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Lo sexy y lo cruel

¿Qué tanto es tantito a la hora de ser afectuoso en público?

Te damos tips para que disfrutes tus cochinadas sin ir al bote ni molestar a la buena gente.

Estuve pensando, morritos, y descubrí que podemos dividir las muestras públicas de afecto en cuatro categorías:

1. El chapultepecazo
Nivel de dificultad: Tener entre 13 y 20 años

Topan perfecto, es la clasiquísima pareja que en el parque, el metro, afuera de la escuela, en la fila del banco, en las fiestas, pretende sacarse el esófago a punta de succión y a la que le vale reverenda madre cuánto puedan incomodar a los demás, y seamos sinceros: joden.

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Basándome en una encuesta informal realizada por su servidora, me di cuenta de que esta MPA (sí, a la gringa, no se claven) es la que más odiamos. Las razones son variadas, desde el “No coman pan enfrente de los pobres” hasta “Es que son dos vatos/morras, y me da asquito” pasando por “Neta no quiero pensar en que esos adefesios pueden reproducirse”.

Por cierto, ya les había contado que en el D.F. las “faltas a la moral” ya no existen, pero hace un año en León, Guanajuato, un dude fue arrestado por besar a su esposa en la calle (una ñora se quejó con la policía) Resulta que echar el besuqueo en León se castiga con multas y hasta 36 horas de cárcel –también pedir limosna, decir obscenidades, ser limpiaparabrisas y manifestarse en la calle, entre otras–. Alguien tenía que pensar en los niños, supongo…

Foto por Rich Lam.

2. El “Shhhh ¡nos van a oír!”
Nivel de dificultad: Hacer como que sí, pero no

No sé de dónde salió el dato pero lo vi una y otra vez: tener sexo en un lugar público es la fantasía más común.

Todos hemos estado ahí: la morra que le hace una turbo chaqueta a su chico por debajo de la mesa, los que se escapan a la capilla durante la recepción de la boda, el morro escuchando los gemidos y sonidos húmedos que salen del baño del bar, el anfitrión de la fiesta que abre un clóset y se encuentra a una chica de rodillas y un compa con los pantalones abajo… ¡Ah, el amor!

A diferencia del chapultepecazo a ésta no resulta tan molesta porque en general las parejas tratan de ser discretas y pues… eso se aprecia ¿no?

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3. El público virtual.
Nivel de dificultad: Tener conexión a internet y probablemente un antifaz.

Favor de ver El verdadero porno amateur.

Lee más del dogging aquí.

4. El dogging
Nivel de dificultad: Estar dispuesto a hacer las cosas like a boss!

La verdad es que, si se trata de ser un pervert que cree en la comunidad y respeta a su prójimo, ésta es la mejor opción, calen nomás:

El dogging se gestó en la añorada década de los setenta, en Inglaterra, donde se empezó a volver común que algunos hombres espiaran a las parejas que echaban pasión en los parques. (No queda claro si se llama así porque los voyeristas “paseaban” a sus perros, o si las parejitas cogían como perros, o si los perros son voyeristas, pero yo supongo que es la última).

Ahora las parejas de exhibicionistas y los voyeristas tienen grupos en internet donde arman “citas”, quedan de verse en algún estacionamiento, parque o bosquecillo apartado y, bueno, unos se dan para sus tunas en sus coches mientras los otros echan ojo.

Hay una serie de códigos para saber cómo está el chou, por ejemplo: si dejas las luces interiores prendidas es porque quieres que te vean, si dejas las ventanas abiertas es porque quieres que te vean y permites que los voyeurs también toqueteen, si dejas la puerta abierta, pues “dejad que los mirones vengan a mí… y armamos una orgía como la gente decente”.

Y en serio que es una onda decente, chavos, en casi todos los grupos hay normas básicas como:

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-Usar condones.

-No estar en zonas de paso para no molestar a los demás.

-Limitarse a mirar hasta no ser invitado.

-No comprometer la identidad de nadie.

-Respetar el mobiliario público.

-La participación tiene que ser voluntaria.

Por si ocupan, acá les dejo el dato del grupo más popular que topé en México: Dogging México.

Sí, esparcir amor y lujuria es algo hermoso (sobre todo en estas fechas), sólo procuren hacerlo frente a gente que lo aprecie, y si te toca ver un chou que no buscabas, sólo relaja el ano e imagina que estás viendo un documental de mamíferos.

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@dorotrix

Lee más en nuestra columna de sexo, Lo sexy y lo cruel.