Música

Johnny Marr está en otro planeta y quiere que lo acompañes

La realización de Call the Comet, el nuevo álbum de uno de los fundadores de The Smiths y leyenda de la guitarra Johnny Marr, es una alegoría muy apropiada de la cámara de resonancia de noticias y comentarios en la que vivimos hoy en día. Por nueve meses en 2017, Marr y su banda se encerraron en su estudio Crazy Face, un viejo edificio con pinta de fábrica a las afueras de su ciudad Manchester, en Inglaterra. En él, proyectaron las noticias de Al Jazeera, Fox, BBC, y otros medios internacionales en las paredes del estudio.

Entre ensayos y sesiones de composición, Marr deambulaba por el enorme edificio, solo con sus pensamientos y en busca de las canciones que eventualmente compondrían el nuevo álbum. Pasó horas con sus guitarras, pedales, y efectos, con el ruido de las noticias proyectadas resonando de en la inmensa estructura vacía.

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“Utilicé el proceso [de Call a Comet] como una necesidad pulsante de escapar; no hay otra forma de decirlo”, dijo Marr a Noisey por teléfono desde su casa en Manchester. “Pero no me di cuenta de eso sino hasta la cuarta o quinta canción. Y cuando lo hice, eso me dio el ímpetu para seguir en esa línea. Era consciente de que necesitaba escapar”.

Call the Comet, el tercer álbum solista de Marr, es una desviación de sus temas anteriores más introspectivos y apegados a la identidad británica y el consumismo, para dedicarse a explorar temas de escapismo, política actual y sociedad global. Sónicamente, sigue siendo fiel a su sonido indie rock —con esa magia de estudio pulida, las guitarras brillantes, riffs chispeantes, y sus arpegios y movimientos insignia en la guitarra—, que estuvo presente en sus dos últimos álbumes como solista, The Messenger de 2013 y Playland de 2014, así como en Boomslang, su proyecto de 2003 como Johnny Marr + The Healers. Pero mientras que en esos álbumes su presencia como frontman era opacada por su talento en la guitarra, Call the Comet muestra a Marr en medio de un nuevo acercamiento creativo: uno agresivamente temático y políticamente visceral.

Por medio de una narrativa suelta en un futuro no muy lejano, Call the Comet sigue la historia de dos habitantes de una sociedad alternativa en busca de un nuevo idealismo tras la caída del cometa del que habla el título del álbum. Aunque el disco a veces entra en el terreno de los space operas —”The Tracers” habla de una versión evolucionada de humanos que vinieron para rescatar a los terrícolas, por ejemplo— Call the Comet es menos sobre una tierra de fantasía o un fondo sci-fi, y más sobre el realismo mágico del propio Marr; ese lugar de paz que creó en su cabeza.

“Hacer este disco fue una necesidad emocional para mí”, dice Marr. “Por conmovedor que suene, fue así. Pero esta vez, definitivamente necesitaba hacer canciones de la misma manera en la que necesitaba hacer canciones cuando era un joven frenético, frustrado y medianamente aislado”.

Utilicé el proceso [de Call a Comet] como una necesidad pulsante de escapar; no hay otra forma de decirlo… Sabía que necesitaba escapar.

Las primeras ideas para Call the Comet surgieron en junio de 2016 luego de la “gran desilusión y decepción” que Marr sintió por lo sucedido con el Brexit. Unos meses después, en medio de la gira de promoción de su autobiografía Set the Boy Free, Marr se encontraba en Nueva York el día después de la elección de Donald Trump, sumando otro golpe y reavivando el fuego que estaba dormido en lo profundo del músico de 54 años.

“Cuando me volví a ver con mis amigos en Estados Unidos, les dije a un par de ellos, ‘lo entiendo, estás destrozado’, porque me había pasado lo mismo con el Brexit”, dijo Marr. “Ese desconsuelo no fue solo por el impacto y la preocupación por un nuevo presidente, [sino] por la decepción que uno siente de muchos compatriotas que pusieron a esa figura en donde está”.

Meses después, Marr estaba en medio del inmenso estudio, aún temeroso y buscando inspiración.

“Hubo algo que me recordó la forma en la que solía reaccionar cuando era un adolescente, y el arte, en mi caso siendo un compositor, me ayudó a despojarme de toda la hipocresía y la mierda de la sociedad para la cual no tenía respuesta, y a la cual sentía que veía muy, muy claramente”, dijo Marr, recordando su juventud plasmada en álbumes de artistas como Patti Smith y The Only Ones. Años después, él proporcionaría ese mismo espacio para jóvenes británicos en sus días políticos con The Smiths, cuando él y sus compañeros se enfrentaron en los 80 al thatcherismo en el Reino Unido.

Aunque Marr se ha mantenido socialmente activo a lo largo de las décadas —reprendiendo públicamente al Primer Ministro David Cameron por ser fan de The Smiths, hablando de la indigencia en “The Priest” de 2017— él ha sido el primero en admitir que hablar de política en la música es de “aguafiestas”. Pero tal vez no tiene que ser así.

“Me recordaron que lo que yo hago es muy personal”, dijo. “Y el hecho de que pueda compartir esto con gente que me sigue y que tiene cierto tipo de confianza en mí, o que me simplemente me escucha, así sea por entretenimiento, era lo mejor que podía hacer”.

Mientras Marr trabajaba en su nuevo álbum, el mundo seguía yéndose a la mierda: el primer año de Trump como presidente, los desastres naturales como el huracán María en Puerto Rico, los tiroteos masivos, el movimiento de #MeToo, las políticas raciales de inmigración, las prohibiciones de viajes. Él abordó algunos de estos grandes temas en Call the Comet: en “Bug”, la pieza más ácida en cuanto a comentario social, Marr asemeja la ideología de derecha con un virus —”Don’t catch it / Spreading all around / Out-breaking / Infecting our lives…Everybody feels the aching / Population is sick and shaking”.

Pero en vez de tratar estos temas trillados del Brexit o Trump directamente, Marr abordó la agitación existencial creando una sociedad imaginaria en la que nada de esto había pasado; un lugar en el que él y su audiencia podían desentenderse del cataclismo diario de la realidad para explorar las luchas espirituales internas. Para Marr, el escapismo es desafío.

“Veo muchos beneficios en el escapismo… porque de todas formas uno sigue teniendo que cruzar la calle y montarse en trenes y lidiar con otros humanos en aeropuertos”, dijo Marr. “Creo que no participar en esta cultura abusadora, grosera y egoísta en la que supuestamente tenemos que participar, pero de todas maneras habitar el mundo e interactuar con otras personas, se siente casi como ser parte de una resistencia”.

“Hacer este disco fue una necesidad emocional para mí. Pero esta vez, definitivamente necesitaba hacer canciones de la misma manera en la que necesitaba hacer canciones cuando era un joven frenético, frustrado y medianamente aislado”.

Incluso ahora, con Call the Comet siendo su proyecto más políticamente directo hasta la fecha, Marr ve poca eficacia en profundizar en lo obvio.

“Creo que todo lo que se encuentra del lado más agudo de la cultura siempre tiene un conocimiento implícito sobre la política”, dijo. “No creo que el arte tenga que decir algo. Creo que simplemente tiene que ser bueno, y está implícito que las personas agudas estarán del mismo lado, a menos de que manifiesten lo contrario. Al ser el mundo lo que es, la gente que tiene tendencias reaccionarias simplemente no puede evitar hablar de estos temas”.

Claro, esto evoca ciertas referencias a Morrissey. Aunque los fundadores de The Smiths alguna vez estuvieron alineados política, creativa e ideológicamente, Morrissey y Marr ahora se encuentran e lados opuestos del espectro, con el primero enfrascándose en una racha de comentarios —desde defender a Harvey Weinstein a apoyar el Brexit, junto con una larga lista de infracciones culturales— que solo ha manchado su figura mesiánica. Aún así, Marr prefiere seguir siendo un espectador silencioso mientras que el espectáculo de Morrissey termina de desarrollarse.

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“Siempre he sido mi propio ser en términos de mis principios, y nunca me he definido por ser el opuesto de nadie”, dijo Marr. “¿Y si mi antiguo compañero de composición de hace 30 años ahora tiene una posición pública muy diferente a la mía, qué pasa? Muchas personas tienen una postura distinta a la mía. Difiero de esa posición del mismo modo que lo haría con cualquiera que tuviera esos mismos principios. De alguna forma, la respuesta más fácil es, ‘¿Qué mierdas piensa la gente que voy a hacer al respecto?’”.

Esa verdad inquebrantable debajo todo el ruido cotidiano es, quizás, el punto de Call the Comet. Es una forma de escapar, un vistazo a una utopía interna en la que, como canta Marr en “Spiral Cities”, “los días están brillando”, y los habitantes andan en procesión “con nuestros ojos fijados en el brillo del amor”.

“No creo que el arte tenga que decir algo. Creo que simplemente tiene que ser bueno, y está implícito que las personas agudas estarán del mismo lado, a menos de que manifiesten lo contrario. Al ser el mundo lo que es, la gente que tiene tendencias reaccionarias simplemente no puede evitar hablar de estos temas”.

Tal vez no es la conclusión que estamos buscando, pero Marr no es el salvador de nadie; después de todo, no es responsabilidad suya, ni de nadie, la de salvarnos de nosotros mismos. Él ya hizo su parte.

“Lo único que yo sé es que estoy feliz de tener una vida que tenga que ver con el arte y la interpretación de ideas”, dijo Marr. “Trabajaré con eso lo mejor que pueda, y con suerte será de ayuda, de alguna forma. Si no es así, me basta con ser guitarrista e intérprete”.

Call the Comet de Johnny Marr ya está a la venta en New Voodoo Records.

Este artículo se publicó originalmente en Noisey US. Léelo aquí.

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