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más que un buen cuerpo

Hablamos con Alana Blanchard, una de las surferas más buscadas del planeta

Ha sido una surfista cuestionada por mezclar las tablas y los rodajes. Ahora que ha dejado el circuito oficial Alana Blanchard responde a las críticas.
Alana Blanchard. Image: Trent Mitchell / RIP CURL

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Alana Blanchard es cada vez más popular. Nació en la isla hawaiana de Kauai, la más antigua de todo el archipiélago, y se destacó como sparring y amiga íntima de la talentosa surfista Bethany Hamilton (de hecho, estaba en el agua el día que un tiburón tigre le arrancó el brazo de una dentellada a su compañera). Más adelante, Alana conseguiría un lugar de honor en la élite del surf durante la Liga Mundial del Surf, donde se labraría una reputación por méritos propios.

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Pero su catálogo de virtudes no se limita a la práctica del surf, y en realidad, ha sido bautizada como la Anna Kournikova del surf. Dicen que tiene casi dos millones de seguidores en Instagram porque es una deportista que está buena y no porque tenga un talento deportivo de otro mundo. Hasta ahora Alana no había querido entrar al trapo ni hablar de ese debate. Hasta ahora.

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VICE Sports la intercepta en un remoto hotel de Indonesia. Allí conversamos sobre los recientes cambios en su trayectoria, sobre cómo se ha adaptado a la vida lejos de las competiciones, y sobre cómo le han afectado las críticas y las opiniones del público.

Después de haber participado en el campeonato mundial ahora cobras como una surfista profesional sin necesidad de competir. Esto es: viajas por el mundo, pillas todas las olas que quieres, y te has librado de la presión de competir. ¿Ha sido duro convertirte en surfista libre?

Mmmm. Soy una surfista libre. Nunca lo había pensado. Pero sí, diría que este año he sido más libre de lo que lo había sido nunca antes. Claro que llegar hasta aquí no ha sido fácil. Me ha llevado un tiempo y la decisión de abandonar las competiciones ha sido muy dura. Pero no quiero ser dramática al respecto. El año pasado, en cambio, me estaba volviendo loca. Me preguntaba: ¿qué voy a hacer con mi vida?. Pero la verdad es que no era muy feliz participando en competiciones, y tuve la oportunidad de hacer algo diferente… así que pensé… ¿por qué no lo hago y lo hago lo mejor que pueda?. A fin de cuentas, esta es mi vida y yo quiero ser feliz. Yo lo que busco es no dejar de crecer. Y por alguna razón no sentía que estuviera creciendo mientras competía.

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¿En qué momento decidiste que ya no disfrutabas de lo que estabas haciendo?

Entre los 18 y los 25 años estuve entrando y saliendo de la gira mundial. Supongo que cuando empecé eso era lo que quería realmente: estar de gira todo el tiempo — era duro, pero me gustaba. Luego llegó un momento en que estaba haciendo un montón de cosas — trabajaba como modelo para Rip Curl y otros patrocinadores, y hasta hacía sesiones de fotos para otra gente, además de la gira. Y a todo esto intentaba pasar tiempo en casa. Creo que ese fue el momento en que me dije: "De acuerdo, ¿cuál es la parte de todo esto que me gusta y dónde creo que encajo aquí adentro?"

Para serte sincera, nunca me he sentido cómoda en la escena competitiva — nunca ha sido rollo: ¡qué guay es estar aquí y esto es lo que quiero hacer!

Y luego mucha gente se pensó que me había retirado, lo cual es bastante gracioso. En realidad ahora viajo mucho más de lo que haya viajado nunca antes. Estoy en la mitad de mis veinte y estoy haciendo cosas totalmente nuevas: es como si hubiese arrancado una nueva etapa de mi vida. Es la bomba.

Dices que el año pasado lo pasaste mal. ¿Cómo lo superaste?

Creo que me llevó un tiempo estar tranquila con donde estaba y con donde estoy. Me costó un tiempo cerrar mi primer viaje — me fui a México y contraté a un cineasta para que me acompañara. Para mí aquello fue raro porque nunca había viajado de esa manera. Así que me fui muy asustada, porque no tenía mucha idea de cómo detectar el oleaje ni los lugares adecuados en los que surfear. Sin embargo, lo hice, y conforme fue pasando el tiempo fui ganando confianza. Y hacia finales del año pasado eché la vista atrás y pensé: esto ha estado muy bien. Lo puedo hacer. Y lo que es mejor: ahora lo puedo hacer todavía mjor.

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¿Alguna vez has sentido que tenías que justificarte ante la gente — que demostrar tu talento?

No, creo que ni siquiera me lo había planteado jamás como eso. En realidad me da igual, lo digo en serio. Lo único que quería es que saliera un buen montaje, y que la gente lo viera. Me bastaba con que hubiese una buena película para que la gente vea que puedo surfear.

A menudo te encuentras con las chicas que compiten, surfeando una ola increíble, como Cloudbreak en Fiji. Y entonces sí que me pongo en plan: "Oh Dios, cómo me molaría estar allí" — pero bueno, supongo que esa es un poco la movida con lo de ser feliz haciendo lo que hago. Yo ya no compito con mis amigas. He llegado al punto en que, finalmente, les puedo hablar como persona de lo que es competir. Y eso es algo bueno, y me encanta poder hacerlo relajadamente. Me entusiasma lo que están haciendo las chicas que siguen en el circuito — no es que odie lo que hacen ni nada parecido. Ahora estoy más en plan: "lo que hacéis es una locura, es súper estresante y es alucinante — simplemente yo no lo puedo hacer. No estoy hecha para eso, me vuelvo loca cuando lo hago".

Cuando llevas toda la vida escuchando a gente que te dice que no sabes surfear y tienes que justificar que sí que sabes — ¿te molesta cuando ves que algunas chicas que no saben agarrar una tabla alardean de saber hacerlo? Parece que existe una dinámica bastante hardcore de surfistas que odian a las chicas que hacen surf y son modelos… Y viceversa.

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Yo creo que yo era así, fijo. Recuerdo pensar cosas tipo: "Mira esa, no tiene ni idea de surfear pero está simulando que sabe". Ahora, sin embargo, ya me da igual, no me preocupa. No es lo importante. Todo el mundo está vendiendo algo, ¿verdad? Pues si quieren hacerlo, que lo hagan, está todo bien. Si quieren pretender que son surfistas… Pues entonces, ¿por qué no? Yo creo que es bueno para el surf haber llegado a un punto en que la gente pretenda que quiere ser surfista.

Y al mismo tiempo me imagino que puede ser muy cargante para gente que piensa cosas rollo: "Yo llevo toda la vida luchando por ser un buen surfista y tu vas y te dedicas a vender tu cuerpo con mi deporte y encima te levantas más pasta que yo". Eso es una putada. Claro que no todo consiste en eso. No todo tiene que ver con la atención. A mí eso no me molesta personalmente, creo que es divertido. ¿Quién dice que no puedes agarrar una tabla y pretender que eres surfista?. No me voy a dedicar a odiar a las chicas que lo hacen.

Igual esta pregunta te parece muy petarda, pero, ¿cómo te presentas al mundo a nivel de imagen? ¿Es rollo surfista versus modelo?

Esa no es una pregunta fácil, porque todo el mundo tiene siempre algo que decir al respeto. Si no te lo curras lo suficiente en el agua te dirán: "Bah, esta no surfea". A mí me lo llevan diciendo toda mi vida. Y, en realidad, tal fue el motivo por el que quise meterme en el circuito — para demostrarle al mundo que yo sé cómo agarrar una tabla. Claro que aquello ni siquiera funcionó — la gente se sigue pensando que yo no sé surfear — y no tengo problema. Me da igual. Claro que luego sucede lo más triste. Si se te ocurre publicar un vídeo, entonces te encuentras con reacciones rollo: "Pues vaya, menuda puta mierda". O sea que nunca sales ganando. Y lo cierto es que yo no tengo ninguna necesidad de justificarme ante el mundo. Todos somos humanos. Todos somos lo mismo.

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Yo ha llegado un punto en que prefiero ser una persona real y auténtica, que una persona que se pasa el tiempo obsesionada con si puede no puede surfear. Yo prefiero salir y pasármelo bien. Porque es entonces cuando surfeo mejor, cuando no me preocupo y me lo paso bien.

¿Y cómo llevas lo de surfear por libre con compañeras competitivas como Tyler Wright y Nikki van Dijk, ¿te sirve para pillar perspectiva, para darte cuenta de que eres feliz con lo que haces?

¿Si pillo perspectiva sobre mi vida? Totalmente. Creo que los viajes para hacer free surf con mi compañeras de Rip Curl son sencillamente sensacionales — somos tres chicas muy diferentes, y mola mucho ver cómo trabajamos juntas. Lo mejor de todo es largarte de la civilización y regresar a la naturaleza solo para surfearla. Como surfistas que somos, a menudo nos vemos alejadas de todo eso. Siempre que tenemos sesiones de fotos, o que estamos entrenando. A mí me encanta hacer cosas relacionadas con el acto de surfear. Es súper divertido porque, a fin de cuentas, a mí lo que me gustaba es surfear.

¿Cuál es tu siguiente desafío?

No me cabe duda de que quiero hacer varias cosas más — quiero salir a rodar algunas películas más, y me encantaría ir a lugares como Sri Lanka. Y nada, luego tengo un montón de proyectos más allá del surf. Estoy considerando escribir un libro o algo. Lo que quiero es seguir creciendo y seguir sintiendo que estoy viviendo al máximo y que no me estoy perdiendo nada. Quiero mejorar y no quedarme encallada y hacer algo que no quiero hacer. Ahora me siento ligera y me siento capaz de todo. Y creo que es entonces cuando te pasan cosas buenas.

Sigue a la autora en Twitter @MimiLamontagne