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'Vagina dentada' es la peli feminista que los machistas quisieron sabotear

Su productora y el director nos cuentan cómo la cinta superó un estreno muy accidentado y se ha convertido en título de culto entre el público femenino joven.
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Foto cortesía de Joyce Pierpoline

“A lo mejor estoy hablando con alguien, le digo que hice Vagina dentada ¡y de repente a esa persona le cambia completamente el lenguaje corporal!”, exclama Joyce Pierpoline.

Estoy entrevistando a la productora de la comedia de horror de culto Vagina dentada (2007) en la Academia Británica del Cine y la Televisión, en Londres. A mi alrededor, ejecutivos de la industria enfundados en trajes carísimos trabajan concienzudamente en sus MacBooks o brindan por futuros acuerdos.

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Pierpoline luce el cabello oscuro, voluminosas joyas de plata y unas zapatillas de aspecto esponjoso. Continúa el relato, más entusiasmada. “Entonces se apartan de mí —se inclina hacia atrás cruzando las piernas, a modo de demostración— y dicen: ‘Ah, ¿tú eres la productora?’”.


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Ha pasado más de una década desde que la comedia de terror de bajo presupuesto Vagina dentada se estrenara en Sundance con una acogida muy positiva por parte de la crítica (su protagonista, Jess Weixler, fue galardonada con el premio especial del jurado a la mejor interpretación). Escrita y dirigida por Mitchell Lichtenstein, hijo del célebre artista pop Roy Lichtenstein, la película narra la historia de Dawn O’Keefe, una estudiante de instituto que abraza y profesa la pureza sexual.

El film arranca con una escena en la que O’Keefe y su hermanastro, Brad, están en una piscina hinchable; ahí conocemos el secreto de O’Keefe: tiene la vagina dentada. Brad intenta acosar a su hermana y acaba con una mordedura en el dedo. Vagina dentada muestra la lucha de la joven por mantener la pureza en una sociedad obsesionada con el sexo y por eludir el acoso de su hermanastro y los intentos de violación de sus compañeros de clase. Entretanto, debe cuidar de su madre, cuya enfermedad parece estar relacionada con la planta nuclear junto a la que O’Keefe pasa en bicicleta de camino a la escuela.

"Vagina dentada muestra la lucha de la joven por mantener la pureza en una sociedad obsesionada con el sexo y por eludir el acoso de su hermanastro y los intentos de violación de sus compañeros de clase"

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La película es una crítica poderosa e incisiva a la cultura de la pureza, los privilegios del hombre, el consentimiento y la violencia sexual en Estados Unidos. Sin embargo, su éxito mayoritario con la crítica no se vio reflejado en la taquilla, y tras un estreno limitado en 2008, Vagina dentada apenas recaudó 2 millones de dólares. Lo más inquietante quizá sea que fue superada por 27 vestidos, de Katherine Heigl, una infumable y torpe comedia romántica sobre una dama de honor perpetua. Sin embargo, con el tiempo, Vagina dentada fue adquiriendo mayor relevancia, como una dentadura en un vaso de agua.

Eso no quiere decir que de repente ahora la película guste a todo el mundo. Una crítica feminista de renombre con la que contacté para este artículo se negó a hablar de la cinta porque había sido escrita y dirigida por un hombre. Opinión que también comparte Alexandra Heller-Nicholas, que dedica un capítulo de su libro Rape-Revenge Films: A Critical Study (2010) a hablar de ella. “El hecho de hablar del femenino monstruoso no te da acceso libre al canon del cine de terror”, nos dijo en un mail.

Vagina dentada parte de un concepto muy bueno para una película, pero el resultado final parece tener menos que ver con la mujer y su cuerpo y más con lo que el cuerpo femenino puede hacer a los hombres”. Hay partes de la película que han envejecido muy mal con respecto a la evolución de nuestro concepto del consentimiento. Me refiero en concreto a una escena en la que Ryan, compañero de clase de Dawn, le da un sedante antes de masturbarla con un vibrador (un error que el propio Mitchell Lichtenstein reconoce abiertamente en nuestra conversación).

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Pese a todo, incluso después de una década, Vagina dentada sigue atrayendo a nuevos fans, sobre todo gracias a la capacidad del streaming en línea de llegar al público más joven. “Estaba en casa de una amiga en Nueva Jersey”, explica Pierpoline, “y su hija de 16 años me preguntó, gritando: ‘¿Tú hiciste Vagina dentada? ¡A mí y a mis amigas nos encanta esa peli!’. Se le iluminaba la cara mientras me contaba que en el preestreno estuvieron repartiendo pósteres de la película a una multitud de devotas fans. “Fue una sensación muy agradable”.

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Dawn O’Keefe, interpretada por Jess Weixler. Foto cortesía de Joyce Pierpoline

“En aquella época tenía un mánager que me decía, ‘No se lo enseñes a nadie [el guion]’”, me cuenta Lichtenstein por Skype desde su casa de Maine. “‘Cualquiera que lea esto no querrá leer nada más de lo que escribas’", agregó. ¿Por qué? “Supongo que porque la industria del cine sigue estando dominada por hombres a los que no les hace gracia la visión de penes amputados. A la mayoría no les gusta”. Por eso la película se financió completamente con capital privado. Todos los estudios a los que acudieron Lichtenstein y Pierpoline —incluso los europeos pensando que serían más liberales con el tema de las vaginas— rechazaron el guion.

Mientras que el mensaje más claro que lanza la película es que los capullos acaban con los genitales devorados por los perros, el mensaje secundario es que los hombres intentarán poner todo tipo de trabas a tu película sobre una vagina dentada, desde el primer momento hasta la producción y la posproducción. (Por cierto, ningún animal ha sufrido daños durante la grabación de Vagina dentada, y el piercing del frenillo lo hicieron en una panadería local con azúcar).

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"El mensaje más claro que lanza la película es que los capullos acaban con los genitales devorados por los perros, el mensaje secundario es que los hombres intentarán poner todo tipo de trabas a tu película sobre una vagina dentada"

Incluso cuando la financiación estaba asegurada, la grabación de Vagina dentada fue un proceso extenuante. “Necesitábamos grabar en una localización de hospital, una escuela y una casa”, recuerda Lichtenstein. Antes de la grabación, él y Pierpoline viajaron a Austin en busca de localizaciones. Un representante de la ciudad los acompañó encantado a varias posibles candidatas hasta que se enteró de la trama de la película que pretendían grabar.

“Se leyó el guion en el tiempo que pasó entre que nos enseñó las localizaciones por la mañana y nos vino a recoger por la tarde. No solo nos dijo que no nos ayudaría, sino que había llamado a todos los sitios en los que habíamos estado para advertirles de que era una película pornográfica y que no nos dejaran grabar”. Inasequible al desaliento, el equipo de grabación siguió buscando hasta encontrar localizaciones alternativas en la ciudad.

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El director Mitchell Lichtenstein: ‘O el estudio no lo pilló, o era pura misoginia’. Foto cortesía de Joyce Pierpoline

Está claro que Vagina dentada no es porno. Tampoco es cine de terror, realmente. El hecho de que Dawn pueda castrar a los hombres —como demuestran las múltiples escenas en las que se ven caer al suelo penes sangrientos— no la convierte en un monstruo. Su vagina dentada solo actúa cuando la intentan violar; en cualquier otro caso, es perfectamente capaz de mantener relaciones sexuales consensuadas. Como era de esperar, esta metáfora sobre el consentimiento acabó perdiéndose entre las críticas (mayormente) masculinas de la película. Esta es la reseña del crítico Jim Emerson sobre una escena de violación fundamental en la trama:

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Como son unos salidos sin principios que no aceptan un “no” por respuesta, la película sugiere que se merecen lo que les pasa. Sin embargo, cuando la primera víctima de Dawn mira hacia abajo y comprueba que no es ni la mitad de hombre que solía ser, parece realmente dolido, tanto por el rechazo como por la castración. De una forma sangrienta, pesadillesca, propia del amor juvenil, la escena llega a resultar conmovedora.

La escena que describe Emerson se desarrolla en una cascada, donde un beso consentido entre Dawn y su compañero de clase, Tobey, deriva en un intento de violación. Vemos a Dawn intentando zafarse de su atacante en lo que claramente es una agresión sexual violenta. Sin embargo, Emerson resta importancia a los actos de Tobey diciendo que son fruto de la fogosidad del “amor juvenil” y convirtiéndolo a él, y no a Dawn, en la “víctima”.

Al igual que Emerson, los ejecutivos de la industria del cine no entendieron, o no quisieron entender Vagina dentada. “O el estudio no lo pilló, o era pura misoginia”, señaló Lichtenstein. “La distribuidora [Roadside Attractions], pese a mis objeciones, quería comercializar la película bajo el género de terror, y creo que se intentó vender al público equivocado. Lo fastidiaron.

“Lo bueno es que de esta forma la gente tiene la sensación de descubrir la película por sí misma y no de que se la están imponiendo a golpe de promoción. Se enteran por el boca a boca, una manera mucho más auténtica de descubrirla”.

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A la hora de dar nombres concretos, Pierpoline tampoco se corta demasiado. Aunque han pasado más de diez años, sigue indignada por cómo se gestionó todo el asunto del estreno de la película. “Habría sido de mucha ayuda que Lionsgate hubiera hecho una campaña de marketing distinta, con más inversión y haciendo más ruido”, señala. Cuando se estrenó Vagina dentada, muchos estudios estaban intentando imitar la fórmula de éxito que habían resultado ser las películas del género slasher como Saw; Saw 3 se estrenó un año antes que Vagina dentada lo hiciera en Sundance. “Lionsgate había hecho muchas películas como Saw, pero la nuestra no tenía nada que ver”.

Pierpoline coge un iPad y me enseña la campaña de marketing que habían creado originalmente para promocionar la película. “Queríamos que tuviera un aspecto así, más mono”, me explica mientras me muestra un póster publicitario que ella y Lichtenstein diseñaron. En él aparece Weixler, mordiéndose el labio y con expresión burlona mientras intenta taparse la entrepierna con una camiseta en la que se lee: “Aviso: El sexo lo cambia todo”. Tapando la zona hay una enorme estrella dorada como la que el profesor de biología creacionista de Dawn usa para censurar la página de un libro de texto sobre el sistema reproductivo femenino.

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El cartel alternativo de ‘Vagina dentada’. Imagen cortesía de Mitchell Lichtenstein

El cartel es radicalmente distinto al que finalmente eligió la distribuidora. El póster de Pierpoline y Liechtenstein muestra a una heroína con el pelo despeinada con la que es fácil identificarse, y su tono da a entender a las claras que Vagina dentada es tanto una cinta cómica como de terror. Por otra parte, el cartel escogido por la distribuidora tiene un estilo más en la línea de los estereotipos convencionales del cine de terror: Dawn aparece tumbada en una bañera blanca, con la cara totalmente inexpresiva. No hay rastro alguno de la agudeza o inteligencia que Weixler aporta al personaje y que queda patente en el primer cartel. Bajo esta imagen, la palabra Teeth (título original en inglés) escrita con letras rojo sangre sobre un fondo negro.

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Cuando se estrenó Vagina dentada, yo era una adolescente, y recuerdo descartar verlo porque según el cartel, parecía ser una película de miedo. Cuando se lo comento a Pierpoline, durante una fracción de segundo sus ojos se oscurecen y en su rostro se refleja la indignación. “Creo que era una película adelantada a su tiempo, y la campaña de marketing con la que salió le hizo un flaco favor. La gente no se atrevía a verla de buenas a primeras”.

"Está claro que Vagina dentada no es porno. Tampoco es cine de terror, realmente. El hecho de que Dawn pueda castrar a los hombres no la convierte en un monstruo"

Ahora, Pierpoline y Lichtenstein están negociando una adaptación televisiva de la película. Pese a que el tiempo se ha mostrado amable con la cinta, sus creadores siguen recibiendo muchas negativas. Al parecer, una serie de televisión de Vagina dentada hoy sigue resultando igual de indigesta para los ejecutivos de Hollywood como lo era en 2007.

“Nos gustaría convertirla en una serie de televisión en la que Dawn fuera una especie de ángel vengador, estilo Dexter, pero creo que la gente todavía no está preparada”, explica. “Sigue habiendo muchos hombres al mando de agencias y departamentos y sigue siendo una serie sobre vaginas”.

Como ya pasó con el agente de Lichtenstein en 2007, esta vez los ejecutivos de la industria han intentado convencer a Pierpoline de que un remake de la película en formato de serie de televisión sería muy mala idea. Sin embargo, Pierpoline se niega a tirar la toalla. “¿Pero por qué no?”, exclama. “Es original. Es divertida. Su protagonista es una mujer fuerte”.

Pierpoline es una luchadora y no tiene intención de rendirse. Antes de irme, me sorprendo prometiéndole que le enviaré un contacto de VICE para que le haga la propuesta del remake televisivo. “Entonces, espero noticias tuyas”, responde con firmeza. ¿Quién sabe? Quizá algún día Dawn O’Keefe regrese para morder alguna polla más.

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