prueba de vestuario de moda antes”, me cuenta Nick por teléfono desde Los Ángeles. “Y cuando comencé, me pusieron en una especie de prueba por un par de días, porque les preocupaba meter a un tipo heterosexual en la misma habitación de todas las modelos desnudas. Pero pasé la prueba”.
Además de los momentos de energía frenética —arreando modelos y trabajando entre montañas de seda shangtung con tijeras y alfileres— estaban todos esos momentos de espera y delirios nocturnos que vienen con trabajar muchas horas para una entrega. “Había música y diversión. También momentos serios. Cuando sólo quedaba una semana para el fashion week, los días eran largos. Era muy interesante: el preámbulo y el alboroto, el correteo, pero también había esperas largas. Y esto fue mucho antes de que [existieran] los smartphones, así que me la pasaba leyendo”.
Mezcladas entre las imágenes de capas de PVC rosado eléctrico y cascadas de tul, vemos las tomas que hace Waplington de su otro foco de atención a principios de los noventa: la escena del house y el techno en Nueva York. “Era una época interesante en Nueva York. Fue antes de que comenzara la limpieza de Giuliani, y Manhattan no era esa fortaleza para los millonarios en la que se ha convertido”, dice Waplington. “Quería hacer un libro sobre el Nueva York de esa época, no sólo sobre el trabajo con Isaac. Creo que la dinámica de las dos colecciones de fotos juntas funciona muy bien. Se convierte en un documento histórico que muestra una gran época para estar en Nueva York”.
“The Sound Factory era un rematadero gay que sólo abría los domingos en la madrugada. El resto del tiempo el edificio estaba cerrado. El DJ Junior Vásquez solamente tocaba ahí. Era una locura, era muy bueno”, dice Nick. “En esa época podías fumar adentro de los edificios. Así que los rumbeaderos tenían siempre una capa densa y espesa de humo de marihuana que cubría todo”.
En los rumbeaderos se vestían zapatos de plataforma caseros tan altos que la gente tenía que usar rodilleras, se veían drag queens que brillaban en lentejuelas y lamé, y una falta de inhibición alegre y sudorosa. Las imágenes de Waplington contrastan la ropa de Mizrahi con una época en la historia del Downtown de Nueva York que ahora está sometida a una nostalgia obsesiva.
Cuando Chanel invirtió en la marca de Isaac Mizrahi en 1993, Waplington concluyó su proyecto. “Creo que querían algo más exagerado”, explica. Pero no abandonó del todo el mundo de la moda. Su siguiente proyecto, que captura la obra de Alexander McQueen, se ha convertido en uno de los documentos más perdurables del legado del difunto diseñador.
Fotografiar a diseñadores de moda mientras trabajan, nos dice Waplington, es como correr una carrera de 10 kilómetros: “Hay momentos en los que te sientes como una mierda, pero si le dedicas las horas, armar ese cuerpo de trabajo al final resulta fantástico.”