Gracias, Canadá: cómo un frío de la hostia dio origen al baloncesto

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Los inviernos en el estado canadiense de Nueva Inglaterra acostumbran a ser una brutalidad, y 1891 fue uno de esos periodos helados que obligaban a todo el mundo a encerrarse en casa. Los niños del YMCA de Springfield, Massachusetts, se inquietaban cada vez más y los profesores empezaban a desesperarse, pues no sabían cómo lograr que los alumnos descargaran su energía.

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En medio de estas circunstancias aparece el nombre de James Naismith, que, ante las exigencias del momento, se sacó de la manga un deporte que se acabaría convirtiendo en uno de los más populares a nivel mundial.

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Almonte ya no existe, pero a finales del siglo XIX era un pequeño pueblo al este de Ontario, una de las provincias más importantes de Canadá. Ahí fue donde nació Naismith, treinta años antes de que se inventará el baloncesto.

El joven Naismith estudió Educación Física en la Universidad de McGill en Montreal: allí destacó como un atleta versátil en diferentes deportes y acabó convirtiéndose en el primer director de educación física de la universidad.

Poco después, Naismith se mudó a Massachusetts para convertirse en profesor del YMCA de Springfield —no sabemos si allí conoció a Monty Burns— y le tocó vivir el famoso invierno de 1891 con un grupo de niños impacientes y agitados por no poder salir de las aulas.

A Naismith se le encargó configurar una actividad física en el que se pudieran distraer los estudiantes sin que tuviera mucho contacto físico, que no requiriera mucho espacio y en el que los atletas del equipo de la escuela pudieran mantenerse en forma. Solo le dieron dos semanas.

El resultado, después de varios intentos fallidos, fue una versión primitiva de nuestro querido baloncesto. El primer partido se jugó en diciembre de 1891; los primeros jugadores de la historia fueron diez afortunados niños canadienses que pudieron salir de las aulas.

A pesar que las reglas del juego eran muy diferentes a las actuales —no se podía botar la pelota y solo se podía avanzar mediante pases entre los jugadores—, el deporte rápidamentegeneró una gran afición.

Varias décadas después, Naismith explicó como fue ese primer partido en una entrevista de radio que transcribió The New York Times:

“Clavé dos canastas de durazno a cada extremo del gimnasio y les dije que la idea era lanzar el balón dentro de la canasta del equipo contrario. Después del silbido inicial, los niños empezaron a empujarse, darse patadas y golpearse cuando se encontraban. Terminaron en un tumulto en medio de la pista del gimnasio”.

“Ciertamente fue un homicidio”, continuó Naismith en un tono de exageración, pero realmente así fue, porque los jugadores acabaron con varios ojos morados, un hombro dislocado y un niño gasta quedó inconsciente.

Después de ese primer partido se cambiaron algunas reglas, como la de que no se debía correr con el balón, y se penalizaron los golpes y el forcejeo que llevaba a las lesiones. “Probamos las nuevas normas y no tuvimos ni un solo lesionado”, explicó Naismith.

Steve Nash, héroe del baloncesto procedente de la auténtica patria de este deporte: Canadá. Imagen vía WikiMedia Commons

Han pasado muchos años desde entonces; durante este tiempo, Estados Unidos se convirtió en la Meca del baloncesto. Canadá, sin embargo, siempre ha estado presente en la NBA: el primer partido de esta competición, de hecho, se jugó en Toronto entre los Huskies y los New York Knicks.

Canadá también ha dado grandes jugadores, como Steve Nash, que incluso fue MVP del torneo norteamericano en dos ocasiones —2005 y 2006—. Nash no logró el anillo, pero otros jugadores canadienses sí que lo lograron, como Rick Fox, Bill Wennington o Joel Anthony. Actualmente la nueva generación canadiense está liderada por Anthony Bennett y Andrew Wiggins, que en 2015 ganó el premio al Rookie del Año con los Timberwolves de Minnesota.

A día de hoy solo queda una franquicia en Canadá, los Toronto Raptors: el equipo de la capital de Ontario nació oficialmente en la temporada 1995-96 junto a otro equipo canadiense, los Vancouver Grizzlies. Como en cualquier expansión, los equipos nuevos pasaron por dificultades al principio: a los Raptors les salvó la llegada del explosivo Vince Carter… pero los Grizzlies no tuvieron tanta suerte y terminaron trasladándose a Memphis.

Curiosamente, hoy Carter juega en el equipo de Tennessee, confirmando que el baloncesto es totalmente impredecible. A sus 39 años, Vinsanity está lejos del nivel que mostró en la primera década de los 2000… pero de vez en cuando aún nos deja alguna alegría.

Los Raptors, por su lado, siguen protagonizando buenas actuaciones después de dos épocas de reestructuración: a día de hoy están ofreciendo resistencia a los Heat de Miami en las semifinales de la Conferencia Este. Si consiguen superar a los Heat, los Raptors se enfrentarían a los poderosos Cleveland Cavaliers de LeBron James en la siguiente ronda.

Siendo realistas, es muy difícil que los Raptors aguanten el tipo frente a los Cavs, que han endosado sendos 4-0 a los Detroit Pistons y a los Atlanta Hawks en las eliminatorias precedentes. No obstante, la presencia del equipo de Toronto al menos nos ofrece campañas como la brillante #WeTheNorth de hace un par de años… y las actuaciones de DeMar DeRozan y Kyle Lowry, por supuesto.

Sí, los inventores del baloncesto tal vez no sean tan competitivos como los Golden State Warriors o los San Antonio Spurs, y tal vez no tengan un LeBron James que pueda llevar él solo a un equipo a la gloria… pero el carisma lo conservan intacto. ¡Larga vida a Canadá!

Sigue al autor en Twitter: @DjatmikoWaluyo