Sigue a VICE Sports en Facebook para descubrir qué hay más allá del juego:Hay días en que ser padre no es fácil, pero al final todo compensa. Ash Mills, un currante australiano de 41 años al que ya se le nota la barriga cervecera, se levantó un día con ganas de hacer reír a su hija Alex, una pequeña gimnasta de nueve años. El tipo se animó a hacer algunas verticales, y como no se le daba muy bien el asunto, ella empezó a desternillarse con sus batacazos.Vista la reacción, el tipo entendió que allí tenía una buena manera de hacer feliz a su hija a diario, además de animarla a continuar avanzando hacia el sueño de su vida, los Juegos Olímpicos. El resultado es que tanto él como ella siguen mejorando en sus dotes atléticas, y de paso se han ganado la atención de Australia y, ahora, de todo el mundo.Os dejamos con algunos de los mejores —y bonitos— momentos entre padre e hija, que ya tienen más de 80 000 seguidores en las redes sociales. Verles es una buena manera de aprender gimnasia y admirar la capacidad de saber hacer reír a los tuyos.Evidentemente, entre tantos intentos buenos también hay un montón de piruetas fallidas, ya que Ash no es ni mucho menos una estrella de las volteretas. Si las juntamos todas, evidentemente, sale el típico vídeo que te comparten en cinco grupos de Whatsapp.
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