Hace poco salí con una chica muy linda e inteligente; ella se río de todos mis chistes pero luego nunca volvió a contestar mis mensajes. Terminé la cita pensando que todo había salido perfecto. Me imagino que ella pensó todo lo contrario. Quiero decir… en realidad nadie sabe lo que ella pensó, pero yo pasé los siguientes días preguntándome por eso.
Preguntarse lo que otros piensan es un problema clásico, y sobra decir que el rechazo es lo peor: cuando el teléfono no suena o la invitación no llega, es normal sentirse herido. Pero eso es normal para la mayoría de las personas, aunque no para todas. Los psicópatas, por ejemplo, no se preocupan de lo que otros piensen de ellos. Por eso acudí a uno para que me aconsejara.
Videos by VICE
El doctor James Fallon es un neurólogo de la Universidad de California. En 2006, estudiaba las estructuras cerebrales de los asesinos seriales y pronto se dio cuenta que su propio cerebro encajaba en ese perfil. Sorprendido por su descubrimiento, le preguntó a amigos y familiares al respecto, a lo que ellos respondieron que lo sospechaban desde hace tiempo.
Cuando leí esto en The Guardian supe que había encontrado al tipo indicado. James es un psicópata “pro-social”, lo que significa que tiene la suficiente empatía como para casarse y disfrutar de una vida social, pero vive sin las preocupaciones o molestias con las que la mayoría de nosotros tenemos que lidiar constantemente. Así que llamé a James para preguntarle cómo vive. ¿Cómo es la vida cuando no te importan los insultos? ¿Cómo puedo aprender a hacer eso?
VICE: Empecemos con la pregunta más amplia. ¿Cómo sientes el rechazo?
Dr James Fallon: Se siente perfectamente bien. Como dicen mis psiquiatras, mi mayor problema en la vida es que todo me importa un culo. Me dicen, “a ti simplemente no te importa nada”, y es verdad.
¿Por qué?
Simplemente sé que puedo hacer lo que quiera y que algo mejor vendrá después. Creo que esa confianza absurda me ayuda en casi todo.
Pero no en todo…
No. Soy un profesor y un científico, así que mi vida gira en torno a las probabilidades. Para mí todo es un porcentaje. Por ejemplo, si creo que la posibilidad de lograr algo es de 20 contra uno, hago 20 versiones o propuestas para asegurarme de lograr ese cometido. Al hacer eso uno también entrena las expectativas. Si las posibilidades son de 20 contra uno y solo haces un intento, podrías molestarte si las cosas no salen bien.
Así entreno a todos mis estudiantes. Les digo que hay que medir las expectativas —tanto para el éxito como para el fracaso— en tres ramas. Tienen que tener algo básico que sepan con toda certeza que va a salir bien, luego algo que implique un poco de riesgo, y por último una cosa que sea muy arriesgada. Las probabilidades de que resulte eso último son bajas, pero si se logra, la recompensa es enorme. Y creo que muchas cosas en la vida deberían abordarse así.
Tiene sentido, aunque es un método bastante rígido. En tu caso, estás más predispuesto a pensar así, ¿cierto?
Sí, y te puedo decir porqué. El giro cingulado es una de las partes del cerebro asociada con el temor y el miedo. No está comprobado que esta parte esté asociada con el rechazo, pero yo creo que es posible. En las pruebas y exámenes, esa parte de mi cerebro sale desactivada, así que tiene sentido.
¿Estás diciendo que tu cerebro no puede sentir el rechazo?
Sí, eso o que la cantidad de rechazo que siento es mucho menor a la de la persona promedio. Mis circuitos se apagan, lo cual puede ser producto de la genética y todavía nadie sabe bien cómo funciona la genética de ese sistema de circuitos. Pero otra pieza de evidencia es que si miras a la gente que sí tiene ese circuito muy activo, por lo general tienen desórdenes de personalidad. Esas son las personas que se sienten heridas y rechazadas todo el tiempo. Algunas de ellas terminan cometiendo crímenes por esto, al igual que un psicópata, pero por diferentes razones.
¿Hay alguna manera de manipular esta parte del cerebro?
Bueno, hay una investigación del año pasado que mostraba que había una droga que la desactivaba. Fue un experimento hecho en pacientes con cáncer que tenían miedo de morir. Tenían esta sensación de “me voy a morir y no va a haber nada ahí afuera”. Puro temor existencialista. Pero cuando les dieron psilocibina ese miedo desapareció.
¿Psilocibina? ¿Como hongos alucinógenos?
Exactamente, hongos alucinógenos. El estudio mostró que la psilocibina adormece gran parte del miedo psicológico, y yo diría que puede hacer desaparecer el miedo al rechazo social.
Bueno, asumiendo que la mayoría de las personas no quieren andar tomando microdosis, yo diría que trabajar directamente en el autoestima es una solución más realista. ¿Me podrías contar más de tu sentido primordial del valor personal? ¿Está respaldado por alguna evidencia?
Sí. Cuando quiero algo, casi siempre tengo éxito consiguiéndolo. Así ha sido mi experiencia.
¿Cuál vino primero? ¿La sensación de que podías hacer lo que quisieras, o la evidencia de que podías?
La segunda. Porque, si mal no recuerdo, cuando era un niño, no recuerdo haber sentido poder hacer lo que quisiera. Pero cuando llegué a mi adolescencia, empecé a sentirme así. Descubrí que si en verdad tenía ganas de obtener algo, siempre podría conseguirlo. Es decir, en este momento me veo muy mal, pero cuando era joven medía 1.82 metros y era atractivo. Era muy buen atleta, chistoso e inteligente. Así que tuve suerte en ese sentido. Podía juntar esas cualidades y obtener lo que yo quería.
¿Crees que eres mejor que los demás?
Creo que soy más inteligente y más capaz que la mayoría de las personas. No creo que sea una mejor persona, pero creo que soy más capaz y tengo mejores ideas. Pero no creo que ser superior moral ni espiritualmente.
Bueno, entonces unamos todo lo anterior. ¿Tienes algún consejo para los que están leyendo este artículo?
Con el rechazo, siempre me pregunto “¿por qué pasa esto?” Nunca pregunto, “¿por qué no valgo la pena?”. ¿Le apunté a la persona incorrecta, a la agencia que no era o al editor que no me convenía? ¿No alcancé el tono que era? Siempre es cuestión de mejorar el tono y la técnica, o saber si estás persiguiendo las cosas incorrectas. Eso es todo. Cuando me rechazan no me siento mal. Solo me pregunto, “¿cómo lo puedo arreglar?”.