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Comida

¿Cuál es el efecto secundario de tu dieta alta en proteínas?

Por qué las proteínas producen flatulencias y cómo solucionar el problema.
Cojín de pedos rosa con fondo blanco
pixel-pig / Getty Images

Artículo publicado originalmente por Tonic Estados Unidos.

Al aumentar tu masa muscular, haces que tu cuerpo se reafirme. Ayuda a protegerte de enfermedades crónicas, a reducir el riesgo de lesiones, a disminuir la probabilidad de depresión, a mejorar tu postura y quizás a aumentar tu confianza.

El consenso científico dice que hacer ejercicio de resistencia y consumir una cantidad adecuada de proteínas, con el tiempo, te llevará a la hipertrofia –el aumento en el tamaño de las fibras musculares para así hacer crecer el músculo. Sin embargo, muchas veces las personas no saben cuánto entrenamiento de resistencia y cuánta proteína se necesitan para lograrlo.

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Mucha gente cree que entre más tiempo pase en el gimnasio y más consuma proteínas, más masa muscular logrará obtener y para algunas personas, esta estrategia podría funcionar. Pero al adoptar este enfoque de "más es más", también aumenta la probabilidad de tener dos efectos secundarios desagradables: provocar una lesión por sobreentrenamiento, o la producción de flatulencias apestosas.

Por supuesto, no necesitas comer demasiada carne para provocar flatulencias. Pero desde que me tomé en serio lo de hacer ejercicio hace más o menos un año, me ha tocado oler cosas desagradables en el gimnasio, hedores parecidos al huevo podrido. Sin saberlo, descubrí el olor del macronutriente que nunca pasará de moda: la proteína.

"La cantidad de proteínas que ingieren las personas puede ser más de lo que su intestino delgado puede absorber en una sola sentada", dice David Kunkel, profesor clínico asistente de medicina en la Universidad de California en San Diego. Mientras que el intestino delgado facilita el trabajo de los carbohidratos, la descomposición de las proteínas requiere un poco más de esfuerzo. Si el intestino delgado no puede procesar toda la proteína a medida que pasa, el asunto se pude volver bastante apestoso, dice.

"Cualquier porción de la proteína que el intestino delgado no absorba por completo llegará al colon", dice Kunkel. En el colon se esconden trillones de bacterias, listas para devorar lo que se les presente. A medida que lo hacen, realizan un proceso metabólico conocido como fermentación. "Un resultado de la fermentación son los gases como el sulfuro de hidrógeno", dice. Cuando estos gases son expulsados de nuestros cuerpos en forma de pedo, nuestras narices lo detectan.

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El vínculo entre el consumo de proteínas y la construcción de masa muscular se conoce y se ha puesto en práctica durante mucho tiempo. Y gracias a estudios como este, que han criticado la idea de que hay un límite en la cantidad de proteínas que el cuerpo puede usar para mantener o aumentar la masa muscular, las personas que buscan aumentar el músculo probablemente no dejaran de hacerlo pronto. Sin embargo, el ayuno intermitente ya es muy común entre los amantes del gimnasio. El ayuno intermitente es cuando comes todas las calorías diarias en un tiempo de alimentación designado. La variante más popular implica 16 horas de ayuno y ocho horas en las que puedes comer. No obstante, las versiones más extremas, que han demostrado tener algunos beneficios para la salud, también están ganando terreno, especialmente entre los asistentes al gimnasio.

Kunkel, quien también es portavoz de la Asociación Americana de Gastroenterología, dice que comer todas tus proteínas en un periodo de tiempo de alimentación más corto es lo mismo que llenarte de problemas con flatulencias. Dividir las proteínas en tres o cuatro comidas espaciadas uniformemente a lo largo del día reduciría la probabilidad de que los asistentes al gimnasio se lleven sorpresas olorosas.

Aquí un par de cosas que pueden hacer para solucionar el problema:

Lo primero es tratar de reducir las fuentes de proteínas que contienen altas cantidades de metionina y cisteína, dice el dietista registrado en la ciudad de Nueva York, Jonathan Valdez. "Estas son proteínas comunes que contienen azufre que se encuentran en las proteínas que causan los olores apestosos en los pedos", dice. Hay que controlar la ingesta de carne de res, pavo, pescado, huevos, soja, productos lácteos, frijoles, nueces, queso, mariscos y cordero por su alto contenido en metionina. Los huevos, los productos lácteos, la carne de cerdo y aves de corral, pimientos rojos, brócoli, cebollas, ajo, lentejas, el germen de trigo, las coles de bruselas, la avena y el germen de trigo tienen un alto contenido de cisteína.

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Okay, esto probablemente no funcionara con los amantes del ejercicio. Pero hay otra opción que no es tan drástica: "Tal vez, es más importante lo que comes junto con la proteína que el tipo de proteína en sí, en particular, las sustancias que no se pueden absorber como los FODMAP", dice Kunkel.

Los FODMAP son carbohidratos de cadena corta y alcoholes relacionados, que son mal absorbidos en el intestino delgado, como ciertas frutas, verduras, legumbres, productos lácteos y edulcorantes artificiales, pero lo primero que menciona Kunkel es la miel.

Ya que los aficionados del gimnasio no pueden ni acatar ciertas reglas como limpiar el equipo que usen y tratar de no hacer ruidos extraños mientras levantan pesas, es poco probable que dejen de comer tantas proteínas o aprendan a dividirlas. Entonces la mejor solución sería tratar de reducir los daños.

La ropa interior que filtra los pedos y las almohadillas desechables que capturan el hedor ya están a la venta, pero estas últimas se comercializan como un regalo de broma. Sería bueno que los aficionados a la proteína recurrieran a estas soluciones para evitar que el resto de nosotros se vomite en el gimnasio.