Qatar 2022 nunca debió haber ocurrido. Así de fácil y sencillo. En esencia, Qatar se convirtió el en anfitrión de la Copa del Mundo porque Sepp Blatter así lo quiso (¿alguien dijo sobornos?). Pero para poner las cosas aún peor, Qatar, con todo y su historial de abusos laborales, ha sido responsable de unas 1,200 muertes (cifra conservadora) de trabajadores inmigrantes relacionadas con el Mundial desde que dicho país fue elegido como ganador en 2010. Ahora, seis años después, la FIFA finalmente ha decidido que tal vez, solo tal vez, deberían supervisar el asunto de las muertes.A menos de un mes después de que Amnistía Internacional publicara un informe acusando a Qatar de explotación laboral, la FIFA expidió un comunicado el día de hoy para monitorear las condiciones laborales en los estadios de Qatar. En su primera visita como presidente de la FIFA, Gianni Infantino declaró que el organismo rector del futbol mundial formaría un comité conformado por "sectores relevantes de la sociedad civil y otros accionistas relevantes a la FIFA". Cualquier cosa seleccionada cuidadosamente por la FIFA —sin mencionar el conflicto de intereses directo con sus inversores— parece una nueva receta para más corrupción usando los mismos rancios ingredientes.En su viaje de dos días, Infantino visitó el Khalifa International Stadium en Doha —un estadio que ya existía, y no precisamente uno de los ocho estadios que se están construyendo específicamente para el torneo— y a los trabajadores que habitan los distritos. También se reunió con el emir de Qatar, el jeque Tamim bin Hamad Al-Thani."La FIFA y yo nos comprometeremos con las autoridades de Qatar, y espero la resolución de acciones concretas que serán la verdadera prueba de voluntad", dijo Infantino, de acuerdo con Associated Press. También mencionó que tenía "la confianza de que estamos en el camino correcto".Comprometerse con los mandatarios de Qatar —quienes estuvieron a cargo de monitorear la situación en primer instancia— es también una política dudosa.En realidad, Infantino no se ha puesto a despedir gente con el propósito de enderezar la brújula moral de la federación internacional de futbol. Dado que recientemente Infantino emprendió un gran acuerdo de negocios con el sobrino de Blatter y le solicitó a los Estados Unidos que regresaran el dinero de las confiscaciones de la FIFA (así no funcionan las cosas), todo indica que hasta el momento las cosas seguirán como siempre en la FIFA.La semana pasada, el profesor de Harvard, John Ruggie, publicó un informe autorizado por la FIFA sobre las prácticas de la organización en cuestiones de derechos humanos, y recomendó que los torneos fuesen suspendidos y trasladados a otros lugares si las naciones anfitrionas cometen abusos contra sus trabajadores. Sin embargo, la FIFA parece haber ignorado el consejo y seguido con sus políticas abusivas. Ahora es solo una cuestión de cuántas vidas más se perderán.
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