Lost Coast: fotografías del nuevo libro de Curran Hatleberg

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Lost Coast: fotografías del nuevo libro de Curran Hatleberg

Lost Coast , el libro de fotografías que Hatleberg acaba de publicar, es una muestra de su paciencia y de su capacidad de observación.

Este artículo pertenece a la revista de septiembre de VICE

Ahora mismo, Curran Hatleberg vive en algún lugar del norte de Florida, durmiendo en su coche o en el sofás de algún colega. Esa forma de vida nómada no le resulta extraña a este fotógrafo de 33 años: antes de llegar a Florida se pasó seis meses viajando por todo el suroeste de Estados Unidos en un tráiler. Desde siempre, su método de trabajo fotográfico se ha basado en ese vagar sin rumbo; conduce sin destino fijo hasta que encuentra un escenario que le llama la atención. "Busco algo que me haga sentir la necesidad de bajarme del coche y caminar", explica Hatleberg. "A veces es algo tan sencillo como la gente que hay en los alrededores. Me dirijo a ellos con la cámara en mano y me presento, y luego paso algo de tiempo con ellos". Ello contribuye a la inmediatez y la espontaneidad que caracteriza las fotos de Hatleberg: "Llega un punto en que la gente se olvida de que estás ahí y regresa a lo que fuera que estaba haciendo antes".

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Lost Coast , el libro de fotografías que Hatleberg acaba de publicar, es una muestra de su paciencia y de su capacidad de observación. El año pasado, Hatleberg decidió tomarse un respiro de sus viajes y se dedicó a dar clases de fotografía en el College of the Redwoods en Eureka (California) y a fotografiar a los residentes y los paisajes de los pequeños pueblos del condado de Humboldt. "Nunca había estado ligado a un mismo lugar durante tanto tiempo", me dijo. "Cambió radicalmente mi manera de trabajar". Así, no es de extrañar que en las fotografías de Lost Coast no aparezca la población estacional de Eureka; los miles de neo-hippies y bohemios con rastas salidos de las facultades de Bellas Artes que llegan hasta aquí para cosechar marihuana en alguna de las muchas granjas por las que es conocido el condado de Humboldt. Sus fotos se centran en los residentes fijos, muchos de los cuales son personas ferozmente independientes, que han escogido aislarse tras la denominada "cortina de secuoyas" a pesar de las pésimas condiciones económicas que vive la región.

Aun así, las fotografías transmiten una atmósfera psicoactiva en gran parte debido a la diferencia en escala que provoca la naturaleza de los viejos bosques y la característica luz teñida de neblinas de la costa del norte de California. "Aquí el paisaje es muy psicodélico", explica Hatleberg. "Posee una aura majestuosa, prehistórica; la grandeza de la naturaleza es lo que me cautivó de estos parajes; la presencia abrumadora de las secuoyas que se asoman a los acantilados sobre el Pacífico. Es de una belleza incomparable. Y aun así, es un lugar de extremos. Bajo la grandeza de la naturaleza se esconden los problemas típicos de la vida en comunidades pequeñas, como la drogas o las penurias económicas. La gente vive en una especie de estado onírico, en parte debido a la mitología del noroeste del Pacífico. La niebla lo cubre todo y nada se muestra tal y como es. Para mí, este lugar aún sigue siendo todo un misterio".

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—MATTHEW LEIFHEIT

Curran Hatleberg es el ganador de la beca de 2015 de la Fondo de Emergencia de la Fundación Magnum y de la beca de 2014 de la Fundación Aaron Siskind Foundation. Estas fotografías son una selección de las más de 60 imágenes que se incluyen en su primer libro, Lost Coast, publicado por TBW Books.