Hoy más que nunca necesitamos a Juan Cirerol. Después de su tercer LP Todo Fine del 2015, Juanito dejó de sacar música para concentrarse en armar un show en vivo con banda completa, etapa que culminó con una presentación en el Lunario titulada En Los Días de Música Triste en noviembre del 2016. Para quienes lo conocemos, fue frustrante asumir que una disquera enorme lo mantenía lejos de los estudios de grabación, sobre todo considerando que su cancionero, más de 200 temas que tiene compuestos, pide a gritos ser registrado. Pero lgo cambió recientemente, y ahora el temblor de Mexicali está sacando toda esa música que tenía en la cabeza.
Viajemos unas semanas al pasado, cuando sus redes sociales fueron supuestamente hackeadas y por Twitter y Facebook comenzamos a ver ataques a los chilangos y desplantes de frustración creativa, en donde llegó a decir que se retiraba de la música para despuestio revertir el anuncio con nuevo material y fechas. Esto coincidió con su escape de la CDMX y su regreso a vivir a Mexicali, un acto necesario para preservar su salud mental y resurgir como el ave fénix con dos EPs y un LP en menos de una semana.
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Primero salió Punk Feeling donde estrenó una joyita llamada “Los Rechazados”, una canción sencilla con un aire a Bonnie & Clyde sobre una pareja que busca la estabilidad en la vida bohemia. Cuenta con otro par de canciones, incluyendo un clásico que nunca antes había grabado, “Noches de Prisa”. El segundo EP Bad Kid es más una especie de Greatest Hits donde nos trae una versión en vivo de su cover de los Pikadientes de Caborca, “El Perro”, canción que ya es más suya que de nadie. También viene un extracto de una entrevista donde habla de la autogestión, un cover de Los Nuevos Rebeldes llamado “La Novia del Pajarito” y una versión alternativa de “La Meche”. Todo parecía indicar que Juan estaba buscando desempolvar lo viejo, en lo que se decidía por qué material nuevo podría entregarle a sus fans. Parecía ser un proceso lento.
De repente, la noche del 16 de agosto publicó Soy Rancherito Soy Fronterizo, producido por Rommel Durán de Entre Desiertos. Como fan y amigo de Cirerol, no estaba listo para escuchar canciones tan desgarradoramente honestas: esto es Cirerol al desnudo. A diferencia de canciones como “Metanfeta” y “Eres Tan Cruel”, esta nueva entrega es más similar a Cachanilla y Flor de Azar, canalizando a Bob Dylan con versos casi platicados, como si estuviera escribiendo en su diario.
El disco abre con la canción titular, con una furia bluegrassera donde proclama “Algunos dicen que no soy country porque vivo en la gran ciudad, lo que no saben es que estoy juntando feria para devolverme a la frontera”. Desde ahí nos damos cuenta que estas canciones son frescas y las acaba de escribir, no son las canciones del baúl de los recuerdos que muchos esperábamos. Después tiene unos palomazos románticos donde habla de Mexicali y las personas que lo conectan a su ciudad nativa. Una de las pistas sobresalientes es Smashing Pumpkins, una canción melancólica sobre la soledad y el quedarse sin amigos, bien podría ser una canción de Billy Corgan de su época de oro.
Hay mucho que se puede decir sobre Soy Rancherito Soy Fronterizo, pero podemos dejarlo en términos simples y mencionar que es un exorcismo, un ejercicio artístico que muy pocos se atreverían a publicar. Juan no se ha reinventado con este disco, pero es obvio que si no publicaba esta obra, no iba a poder continuar con este proceso de resucitar su personaje icónico, tan problemático como ES carismático. Hablando con Juan después de este lanzamiento, nos comenta que viene otro disco en camino, lo cual es emocionante y a su vez un poco triste, ya que nos queda claro que siempre estuvo listo para sacar disco tras disco pero la infraestructura de la industria musical de México no lo permitió por tantos años. Cirerol es una bestia salvaje que no puedes mantener enjaulado y este disco es un testimonio a ese hecho.
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