Las películas de ciencia ficción que definieron el 2014

​ Fue un buen año para la ciencia ficción, especialmente en los cines, ese medio acaparador del globo ocular que domina la narración de historias alrededor del mundo. Hubo grandes libros, como  ​The Peripheral de William Gibson, Anihilation de Jeff VanderMeer y el siempre perfecto ​Twelve Tomorrows del MIT. Y siendo parcial, los autores tras nuestro proyecto Terraform han entregado historias cortas que tuercen las reglas del género. Pero este año las películas fueron inusualmente potentes. El cine de ficción especulativa llevó la batuta: desde inteligentes y bien producidos filmes de acción, hasta grandes dramas con gran presupuesto o reflexivas rarezas cercanas al arte.

Más importante aun, la ciencia ficción del 2014 hizo un gran trabajo para el género, al reflejar inteligentemente nuestra sociedad cultural y nuestras ansiedades económicas. Las especulaciones en pantalla grande sobre el colapso ecológico, la desigualdad de ingresos, mejorarse a uno mismo, sobre la sexualidad y los depredadores, nos ofrecieron un espejismo que sirve para considerarnos en este momento de la modernidad. Hay algunas notables excepciones (y quizás el próximo año tendremos una actualizada y futurista visión sobre las políticas raciales) pero -por mucho- la ciencia ficción del 2014 fue ambiciosa, penetrante, extraña y cautivante, tal como debería ser.

Acá abajo hay 10 películas que este año motivaron la conversación sobre nuestro futuro cercano y lejano. Y si, es un ranking porque estamos al final del año y no pude evitarlo ( Precaución: de aquí en adelante está lleno de spoilers).

Okay, es una tonta película de superhéroes de Marvel y sucede en el espacio ¿Y qué? Guardianes de la galaxia utilizó tópicos clásicos de la ciencia ficción (como el ladrón intergaláctico con un corazón de oro, los disparos entre naves espaciales, el fantástico diseño de mundos, cabezas gigantes de extraterrestres flotando en el espacio) y llevó la batuta en el descerebrado espectáculo de la ciencia ficción. Al contrario de muchas películas parecidas, ellos no se tomaron mucho en serio a sí mismos; la película estaba llena de gags, música de los 70 y un aire de entretenimiento que se echaba de menos en Marvel (si tengo que sentarme y ver otra pesada y seria película de superhéroes, le voy a mandar mierda por correo a Christopher Nolan ​literalmente). Todo lo anterior fue de ayuda y ​se transformó en la película que más dinero recaudó el 2014.

Al contrario que otras películas de ciencia ficción y superhéroes de este año - Capitan América, X-Men- Guardianes de la galaxia fue buena de verdad. La película fue útil para reforzar el hecho que los films de ciencia ficción pueden ser grandes blockbusters (temí que el género estuviera en problemas luego de los decepcionantes números de otras como Pacific Rim, Edge of Tomorow y Oblivion) y dejó claro que los estudios están dispuestos a gastar grandes cantidades de dinero en estas películas. Guardianes de la galaxia no motivó ninguna conversación cultural sobre algún problema en particular, excepto la ciencia ficción en sí misma y el por qué necesitamos películas como esta para mantener el género activo y pavimentar el camino para películas más ambiciosas y complejas.

Ok, Lucy no es una buena película. Puede que incluso sea bastante mala. Era una mezcla de colores en CGI, explosiones efímeras y aforismos a medias sobre biología humana y realidad aumentada. De alguna forma terminó siendo un festín para el ojo con significados de ciencia ficción que, para mi al menos, fue fascinante en su sobreabundancia e importancia filosófica (esto último probablemente sin intención).

Seguro que la desacreditada idea que "los humanos solo usan un 10 por ciento de sus cerebros" parece un pie forzado para la trama, especialmente cuando viene de la mano con una mente sin límites, pero a medida que el personaje Lucy (protagonizado por Scarlett Johansson) comienza a utilizar más poder de su cerebro, sucede algo interesante: se vuelve indiferente a la humanidad. Comienza a hacer más daño que bien, mata a voluntad y desata a los reyes del crimen que se dedican a matar inocentes, obliga a Interpol a seguirla en una persecución que debe haber roto los récords de víctimas fatales. Todo lo anterior en nombre de, ostensiblemente, fomentar el conocimiento humano. Y al parecer teníamos que apoyarla. Creo.

Ella domina la telecomunicación biológica y aprende telequinesia; abraza la tecnología para así torcer la biología a voluntad y se transforma en una nihilista. Al final hay una bizarra escena donde sus brazos se transforman en tentáculos computacionales y eventualmente ella se transforma en una memoria USB que contiene los secretos del universo. Está más allá del absurdo, pero la alegoría se quedó conmigo: estamos dispuestos a pelear, a acelerar la tecnología más allá de los límites conocidos, a aumentar la realidad de nuestros cuerpos para experimentar, para matar, para morir ¿Para qué? Nosotros, empatizando con un Morgan Freeman desconcertado y cansado del mundo, no tenemos absolutamente ninguna idea.

Soy un importante defensor del original Gojira -aun la más grande alegoría del holocausto nuclear- y estaba ansioso por ver una nueva versión de Godzilla que le hiciera justicia a su antepasado. No es necesario decir que estoy decepcionado. Luego de la temprana muerte de Bryan Cranston en la película, fue difícil conectarse con los película, el tenia un ritmo extraño de la cinta y una estructura narrativa que parecía estar diseñada específicamente para restarle tensión narrativa.

Pero había un aspecto fascinante del film, el cómo Godzilla es una especie de héroe de los elementos. La tendencia extractiva de la humanidad ha liberado a una serie de monstruos gigantes con forma de insecto, el más grande salió desde una mina en sureste asiático, implicando que nuevamente excavamos muy profundo y nos metimos donde no debíamos. Pese a que es terrorífico y propenso a nivelar los edificios en el proceso, Godzilla lucha como un gladiador contra estas bestias espantosas.

Leído como una alegoría también presenta una visión nihilista: la humanidad ha desatado grandes tragedias sobre si misma (quizás al agotar los combustibles fósiles) y tenemos pocas opciones más que abrazarnos y ver como como las devastadoras fuerzas de la naturaleza luchan para traer de vuelta el orden al mundo. Incluso si esto significa ver cómo San Francisco se transforma en Pompeya en el proceso.

Mitad película animada y mitad imágenes del clásico de ciencia ficción The futurological congress, es la historia real sobre la actriz de Hollywood Robin Wright y una crítica a la compleja industria del entretenimiento, una extraña y profunda bestia audiovisual. No siempre funciona, por ejemplo el primer acto está estropeado por el mal dialogo y las malas actuaciones y el último acto no tiene rumbo existencial, pero la película está llena de ideas y es tan alegremente caleidoscópica que es difícil mirar para otro lado.

Whrigt. que hace de si misma, es quien mantiene todo funcionando (ella y la audaz animación de Ari Folman, el mismo tras Waltz with Bashir). Al ofrecer "el ultimo rol de su vida", su deseo es que este sea digitalizado para ser usado por el estudio audiovisual en el futuro. Lo hace para dejarle dinero a su hijo, naturalmente, y 20 años después viaja a un "zona especial animada" para renovar su contrato.

Hay mucho bajo la lupa acá, desde la corporatocracia de Hollywood (el gran estudio es, humorísticamente, la gran corporación Miramount-Nagasaki), la mercantilización de actores y actrices y ese antiguo crisol que el entretenimiento es el opio del pueblo. Eventualmente los personajes llegan a un utópico mundo animado donde pueden hacer lo que les plazca: no hay competición, no hay violencia, no hay rabia, solo alegría en technicolor. El mundo real, no animado, es una ruina distópica, por supuesto, pero ¿Quién sabe? Quizás sólo con una alucinación auto inducida es posible escapar.

Debería haber sido una película exitosa. Es casi inexplicable que no lo haya sido. Es la cinta platónica ideal de ciencia ficción y disparos. Con una violenta trama (parecida a El día de la marmota pero con aliens), un Tom Cruise en su mejor forma y gran reparto, guión y actuación, el hecho que no haya sido un éxito hace que me cuestione todo sobre Hollywood. Cruise debe haberle hecho algo muy malo a los dioses de la Cientología para que esta cinta no conectara con las audiencias globales.

Edge of tomorrow, o Live die repeat como fue desesperadamente renombrada para tener nueva vida en Video on Demand, inspiró discusiones sobre la naturaleza de los aliens conectados entre sí y ​por qué destruir la nave nodriza, o vientre gigante, siempre parece ser la clave para vencerlos. También es una visión muy hollywoodense del valor, bla, bla y una parábola sobre el sacrificio y la resistencia. Pero más que nada es la mejor película de acción del año.

Una de las agradables sorpresas del 2014 fue la ciencia ficción independiente de poco presupuesto y muchos conceptos. The one I love es un buen ejemplo: una pareja en problemas va a una casa de campo por el fin de semana, solo para encontrar que los habitantes son versiones clonadas y mejoradas de ellos mismos. Pese a que la película se desvía un poco al intentar explicar y evolucionar su concepto central, es un poderoso vehículo para hacerse preguntas sobre las personas que inevitablemente amamos y sus problemas:

¿Queremos que cambien? ¿Por qué los amamos realmente? ¿Amamos su personalidad, la lealtad, su amabilidad? Cuando algo se ha roto ¿Realmente queremos que cambie a cómo era antes? ¿Somos nostálgicos por las personas que antes eran nuestras parejas?

La película no da respuestas fáciles y su conclusión es un poco extraña, pero una oportuna reflexión de la naturaleza desconocida del terreno por el que se mueve esta cinta. ​

Al igual que The one I love, Coherence es una película de ficción especulativa de muy bajo presupuesto que habla sobre el caos interno. Un anómalo cometa ha fragmentado el espacio/tiempo, permitiendo que muchos universos paralelos coexistan. Este pedazo del (digamos) universo, está habitado por un grupo de yuppies que albergan una variedad de ansiedad internas que salen a la superficie cuando se transforman en los gatos de Schrödinger y están forzados a cuestionar quienes son sus amigos realmente, quienes son ellos y quienes quieren ser en un universo ideal.

El film es inquietante, divertido y orgánico y hacia el final es poco satisfactorio. Algo así como la vida y sus múltiples resultados.

Si. La infinitamente divisoria y  ​más comentada película de ciencia ficción del año. Se destaca con grandeza y al menos termina en un lugar completamente nuevo. Es fatalista, seguro; la Tierra va a morir porque fallamos en su cuidado, pero de una forma algo despectiva hacia nuestro planeta azul (la plaga nos consumirá). Matthew McConaughey se lamenta con nostalgia el que estemos atrapados en el "polvo" cuando solíamos mirar a las estrellas. Hasta que por casualidad se da cuenta que un grupo secreto de científicos de la NASA aun siguen buscando las estrellas al mismo tiempo que el resto del mundo cae en el polvo, y pronto está viajando por el cosmos para encontrar un adecuado planeta Tierra número dos.

Los ambientes extraterrestres están muy bien hechos (la escena del planeta de agua es una de las mejores en la historia de la ciencia ficción) y los viajes casi siempre causan tensión. Algunos encuentran que la película es pretenciosa, otros la encuentran agotadora, otros inexplicable. Probablemente tiene un poco de todo lo anterior.

También es indudablemente épica y toca varios problemas del mundo real que actualmente se están debatiendo ¿Cómo lidiamos con el hecho que el cambio climático está arruinando el planeta? ¿Estamos abandonando nuestro programa especial en el momento en que deberíamos avanzar? ¿Qué significa buscar vida en otros planetas,  ​cómo algunos aspirantes al Mars One quieren hacer? Interstellar se revela en estas preguntas y señala las respuestas al viajar más allá de la Tierra.

Una película imaginativa, inmersiva y sin igual, Snowpiercer es ​una ficción especulativa sobre el fin de la humanidad. La película es notable por su melancólica y fantástica premisa (los últimos humanos intentan sobrevivir en un mundo destruido por el cambio climático habiendo restablecido un rígido sistema social en una locomotora que circula alrededor del globo) y por el hecho que el magnate cinematográfico Harvey Weinstein no quiso lanzar la versión del film que el aclamado director Bong Joon-ho quería, ​obligando que el tren parara en pequeños cines y view on demand.

Pero el contenido del film estaba en lo cierto. Es sobre la lucha de clases, sobre el impacto de la división social y los problemas que causa cuando los recursos se comparten inequitativamente, lo que por supuesto es lo que economistas y científicos señalan como una preocupante tendencia de nuestro tiempo. Naturalmente todo viene desde el cambio climático; hemos intentado geoingenierizar nuestra solución al problema, pero en cambio aceleramos otra era del hielo.

El tono del film se rehusa a parar de moverse; es comedia negra (vean los humillantes empleos de Tilda Swinton), horriblemente sentimental (vean el recuento del canibalismo forzado en el acto final) y repugnantemente brutal (vean la pelea con hachas en la oscuridad, donde los pobres son cortados). El giro final reduce el impacto de alguna manera, pero el clima de desigualdad que motiva el futuro motín de una sociedad amenazante es lo suficientemente convincente para resonar más allá de los rieles: los osos polares podrían sobrevivir aquí, y quizás no.

Sorprendentemente original, ingeniosamente concebida y con una ejecución escalofriante, Under the skin es la verdadera obra maestra de la ciencia ficción de este año. Con Scarlett Johansson como un curioso androide come hombres que atrae a sexualmente a sus presas y luego desarrolla sensibilidad y empatía, este es el film que se enfocó explícitamente en lo que nos hace humanos.

Para comenzar, Under the skin tiene la escena más desgarradora que el cine vio el 20145: el robot alien ve sin emoción cómo una mujer se ahoga al intentar salvar a su perro, luego el padre muere al intentar salvarla a ella y el hijo de ambos queda solo en la orilla donde, sólo podemos asumir, se muere de hambre o frío. La película está llena de emociones humanas, como los desesperados asistentes a un club que miran a Scarlett a los ojos y nunca vuelven, el solitario habitante de un pueblo con buena naturaleza que intenta hacer el bien, la incrédula y deforme alma que la inspira a trascender.

Es rígida, extraña y profundamente inquietante.  ​Algunos comentaristas han dicho que el film efectivamente da vuelta la violencia sexual, forzando a los hombres a enfatizar con la idea de ser explotado y destruido en las manos de un depredador. Pero es más que una parábola feminista, es una película que dibuja a través de un lente fracturado los impulsos y la empatía dolorosa de los seres humanos, incluso cuando termina con la explosión de un exoesqueleto en medio de los bosque, muy lejos de cualquier rastro de civilización.