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Identidad

¿Cómo se define el consentimiento en el cine porno?

¿Cómo se define el consentimiento sexual en un plató de películas porno? ¿El contrato firmado entre los actores y los productores es suficiente para garantizar la seguridad de la gente?
Alessio Bogani via Stocksy

La cuestión del consentimiento en el mundo del porno se ha convertido en un problema cada vez más visible desde que un grupo de actrices de cine para adultos denunciara por violación y abusos al actor porno James Deen. Estas acusaciones pusieron en el punto de mira los excepcionales retos a los que se enfrentan las trabajadoras del sexo que intentan denunciar una violación. Una de las actrices, Amber Rayne, afirma que Deen la agredió físicamente dándole un puñetazo en la cara mientras estaban rodando una escena de sexo, con las cámaras en marcha.

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Las acusaciones hacia Deen han suscitado importantes cuestiones: ¿cómo se define el consentimiento sexual en un plató de películas porno? ¿El contrato firmado entre los actores y los productores es suficiente para garantizar la seguridad de la gente?

"Normalmente se nos entregan unos 20 folios, un gran contrato que dice 'Aquí está la información sobre el pago. Esto es lo que vas a hacer. ¿Consientes en hacer esto?' repetidas veces", explicó la actriz porno Mercedes Carrera frente a una audiencia reunida durante una reciente mesa redonda titulada "El consentimiento en el porno: desbancando mitos y gestionando realidades" que tuvo lugar en Los Angeles. "La gente trata de imponer su idea personal de lo que piensan que es el consentimiento, aunque tienen unos conocimientos legales muy limitados acerca del tema".

Algunas actrices no se sienten cómodas rechazando hacer según qué cosas porque creen que no las volverán a contratar

Antes de que comience el rodaje, las actrices envían sus listas de "Sí y No" a los productores. En esa lista detallan con qué compañeros preferirían trabajar y con cuáles no trabajarán en absoluto. La lista del "No" también determina qué actos sexuales quedan fuera de los límites. Acatar las listas del "No" es el modo en que productores y agentes trabajan para garantizar el consentimiento. Sin embargo, existen zonas oscuras entre el sí y el no, especialmente cuando una actriz trabaja con determinado actor por primera vez o cuando una actriz cambia de idea sobre lo que está dispuesta a hacer entre una toma y otra.

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Una vez en el plató, el director debe asegurarse de que las actrices se sienten cómodas, según explicó al público asistente la directora y productora Dee Severe durante la mesa redonda. "Es preciso comprobar constantemente la comodidad de las actrices, lo cual normalmente resulta muy fácil, porque ellas pueden detener la acción si algo les ha parecido demasiado duro". Severe continuó: "Todas las actrices saben que si tienen algún problema con algo pueden detener la escena". Aunque Severe es muy diligente a la hora de asegurar la comodidad de sus actrices, esa no es necesariamente la norma en la industria.

Hago senderismo, voy a la playa… Hago cosas durante mi tiempo libre que no consisten en estar chupando pollas sin parar...

"Algunas actrices no se sienten cómodas poniendo objeciones porque creen que el director se enfadará y no volverá a contratarlas, o que directamente las despedirá, de modo que muchas veces se limitan a apretar los dientes y aguantar, pero esa atmósfera es completamente errónea", añadió Severe. "He oído que algunas productoras contratan a alguien para una cosa y después esa persona llega al plató y la acción es más intensa o implica algo que no pensaba que fuera a tener que hacer", indicó Severe.

Para evitar esa indecisión de último minuto, el agente Mark Schechter explicó que la industria trata de crear determinados mecanismos de control y equilibrio. "Les enviamos por email una descripción muy detallada de lo que van a hacer, y también les proporcionamos links a los sitios web para que nos confirmen que se sienten cómodas con ello. Sin duda, la decisión final está en manos de la actriz", explica Schechter. "Pero existe una responsabilidad compartida por parte del productor de describir adecuadamente los detalles de la producción, por parte del agente de informar adecuadamente a la actriz, y por parte de la actriz de dar su consentimiento final".

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Pero si una actriz finalmente abandona un trabajo antes de que comience porque no se siente cómoda se pierde mucho dinero, así que existe cierta presión financiera para seguir adelante.

De acuerdo con Conner Habib, vicepresidente del Adult Performer Advocacy Committee (Comité de defensa de los actores de cine para adultos o APAC, por sus siglas en inglés), los actores y actrices porno tienen muy poco control sobre el modo en que pueden generar dinero con su trabajo. "Uno de los problemas más grandes de esta industria y un modo en que los actores porno son explotados —y cuando digo esto los productores suelen cabrearse— es que obtenemos una única paga pero no recibimos royalties… Esto supone un aspecto económico que considero explotador", afirmó Habib.

"Como actriz, muchas veces me han dicho que así perderé oportunidades de trabajar", explica Carrera. "Vale, las perderé, pero mi comodidad es más importante para mí que aceptar todos y cada uno de los papeles que me ofrecen. En mi caso, yo nunca interpreto el papel de sumisa; no voy a dejar que me aten, porque finalmente en algún momento tendrán que desatarme ¡y acabaremos teniendo un gran problema! De modo que tenemos la responsabilidad como actrices de interpretar papeles con los que nos sintamos cómodas".

Habib describió la opacidad del consentimiento informado como parte de una dinámica cultural más amplia. "Solo deseo añadir que el público en general también tiene su responsabilidad, no solo los actores, porque ningún actor porno lo sabe todo sobre la industria del cine para adultos cuando empieza a trabajar y uno de los motivos es que tenemos una concepción muy negativa del porno y el sexo. Esta especie de frontera entre lo que la gente sabe del porno antes de pasar a formar parte de él y lo que hay al otro lado una vez están dentro supone una enorme brecha que no debería existir. La gente debería tener acceso a más información, pero por desgracia nuestra cultura está profundamente estigmatizada por parte del resto del mundo".

Existe una desconexión clara entre la cantidad de porno que consumimos y la cantidad de respeto que nos merece la gente real que representa nuestras fantasías. A lo largo del debate, muchas de las ponentes trataron de hacer hincapié en su lado humano: "Hago senderismo, voy a la playa… Hago cosas durante mi tiempo libre que no consisten en estar chupando pollas sin parar", bromeó la actriz Nina Elle.

Cuando el debate estaba llegando a su fin, las ponentes hablaron del abismo que existe entre su mundo de trabajadoras del sexo con medias de rejilla y los "civiles", aunque tal y como señaló Habib, los civiles son la parte más grande de la industria del porno: los consumidores. Aunque ambos mundos están regidos por normas diferentes y por formas diferentes de expresar el consentimiento, todo el mundo estuvo de acuerdo en que todos tenemos el mismo derecho básico a que se respeten nuestros deseos, especialmente si es frente a una cámara.