Anoche, los Rockets dieron un partido para el olvido. Se suponía que el Juego 6 sería un choque emocionante, ya que los Rockets jugaban en casa y tenían la oportunidad de alargar la serie a un séptimo encuentro. Pero Houston decidió echar todo por la borda y se conformó con una paliza de 114-75 ante los Spurs de San Antonio. En resumen, James Harden tiró a la basura su brillante temporada y candidatura al MVP.
Y no exageramos. Harden tuvo tres veces más entregas de balón que tiros de campo (seis contra dos), dos tiros libres fallados y seis faltas personales. Su primer tiro encestado llegó hasta el minuto seis del segundo cuarto. Lo más cercano a su paupérrimo partido es la era de los Rockets con Dwight Howard, pero ni siquiera Howard se lo merece.
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Fue tal el shock del bajo nivel de Harden que la gente comenzó a especular si le había ocurrido algo. En el descanso, los reporteros cuestionaron al entrenador Mike D’Antonio si Harden estaba enfermo o lesionado. Algunos afirmaron que Harden estaba sufriendo las secuelas del golpe en la cara que recibió en el Juego 5. Y otros más (locos) comentaron que Harden parecía haber jugado drogado o bajo los efectos de algún medicamento.
Como haya sido, los Spurs hicieron su chambita y pasaron a las Finales de la Conferencia Oeste, mientras que los Rockets presenciaron un estadio semivacío en los últimos minutos del encuentro.
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