Resulta realmente sorprendente como una práctica que en civilizaciones antiguas era considerada algo normal independientemente de la orientación sexual que tuvieras ahora es algo más bien tabú, aunque por suerte poco a poco se están rompiendo las barreras del silencio.
“Para practicar el sexo anal y disfrutar con ello hace falta entrenamiento”, nos explica Gabriel J.Martín, experto en psicología afirmativa gay. “Aún es un tema muy tabú. Hay miedo al dolor, porque realmente para un buen sexo anal necesitas aprender a relajar la musculatura de los esfínteres, hay que trabajar el primer tramo del recto y si no lo haces puede ser o doloroso o poco placentero. Además es un lugar de salida de las heces con lo cual requiere una buena higiene de la zona. Sin embargo el orgasmo prostático provoca unas sensaciones mucho más intensas que el orgasmo peneano simple y además mucho más localizado en el perineo y las sensaciones son mucho más fuertes y duraderas. Eso sí, requiere de una muy buena preparación”.
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Según un estudio de Control solo el 37 por ciento del total de los españoles encuestados aseguran haberlo practicado alguna vez (el 30,2 por ciento de las mujeres y el 44 por ciento de los hombres), y como fantasía se situaría en quinto puesto por detrás del teledildonic, el trío o el role play.
Hemos hablado con varias personas para que nos explique por qué aunque en primera instancia no entre merece la pena volverlo a intentar.
Miedo al tropezón suelto
La primera vez que me propusieron hacer sexo anal iba muy borracha. “¿Lo has hecho alguna vez por atrás?”. La respuesta era no, y menos con alguien al que no conocía de nada. Pero el tío me inspiró confianza y me animé. Al principio costó un poco de entrar, pero se notaba que no era su primera vez. Me dijo que me relajara y la verdad es que funcionó. Tenía miedo de acabar con almorranas o algún tropezón suelto. La verdad es que ya son unas cuantas veces que lo he hecho y me ha sentado la mar de bien. Es una experiencia distinta y si te estimulan por la vagina y el ano a la vez puede ser realmente gratificante.
Elena, 31 años
Ni un dedito
Mi primera experiencia con el sexo anal fue un desastre. Nada de nada. Ni un dedito. Lo pruebas y ves que duele mucho. No quieres quedar como una reprimida y lo vuelves a probar. Es entonces cuando dices: culo no more. Hasta que no encuentras el momento ni la persona, es algo más bien desagradable. Pero cuando te relajas y empiezas a disfrutar poco a poco el tema va mejorando. Y sí, pensaba que no cuando lo intenté por primera vez, pero es posible tener un orgasmo cuando te dan por detrás.
Laura, 30 años
Masturbarse con un palo por el culo
Mi primera toma de contacto con el sexo anal fue hace unos años. Fui testigo en una boda y me regalaron el típico testigo de madera brillante. De repente me entró un apretón y unas ganas enormes de ser penetrado. Como no tenía nada más pensé que sería una buena idea introducirme el palo por el ano después de cagar y el hecho que el extremo fuera redondo y al haber evacuado antes ayudó mucho. Con la otra majo aproveché para hacerme una paja. Fue una experiencia brutal y de hecho a partir de aquel día se ha vuelto algo habitual para mí (no con un palo, claro). De verdad, hay que probarlo.
Jose Luís, 27 años
Dildos y consoladores anales
Lo he hecho poco pero cuando lo he hecho ha ido todo bien. La verdad es que me asustaba un poco la idea porque el tío con el que lo hice por primera vez la tenía muy ancha, pero me di cuenta que nuestro cuerpo es sabio y que como dicen algunos: “con paciencia y con saliva el elefante se la mete a la hormiga”. Con dildos y consoladores anales también lo he probado con otras chicas con las que he tenido relaciones más estables. No es que lo haga cada día pero, de vez en cuando y cuando nos apetece, es algo que suelo hacer un poco para variar.
Mery, 31 años
De comer la polla a comer el culo
Recuerdo lo típico, a los 18 años, cuando mi primera novia un día comiéndome la polla bajó hasta el ano y descubrí ese placer… Estaba muy borracho y fumado, en medio de un éxtasis indescriptible. Creo que me comió el culo durante dos horas de reloj. Sentía que había cambiado mi vida. Esta fue mi primera experiencia relacionada con el sexo anal. Luego llegó el “méteme un dedo”, lo cual duele pero también se disfruta. Nunca pasé de ahí.
Javier, 34 años
Una vez y no más
La primera vez que lo hice me la metió tan a saco que incluso me sangró la almorrana. Fue una experiencia bastante desagradable y nunca más lo he vuelto a probar. Es algo que me da como cosa, y si ya tengo otro agujero para que me la metan, prefiero que sea por ahí, la verdad.
Marta, 29 años
Se escupió en la mano y se la metió
Es algo que me gusta practicar y suelo hacer. Lo he hecho con muchas chicas que era su primera vez y lo que hacía era jugar con el ano durante los preliminares para estimularlo y ver si estaba receptiva o no. Un día una madurita sin venir a cuento de nada se escupió en la mano, me agarró la polla y se la metió como si nada. Este rollo me excitó mucho.
Pedro, 33 años
La vida no tiene sentido sin sexo anal
La vida no tiene sentido hasta que no pruebas el sexo anal. Soy homosexual desde que tengo conciencia y en mi caso el sexo anal es algo que era más fácil que experimentase frente a un chico cishetero, pero siempre me daba algo de pudor. Mi primera experiencia fue a los 16 años cuando perdí la virginidad con otro chico y pesar de que al principio fue algo incómodo, el placer que se siente es inmenso. Es como la masturbación pero más intensa. A los que les de miedo experimentarlo les animo a practicarlo. He recibido y dado sexo anal y siempre que se practique con paciencia y tacto no tiene porque ser doloroso como dicen.
Manu, 20 años