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George Lois: Esquire Art & Copy Sí, ese documental de PBS sobre agencias creativas.
Esquire Esquire ¿Se siente esa gente decepcionada al averiguar que el grueso de su trabajo lo ha realizado para la demoníaca industria de la publicidad?
Psicosis y El hombre del brazo de oro Esquire pssssss ¿Tenía alguna idea de cómo era en Esquire el proceso de selección de portadas antes de encargarse usted? ¿Lo decidía un comité o algo por el estilo?
Buena definición. ¿Cómo logró imponerse a esas orgías de malas ideas?
Esquire Algunos de los más memorables anuncios y portadas de George Lois para Esquire. ¿Y él qué respondió?
Esa portada fue la que evocaba el combate por el título de los pesos pesados entre Floyd Patterson y Sonny Liston, ¿me equivoco? Usted eligió a Liston, a quien todos los pronósticos vaticinaban como perdedor.
Lo que me gustaría saber es el grado de confianza que tenía Hayes en todo esto. Hoy en día no hay editores con unos huevos tan grandes. Ni tan sólo estoy seguro de que un editor quisiera llegar hasta ese punto, debido a lo del grupo de decisiones, o palos de ciego, del que hablaba antes. La mayoría de editores son tan entrometidos y paranoicos que algo así jamás iría más allá de la mesa de diseño.
¿Tenía usted total manga ancha para hacer lo que quisiera? Algún tipo de proceso debía haber durante el que discutieran ideas para posibles portadas.
¿Cuáles son los principios que determinan una buena portada para una revista?
Leibowitz at Work Rolling Stone No deberías mirar una portada y pensar demasiado Vanity Fair New Yorker De modo que captó usted la atención de algunos de los editores más importantes del mundo y pasaron por alto sus consejos. Eso está probado. No deja de ser para mí un pequeño consuelo.
Esquire Vanity Fair New Yorker simula con mímica estar aplaudiendo ¿Y cómo acabó la cosa?
Es triste y absurdo que la mayoría de publicaciones dediquen a calcular el potencial atractivo de la propaganda que ponen en portada un dinero que podrían destinar a financiar buenas historias o cualquier otra cosa remotamente útil.
Vanity Fair ¿Cree que parte del problema es que las revistas temen perder anunciantes y lectores si no eligen portadas que apelen al más bajo común denominador?
¿Ha visto en los últimos años alguna portada, aunque sea sólo una, que le haya gustado?
New Yorker En cierto sentido, tengo la misma sensación con los anuncios. Tengo la teoría de que en las agencias creativas –y hay excepciones, sobre todo fuera de Estados Unidos– falta convicción y sobra desidia. Juegan sobre seguro y aumentan los márgenes de beneficios realizando un trabajo mediocre a sabiendas de que algún necio de marketing tendrá que gastarse el presupuesto a finales de año. No hay nadie que tenga las narices de decir algo provocador. ¿Qué era distinto en los años 60?
Vale, pero, ¿era la gente, en general, menos pusilánime a la hora de probar cosas nuevas? ¿O quizá es que todas las buenas ideas se han utilizado ya y hemos entrado en una era de ubicua mediocridad?
creatividad Entonces, ¿no hay nadie que esté hoy haciéndolo bien?
Pero parte de la publicidad se basa en el proceso de colaboración, ¿no? Se necesitan más de una o dos personas para filmar un anuncio de televisión.
Las agencias creativas de hoy tienden a poner la creatividad que se les presupone por encima de los relativos méritos del producto que están vendiendo. Esto da como resultado anuncios que parecen sketches cómicos o anuncios-mascarada en los que la marca a vender está camuflada. ¿Qué ha pasado con aquellos anuncios que explicaban cómo un determinado desodorante va a hacer que mis sobacos huelan menos o por qué un vehículo concreto está mejor construido que los otros? Y lo peor son las enormes sumas que se gastan en hacer esa seudopublicidad.
¿Y quién tiene la culpa de esto?
Entonces, ¿cuál es el secreto para hacer un buen anuncio?
El epítome de este tipo de mnemónicos, al menos para mí, es la campaña “Quiero mi MTV” que hizo usted. Es un ejemplo de primera de cómo la publicidad puede cambiar el curso de la cultura popular. La MTV estaba entonces en la cuerda floja. No tenía espectadores, las compañías discográficas creían que los vídeos musicales acabarían con su negocio y la gente que tocaba o escuchaba rock se la tomaba a guasa. Aquella campaña de anuncios le dio la vuelta a la tortilla. Siempre me he preguntado cómo las estrellas del rock accedieron a aparecer en los anuncios. ¿Les tiró un buen fajo de billetes?
¿Y cómo lo logró?
¡Le convenció!
creo Espero ¿Alguna vez ha sido usted espectador habitual de MTV?
realities reality shows Jersey Shore Investigando para hacer esta entrevista me enteré de que en 1983 ganó usted el premio MTV al mejor vídeo del año con “Jokerman”, de Bob Dylan. Es el único vídeo que ha dirigido hasta ahora. ¿Cómo surgió la oportunidad? ¿Le buscó Bob Dylan?
USA Today Y le enroló.
Es decir, que ya había una conexión entre Dylan y yo. La primera vez que escuché “Jokerman” pensé, “¡Cristo! ¡Cada estrofa es bíblica!” Cada una de ellas me hizo pensar en una imagen de la historia del arte. Durante los dos días siguientes estuve haciendo un storyboard. Las páginas con las viñetas las dejé colgadas en una sala oscura, y un día apareció Bobby. Le expliqué que el vídeo mostraría 5.000 años de historia del arte. Empecé a leer las estrofas de la canción, explicándole la obra de arte que acompañaría a cada una. Había leído alrededor de 20 cuando Bob dijo, “Tenía casi todas estas imágenes en la cabeza cuando escribí esas líneas”. Graham estaba en la parte trasera de la habitación. Apenas se le podía ver, pero de repente salió de las sombras como Orson Welles haciendo esto [mueve la mano simulando una masturbación]. Después volvió a la oscuridad. ¡Vaya imagen!
Hablando de cosas que salen en televisión: ¿qué programas le gustan? Apuesto a que es un gran fan de Mad Men.
[con mirada exasperada] ¿Has leído lo que escribí para Playboy?
Sí, se ciscaba en la serie a base de bien. Estaba bromeando.
Lo divertido es que en la portada dice algo como “George Lois escribe sobre Mad Men”, y debajo, que es “un homenaje de ocho páginas a las secretarias desnudas y los Martinis fríos” y bla, bla, bla. Mucha gente que me conoce desde hace tiempo, al ver cómo se había editado esa portada, pensó, “Oh, Dios mío, ¡George homenajeando Mad Men!” Todos odian Mad Men a muerte. A mí me pone furioso. Lo único que tienen los personajes en la cabeza es echar un polvo, follarse a sus secretarias y beber todo el día. No hablan de que nadie tenga ningún tipo de talento. Le dije a alguien que tal vez yo criticaba la serie del mismo modo en que los de la Mafia probablemente critiquen Los Soprano. Es probable que los mafiosos vean la serie y se partan el culo diciendo, “No es así como lo hicimos” como yo veo Mad Men y digo “Eso es una chorrada”. Pero sé que tengo razón [risas].
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