Él es blanco y se ríe de sus privilegios. Hizo de la cuarentena una canción de humor y nos lanzó con ella un balde repleto de realidad. “No estoy bien”, dice Bo Burnham mirando a cámara, creando un escenario donde repiensa el confinamiento y las inquietudes de nuestras generaciones a través de la comedia. Un género que fue utilizado infinidad de veces durante la historia del audiovisual para hacer viajes introspectivos dentro de nuestra neurosis.
A partir del humor, diferentes directores intentaron mostrar el mundo real. En su momento “Tiempos modernos” de Charles Chaplin (1936), On the bowery de Lionel Rogosin (1956) o El ladrón de bicicletas de Vittorio De Sica (1948) fueron pioneras con un mensaje claro intervenido con risas, intentando hacer un paralelismo con el mundo laboral, las relaciones humanas y el capitalismo. Estas y muchas otras películas se convierten en un reflejo de nuestras vidas, en el que cada espectador reconoce el lado miserable que lo rodea frente a la pantalla.
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Seguramente, en un corto plazo, también nos toparemos con cientos de obras audiovisuales hechas en cuarentena, que hablarán de lo que vivimos durante la pandemia. Bo Burnham: INSIDE es una de ellas. Una pieza que fue guionada, producida, filmada y editada por el mismo Burnham. Un Show unipersonal que subió a Netflix a finales de mayo.
Robert Pickering Burnham más conocido como Bo Burnham explotó en YouTube a sus 16 años cuando subió a la plataforma dos canciones para compartir con su familia. A medida que la audiencia crecía continuó lanzando una línea de videos denominados “Comedia musical pubescente”, en las que trataba la supremacía blanca, el sexo y la religión. Su carrera musical fue creciendo a pasos agigantados hasta que en 2014 escribió un guión inspirado en sus problemas de ansiedad sobre el cual haría su primera película “Eighth Grade” que finalmente estrenó en 2018.
Esta película no solo trata la salud mental de la generación Z, la sexualidad y el uso de las redes sociales, sino que habla de otro tipo de encierro: la institución educativa. En ambos casos, el aislamiento es para Bo Burnham un disparador creativo en el que reflexiona sobre la soledad y los procesos de socialización con otros seres humanos.
Es difícil categorizar Bo Burnham: INSIDE. Es un musical actuado que compone una serie de monólogos de comedia, expandiendo el drama y la emoción. Lo vemos a Burnham componiendo sus canciones, cantándolas, jugando con la iluminación, hasta crear el clima esperado. Prendiendo y apagando la cámara, y mirándose a él mismo frente al monitor de su computadora. Una performance de su ansiedad con la que muchos de nosotros podemos identificarnos al instante.
“¿Deberían hacerse chistes en un momento como este?”. Con esta pregunta, el realizador abre el juego a tratar cuestiones relacionadas con nuestra salud mental durante el periodo de encierro más largo que nos tocó vivir hasta el momento.
En este caso, a diferencia de cualquier show de Stand Up, donde el personaje principal y autor de un monólogo está arriba de un escenario frente al público, aquí tal audiencia no existe. En esta pieza no se escuchan risas o aplausos sino que el desenlace de un remate está supeditado a un ambiente hostil y solitario, donde el silencio juega como compañía absoluta del protagonista.
El paisaje de la habitación nunca se vuelve amable, pero si logra crear otra dimensión, se llena de posibilidades. Todo lo que existe dentro de ese habitáculo de música y humor acumula efectos de iluminación caseros, disfraces y una decoración compuesta por elementos que funcionan como complemento de un show artístico, en un espacio desordenado, donde todo encaja de manera armónica.
En la vida cotidiana todos actuamos y asumimos roles más o menos ficticios, de acuerdo a las circunstancias. Bo Burnham: INSIDE trata sobre la cultura de Internet, intercala temáticas propias de una generación que se ríe de estos roles personificados. Empezando por un recuento de clichés en Instagram subidos por una mujer blanca, hasta la explicación sobre cómo funciona el mundo en el que vivimos, en conjunto con Soko, su calcetín.
Bo Burnham ha logrado sintetizar la vida durante el encierro a través de canciones que funcionan como una parodia a la modernidad. Un espiral que parte de una visión crítica de él mismo y su papel en el mundo. Él no solo se encuentra en el interior de una habitación, donde crea su propia puesta en escena, sino que hace un recorrido introspectivo personal. Cumpleaños entre risas y llantos a la vez, refleja el estado anímico de una persona que ha vivido el aislamiento en soledad bajo una serie innumerable de privilegios, extraña el exterior, pero teme al contacto. Desea, más que nada en el mundo, terminar su obra audiovisual, pero no sabe cómo gestionará su desenlace.
Bo Burnham mira a cámara agradeciendo a la audiencia con un cuchillo en una mano y al siguiente corte dice: “Intentar ser gracioso encerrado en una habitación. No hay mucho más para decir al respecto. ¿Se puede ser gracioso encerrado en una habitación?”. Seguro que sí. Más allá de ser otro millennial triste, el comediante ha logrado hacer una parodia extraordinaria sobre nuestra salud mental.