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Un espía chino robó millones en semillas de maíz de Monsanto

Mo Hailong ha confesado su papel como el cabecilla de un grupo que robó semillas de maíz propiedad de los agro-gigantes DuPont Pioneer y Monsanto.
Photo via Flickr user Muffet

En un caso de espionaje agrícola que llevó a espías chinos al corazón de los campos de maíz de Iowa, un ciudadano estadounidense de origen chino, Mo Hailong, ha confesado su papel como el cabecilla de un grupo que robó semillas de maíz propiedad de los agro-gigantes DuPont Pioneer y Monsanto.

Mo era el Director de Negocios Internacionales (y el cuñado del fundador de) Dabeinong Technology (DBN) Group, una empresa de tecnología agrícola con sede en Beijing. Las semillas de maíz eran la propiedad intelectual patentada, protegida por la ley de secretos comerciales, de las mencionadas empresas estadounidenses en Big Corn. El IP robado estaba valorado en $30 a $40 millones de dólares.

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Chinese spies corn seeds

Mo fue arrestado en 2013 a raíz de una investigación de dos años que fue activada cuando un guardia de seguridad de DuPont lo vio rondando por un campo de investigación experimental en Iowa. Mo se escapó en un principio, pero su identidad fue revelada a través de una búsqueda de empresas de alquiler de autos. Cuatro meses después, alguien llamó al 911 cuando Mo fue visto examinando un campo de maíz transgénico sin marcar de Monsanto en otra parte del estado.

Eso llevó a una investigación de un año de duración, con la participación de intervenciones telefónicas del FBI y videovigilancia. El final estaba a la vista, cuando, en 2012, varios de los conspiradores de Mo fueron encontrados por la aduana de Estados Unidos por estar intentando transportar cientos de sobres manila crípticamente numerados que contenían algunas de las valiosas semillas, todas ocultas entre grandes cajas de palomitas de maíz para microondas y envueltas en servilletas de un Subway.

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El acuerdo de culpabilidad con el que Mo cooperó esta semana reducirá su pena de prisión de hasta diez años a un máximo de cinco años. También le dará a los fiscales el acceso a las granjas de Iowa e Illinois que Mo había utilizado para crear ingeniería inversa de las semillas robadas. Mo también entiende, dice el acuerdo con el fiscal, que puede muy bien ser deportado después de cumplir su pena de prisión, a pesar de que sus hijos son ciudadanos estadounidenses.

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El abogado de Mo, Mark Weinhardt, dijo en un comunicado, "[Mo y] su familia se sienten aliviados de que pueden evitar la tensión de un juicio largo y complejo. Éste es un caso complicado con muchas zonas grises, jurídica y fácticamente, pero hoy… Mo asume la responsabilidad completa por su conducta ilegal en este caso".

La hermana de Mo, Yun, fue arrestada inicialmente con él, pero los cargos en su contra fueron retirados debido a que los fiscales sentían que no tenían suficiente evidencia. Cinco de sus otros cómplices se las arreglaron para regresar a China; no van a ser acusados en virtud de la ley estadounidense porque no es probable que las autoridades estadounidenses los detengan. China y los EE.UU. no tienen un tratado de extradición.

China tiene ganas de crecer en la industria biotecnológica. Irónicamente, el país no permite el cultivo de especies de plantas transgénicas. Sin embargo, un estudio publicado por Greenpeace demostró que un grandísimo 93 por ciento de las muestras de maíz en el corazón de China contenían transgénicos, así que los agricultores deben estar esquivando las reglas de alguna manera.

Pero Big Corn está feliz con la convicción de Mo. Solo para darte una idea del papel que Big Corn juega en ese país, los EE.UU. gastaron aproximadamente $81 mil millones de dólares subsidiando la industria del maíz entre 1995 y 2012. Por el contrario, los subsidios hacia las manzanas y verduras solamente representaron $637 millones de dólares. Ésa es una diferencia enorme en el gasto, incluso si tuvieras que pasar por alto el hecho de que el 75 por ciento de dichos $81 mil millones fueron dirigidos a solo el 3.8 por ciento de los agricultores estadounidenses.

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Monsanto no solo es el productor de semillas más importante de Estados Unidos, sino también de todo el mundo. Ya en 2012, tenía una capitalización de mercado de $42 mil millones de dólares, construida sobre secretos bien guardados que conducen a semillas de muy alto rendimiento. Por lo tanto, si pensabas que el espionaje solo involucraba secretos militares, podrías estar equivocado. El maíz puede ser una mercancía muy valiosa, digna de maquinaciones tipo Bond y el drama puede tener lugar en el más improbable de los lugares: los campos de maíz de Iowa.