Las mamás que toman MDMA

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Las mamás que toman MDMA

Estas mamás están criando a sus hijos con paz, amor, unidad y respeto. ¿Qué podría estar mal con eso?

"Cómete esto". Nicole me pasa una piedrita cristalina de MDMA y su cerveza. Es sábado, 1 a.m., en el "Gran Salón de Baile" del Webster Hall. Un DJ está de pie en el escenario principal frente a un portátil, suena el principio de una canción de techno que suena como cualquier otra canción de techno. La música está en sincronía con una pantalla de explosiones de colores ondulantes. Volteas a mirar hacia cualquier dirección y encuentras tipos en trance maravillados con unos guantes que alumbran.

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Un tipo grande con un tapabocas de cuentas aparece ocasionalmente en la periferia. Su nombre es Kirby y veo cuando Nicole comienza a intercambiar accesorios con él. Entrelazan los dedos y Nicole se suelta una de las pulseras de cuentas que tiene en el brazo y se la pone a él. Gran parte de la habitación está poblada por adolescentes excitados que se frotan entre sí. Comparada con los festivales de varios días de música electrónica sobre los que Nicole me ha contado —en los que los ravers se ponen sus pintas más dementes, meten drogas por días enteros y se jactan de la posibilidad de ser llevados a urgencias— esta es una noche amateur. De cualquier manera, Nicole me asegura que la fiesta hasta ahora está empezando.

Después de decirme eso, se aleja bailando y se pierde en la extraña mezcla de asistentes. Las luces multicolor proyectadas desde el escenario suspenden a todo el mundo en un brillo indiscriminado, incluyendo a Nicole. Nadie —especialmente los tipos que intentan bailar detrás de ella en un flujo continuo—jamás adivinaría que ella es la mamá de dos niños. ¿Por qué habrían de hacerlo?

Nicole intercambiando accesorios con Kirby.

Ser una mamá, incluso la mera sugerencia de volverse una, llega con preguntas interminables y ataques. Como lo señala Joyce Trebilcot en el prefacio de su antología Mothering, el concepto de maternidad "es central para toda mujer bajo el patriarcado, así nos preocupemos o no por los niños". Una vez uno decide tener hijos, se vuelve una cuestión del cómo. ¿Cómo debería ser una madre? Todas tienen opiniones encontradas. La sección de estilo del New York Times te haría creer que las mamás ejemplares están clamando a gritos por los mejores coches para bebés que se puedan comprar, matándose entre ellas para lograr que sus hijos ingresen a una guardería de vanguardia, y comiéndose su placenta. Espera, no. Eso último ya no está de moda. El primer show escrito para Bravo, Odd Mom Out, se lanzó recientemente con anuncios en todas partes. El póster muestra a cuatro mujeres, que se presumen son mamás. Tres son rubias y blancas y están sosteniendo un colorete, mientras que la "odd mom out" (algo así como la mamá rara) —de pelo castaño e igualmente blanca— reemplaza el maquillaje con papás a la francesa, sugiriendo que es absurdamente anormal que las mamás consuman comida.

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¿Cómo debería ser una mamá para quedarse dentro de los nebulosos parámetros que definen lo "bueno"? Bien, en primer lugar, debería ser capaz de comerse unas jodidas papás —sólo un monstruo tendría un problema con eso— pero cualquier cosa más específica se vuelve complicada. ¿Está bien si no quiero amamantar? ¿Puede ser feminista una maternidad de quedarse en la casa tiempo completo? Y en el caso de Nicole: ¿Puedo todavía farrear con éxtasis?

A los 32 años, Nicole tiene dos niños pequeños. Aterrador o estimulante, dependiendo de la concepción propia de maternidad, ella los está criando bajo un góspel poco ortodoxo. En su cuenta de Instagram, Moms Who Rave NYC, las fotos de ravers en brasieres peludos de arcoiris en festivales de EDM cohabitan con selfies de madres e hijos. Son las mismas mujeres. La cuenta de Nicole es una versión de la cuenta Moms Who Rave, que tiene casi 1.500 seguidores y un hashtag activo. Algunas mamás están incondicionalmente en contra de la cultura de los festivales, pero una de las fotos en Moms Who Rave NYC muestra a una mamá raver adornando los brazos de su hijo con kandi, los accesorios que utilizan los ravers. El pie de foto dice: "Yo no soy una mamá regular… ¡Soy una mamá PLUR!" PLUR supuestamente define el ethos del raving: paz, amor, unidad y respeto. Es un sistema de valores que Nicole espera heredarle a sus hijos.

¿Cómo debería ser una mamá para quedarse dentro de los nebulosos parámetros que definen lo "bueno"?

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Dos semanas antes de que nos vayamos a un rave, Nicole se encuentra conmigo en el restaurante Houlihan en Weehawken, Nueva Jersey. Inesperadamente, y una hora más tarde, llega al restaurante arrastrando a sus dos niños. No lleva maquillaje y tiene largas raíces negras en el pelo. Los niños están vestidos con sus uniformes de colegio. La madre, exhausta, explica que había olvidado que los niños se quedaban sólo hasta medio día en la escuela, y que llegó tarde porque había tenido que recogerlos. Hubiera llegado más temprano, dice a modo de disculpa, pero una de sus clientes programó una cita en la peluquería que tomó mucho más tiempo del esperado, y el dinero que recibiría por atenderlo era muy bueno como para desaprovecharlo. $700 dólares por unas pocas horas de peinado pueden significar mucho para una madre soltera que tiene una combinación de trabajos extraños incluyendo cortar pelo y atender en un bar, especialmente para una madre soltera que necesita un presupuesto para festivales.

Nicole usando los kandi que ha hecho y recolectado durante años

El patio del restaurante, forrado y cercado con publicidad de Corona y con palmeras falsas en materas, se abre hacia un jardín lleno de pasto. "¡Ellos pueden jugar acá afuera mientras nosotros hablamos!" dice Nicole jadeante, refiriéndose a los niños que esperan pacientemente a que nosotros decidamos qué hacer con ellos. Pregunto si está bien por ellos que nos sentemos afuera, insinuando que a mí no me molestaría más compañía en la mesa. "Vivimos en un apartamento. A ellos les encanta cada vez que tienen una oportunidad de dar botes afuera", me asegura Nicole. Escogemos una mesa en el patio, con los niños a nuestra vista, lo suficientemente cerca para que corran y pidan una gaseosa cada pocos minutos.

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"Los ravers viven el PLUR", dice Nicole, exponiendo su teoría de maternidad mientras bebe una margarita gigante. "Integramos a todo el mundo; nos cuidamos entre nosotros. Yo empecé con Moms Who Rave NYC porque recibimos un montón de crítica. Nadie ve el lado positivo. La gente cree que sólo porque salgo de fiesta toda la noche significa que soy una pésima mamá. Pero tengo dos trabajos, pago mi propia renta, y ningún hombre se hace cargo de mí. ¿Me doy rienda suelta una o dos noches al mes? Claro que sí".

El raving y tener hijos tampoco son mutuamente excluyentes. En el grupo de reunión de Nicole de PLUR, cuyos miembros a menudo organizan recolecciones de comida enlatada y otras iniciativas de servicios civiles, pequeños ravers sonrientes hacen kandi al lado de adultos y juegan con aros hula hula. Es muy típica esta escena como la que se muestra en Plur Picnic de Thomas Bencivengo.

PLUR Picnic de Thomas Bencivengo en Vimeo.

Nicole me muestra una foto en su página de Instagram de dos brazaletes raver para niños con su número telefónico escrito en las cuentas. "Puse mi número de teléfono en los brazaletes de mis hijos cuando fuimos a Disney World porque cualquier niño se puede perder fácilmente allá. Me di cuenta de que en el peor de los casos —si realmente se pierden— pueden encontrar a otra mamá y mostrarle el brazalete y decirle "este es el número de teléfono de mi mamá. ¿La puedes llamar? Estoy perdido". Han estado cerca de la cultura rave toda su vida; es una forma fácil de estar a salvo porque simplemente lo incorporé en algo con lo que ya estaban familiarizados", dice. Cuando los niños corren a la mesa pidiendo ir al baño, el más pequeño alardea del saludo PLUR. Junto mis dedos con los suyos, primero en la señal de paz, luego en forma de medio corazón. Ponemos nuestras palmas juntas y luego entrelazamos los dedos. Respeto.

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Los recuerdos de festivales de Nicole y kandi de "plur mom".

Para Nicole, el raving no es simplemente salir una noche para desahogarse. Es una parte central de lo que es ella, es como lo que para algunas mamás es continuar su carrera después de tener hijos. "Tienes que tener tu tiempo personal y ser tú misma", dice Nicole. "Tus hijos tienen que verte feliz. Cuando mis hijos me ven persiguiendo lo que me hace feliz en la vida… Si eso es algo que pueden aprender de mí, estoy orgullosa de ser raver", dice. "Yo no era mamá cuando empecé con esto, y no voy a cambiar quien soy ahora".

La gente cree que sólo porque salgo de fiesta toda la noche significa que soy una pésima mamá. Pero tengo dos trabajos, pago mi propia renta, y ningún hombre se hace cargo de mí. ¿Me doy rienda suelta una o dos noches al mes? Claro que sí.

Nicole empezó a ir a raves en su último año de colegio, y desde la primera vez, se enganchó. Finalmente encontró un lugar donde los inadaptados como ella se podían reunir. Cerca del fin de cada semana, caminaba con un amigo desde Nueva Jersey hasta Manhattan, llegaba al Club Exit (ahora Terminal 5) un jueves y luego aparecía en el salón del colegio el viernes, todavía con los efectos del MDMA. "En ese tiempo yo metía muchas pepas, muchas" se ríe. Pero después de la graduación, la fiesta se acabó. Como no tenía el dinero para ir a la universidad, decidió enlistarse en el ejército en julio de 2001. Se dio cuenta de que podría ir a la universidad gratis a través del ejército, e incluso hacer atletismo, como lo hacía en el colegio. Y luego, como ella lo describe, "pasó el 9/11".

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"Me estaban entrenando para zarpar a Iraq por la guerra química", dice. Su periodo de servicio estaba programado para empezar el 18 de septiembre de 2001, y su ansiedad aumentó. Viviendo a un puente y un túnel del Ground Zero, "podías olerlo. El sedimento estaba flotando por el aire; había polvo blanco por todas partes". Le empezaron a dar migrañas que eventualmente terminaron en un aneurisma cerebral menor. El estrés era demasiado; la eximieron de sus obligaciones por razones médicas.

Nicole en la cocina de su apartamento en Nueva Jersey

Soltera y sin hijos, esto no fue un gran contratiempo, aunque una vez más Nicole se sintió sin rumbo. Buscando trabajo en el día y dedicándose al raving en la noche, finalmente encontró un trabajo de marketing de peluquerías nuevas. Pero tras dos embarazos no planeados con un hombre con el que no se quería casar, Nicole tuvo que dejar de ir a raves y de consumir drogas. Su trabajo en marketing involucraba viajar mucho, así que también tuvo que renunciar a eso, entrando así en un modo de mamá de tiempo completo. "Yo estaba amamantando y haciendo todas las cosas de mamá", dice. "Pero una parte de mí faltaba. De hecho me estaba deprimiendo mucho. No puedes vivir a punta de Cartoon Network y Mickey Mouse". Así como vivía por sus hijos, también vivía por la vida de festival. La energía. La música. Y por supuesto, la vibra.

Yo no era mamá cuando empecé con esto, y no voy a cambiar quien soy ahora.

Las mamás PLUR se inclinan más hacia el lado old school de paz y amor de la cultura rave. Los otros elementos no son tan naturalmente compatibles con cuidar niños pequeños, sobre todo salir toda la noche hasta la mañana siguiente. "Cuando llego a mi casa no duermo", admite Nicole. "Llego a casa del club a las 8:00 a.m. y a las 8:30 a.m. estoy volteando pancakes. Es difícil, pero es el sacrificio que haces si amas la vida [de un raver]". Aunque no completamente necesarias, las drogas también son parte de esa vida. Nicole consume MDMA ocasionalmente, pero como una verdadera mamá, también es cuidadosa al expresar los peligros de la droga, así como sus beneficios para aumentar la vibra.

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Una vez que los niños fueron lo suficientemente grandes para ser cuidados por los padres de Nicole o por su exnovio, volver al raving ni siquiera fue una decisión. "Era una cuestión de tiempo", dice. "Paré de amamantar y los situé en su rutina. Yo tenía que bailar. Sacarlo. Expresar… me".

En el apartamento de Nicole, mientras nos alistamos para salir, veo que la expresión de su "yo" toma la forma de bolsas y bolsas de trajes; tutus, una maraña de collares y brazaletes de cuentas, brasieres iluminados, brasieres con brillantes, brasieres de flores. Es una colección impresionante, y ella los hace todos para ella misma.

Yo, que estaba a favor de toda la idea de maternidad desordenada, seguía esperando de alguna manera una mamá molly que "lo tuviera todo": con dos hijos, dos trabajos, una inclinación por la fiesta, y, de alguna forma, una vida hogareña pulcra alrededor de la cual todo podría girar. Pero la maternidad desordenada es… desordenada. Tan pronto como me siento en una silla en la mesa en un lado de la sala, donde Nicole y sus hijos cenan, la silla medio se rompe. Tentativamente me muevo a otra silla. (Esa aguanta). Nicole se sienta en el sofá, que está cubierto de pelos de gato y dice que no estamos exactamente en el mejor barrio. Esto explica que hubiera un Pitbull ladrando sin parar desde que llegué en una jaula en la esquina.

La vanidad de Nicole, donde tipicamente se alista para la noche.

Aún así, sigue siendo una casa adecuada que se siente llena de vida y amor. Los niños, que están pasando la noche donde su papá, tienen sus propias habitaciones, y las paredes están llenas de retratos familiares en los que todos sonríen. En la habitación de Nicole, a donde su nuevo prometido lentamente está trayendo todas sus cosas, hay un marco vacío para su foto de matrimonio. La vida de Nicole parece llena pero aún así tiene espacio para la posibilidad. Me dice que el apartamento está en un estado especial de desorden porque ella y su familia se van a mudar al apartamento de abajo prontamente, que está siendo renovado para ellos.

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Nicole bota sobre su cama una bolsa de compras. De ella sale el valor de años en manillas y tiquetes de varios festivales. Es una pila enorme, y ella admite que acaba de deshacerse de un montón de sus souvenirs. Otra bolsa está llena hasta el borde de kandi, los brazaletes que ella intercambia y que adquiere en esos festivales. Nicole tiene algunos que dicen "mamá rave" y otros que dicen "mamá que hace rave". Se pone algunos, explicándonos su significado a mí y al fotógrafo. Hay uno que obtuvo el año pasado, en el Carnal Electric Daisy en Las Vegas, donde conoció a la fundadora de Moms Who Rave.Se volvieron amigas por sus pasiones compartidas de raving y maternidad. Intercambiaron kandi, y el brazalete con el que terminó Nicole es de color pastel. Tiene tres mariposas, y cada una simboliza a cada una de las hijas de la otra mujer.

Después de una sesión de fotos y de algunos tragos —ron y cola— estamos casi listas para salir al Webster Hall. "¿Crees que vas a comerte una pepa hoy?", le pregunto mientras vamos en camino. Dice que no está segura. Después del EDC en Las Vegas el año pasado, Nicole me confía que está cansada de las drogas. "Metí ácido y éxtasis por ocho días seguidos", dice. "Fue divertido, pero me estoy envejeciendo. Me la he pasado de farra 13 años. No quiero que me de Alzheimer, quiero ser capaz de recordar a mis hijos". En el EDC de este año en Nueva York, se restringió a los jelly shots.

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Después de caminar un poco, dos buses gitanos —cuya legalidad es cuestionable y están llenos de trabajadores inmigrantes— y un taxi nos llevan de Nueva Jersey a Manhattan. Siempre que Nicole se dirige a la ciudad para un rave, esta es su rutina.

Una vez estamos dentro del Webster Hall, Nicole me da una explicación completa. "Eso se llama gloving", dice, señalando a un tipo que está girando sus manos con guantes muy rápido, creando huellas de luces. Desde la perspectiva de alguien ajeno y sobrio, no es tan emocionante, así que hago un combo con un poco de la roca sólida de MDMA y la bebida que Nicole me pasó hace un momento. Le pregunto a Nicole si ella hace gloving, y ella dice que sí. Afirmando mi hipótesis, ella explica que el acto se experiencia mejor cuando estás muy drogado. Menciona que, "estas cosas" —el MDMA que me tomé como una píldora— "son buenas", aunque ella decide no tomar nada.

Ravers

Farrear con una mamá tiene sus beneficios. Cuando el MDMA estalla, mi boca se seca, ¿pero también quiero fumarme un cigarrillo? Veo las canecas a lo largo de las paredes del salón y ansío vomitar en ellas. Le cuento a Nicole de mi dilema, y se asegura de que yo tenga una botella de agua. Obviamente tiene que comprármela porque yo no tengo nada de dinero.

Cuando me hidrato, Nicole me presenta a un tipo que se hace llamar "Rave Dad" (el papá del rave). Lleva puesta una camiseta personalizada que dice "RAVE 'TILL THE GRAVE" (rave hasta la tumba). Rave Dad es más o menos famoso en la escena, como lo testifican los varios tipos que se acercan a él y le gritan "¿Tú eres Rave Dad?". Un grupo de tres tipos se voltea para tomarse fotos con él. No hay estigma, parece, en contra de los papás del rave.

Rave Mom y Rave Dad (no hay relación)

Después de que la multitud de hombres disminuye, le pregunto a Rave Dad cómo se ganó su título. Dice que a sus tres años de sobriedad, él simplemente ama la música y la escena inclusiva, la vida PLUR. Siendo mecánico de ascensores en el día, se ganó su apodo por aparecer en los eventos con su hija, que tiene 19 años. Según él, su esposa apoya completamente su hobby. "Esto me salvó la vida", dice. También le da crédito a la EDM por acercarlos a él y a su hija. "Yo era cercano a mi hija antes, pero no como ahora". Cruza sus dedos y una alegre y genuina sonrisa se dibuja en su cara.

Ubico a Nicole entre la multitud y le pregunto si piensa que va a empezar a traer a sus niños a raves cuando sean mayores. Ella responde que ya lo ansía. Nicole ha encontrado algunos lugares en los que admiten todas las edades, pero aún así le preocupa exponerlos al inevitable uso de drogas. De cualquier manera, a los dos niños les encanta la música, dice sonriendo.