Hay una innegable oscuridad bajo la sombra de un dron. También conocidos como “vehículos aéreos no tripulados”, estas tácticas naves de guerra han cobrado muchas vidas, de la misma forma que han creado oposición a sus medios y métodos sumamente eficaces. Un colectivo de arte, actuando bajo el movimiento “Inside Out” del artista francés JR, ha respondido a esta naciente violencia controlada de forma remota, con la instalación de un retrato gigante de una niña pakistaní en una colina ubicada en la fuertemente bombardeada provincia de Khyber Pakhtunkhwa. De acuerdo al sitio web del colectivo sin nombre, la realidad de esta mirada es tal que blancos humanos se reducen a puntos de baja resolución en la pantalla, inspirando a los pilotos de los drones Predator a referirse a ellos bajo el apodo macabro de “bugsplats” (manchas de insectos). La idea es que si los pilotos de drones pueden ponerle caras a sus víctimas, sentirán empatía. Los artistas tienen la esperanza de que la empatía llegará hasta los responsables de las políticas, quienes tienen el poder de cambiar las cosas. Asistidos por la Foundation for Fundamental Rights(FFR), el colectivo esta llevando su mensaje con el hashtag y el sitio web, #Notabugsplat. Aldeanos locales hasta ahora han adoptado los esfuerzos de los artistas, dándole la bienvenida a defenderse con empatía y creatividad, en lugar de violencia. La imagen en la montaña es tan grande que puede ser capturada desde el espacio. Mientras la niña puede permanecer sin nombre, su rostro será inmortalizado hasta los últimos días de Google Earth—una imagen de la humanidad ante la cara de ecuaciones frías.


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