Me pregunta si pueden pagar en efectivo porque dice que han tenido problemas con el banco para hacer la transferencia. Le digo que no puede ser, ya que si el pago no se hace a través de la agencia de alquiler, no tengo el seguro cubierto.Al final, Kitti contacta con un amigo que tiene una cuenta en un banco alemán y me hace la transferencia a través de esa cuenta. Aunque al principio me mosquea un poco todo, descarto mis sospechas pensando que quizá estén de viaje por Europa y vayan improvisando sobre la marcha.Finalmente se confirma la reserva y me ingresan el dinero.Me despierto con una llamada perdida y un mensaje de mi hermano que dice, "Llámame. Algo está pasando en tu piso"
Kitti incluso me prometió que "vivía vida normal"
Viajamos a Bangkok y a la mañana siguiente me despierto con una llamada perdida y un mensaje de mi hermano que dice, "Llámame. Algo está pasando en tu piso". Como no puedo llamarlo todavía debido a la diferencia horaria, le envío otro mensaje pidiéndole que me llame cuando despierte, pero solo si el tema es grave.Se acerca el final de nuestro viaje. Stine y yo contratamos una excursión de un día a la ciudad histórica de Ayutthaya, al norte de Bangkok, aunque tengo dudas porque probablemente no habrá cobertura y todavía no sé nada de mi hermano.Stine me tranquiliza y finalmente hacemos la excursión. Por el camino, especulamos sobre qué es lo peor que podría haber ocurrido. Lo peor que me puedo imaginar es que hayan montado una rave colosal en mi casa y esté toda patas arriba.Me encuentro en medio de una plaza gigantesca, frente a las ruinas de un templo, cuando me llama mi hermano. En cuanto veo su nombre en la pantalla, se me acelera el corazón.—"Hola. ¿Qué ha pasado, se han cargado el piso o…?", pregunto, preparada para lo peor.'Se han montado una especie de burdel en tu casa'
Me quedo echa mierda. La verdad es que ni se me había pasado por la cabeza esa posibilidad. A falta de una respuesta mejor, empiezo a llorar, mientras un grupo de escolares tailandeses se ríen y me señalan con el dedo. Stine viene corriendo y me pregunta qué pasa, a lo que yo solo soy capaz de contestar, gritando: "¡Es una prostituta! ¡Hay una prostituta!".Una vez recobrada la compostura, mi hermano me explica que varios de mis vecinos se pusieron en contacto con él porque les dio mala espina el trajín de hombres que entraban en mi casa a intervalos de media hora y a todas horas del día.Por lo visto, el vecino de arriba había bajado la noche antes para recordar a mis inquilinos que no se podía fumar, y lo recibió una sonriente Kitti vestida con un diminuto kimono de satén y unos tacones de 15 cm pensando que era otro cliente. La vecina de abajo aseguraba que la oía andar por casa con los tacones a todas horas y que montaba lo que parecía un show de striptease. Luego también estaban los gemidos, muchos y muy escandalosos.Le pido a mi hermano que haga algo, pero no le hace mucha gracia volver a casa porque los vecinos le han dicho que también hay otros dos tipos muy corpulentos con Kitti.La vecina de abajo aseguraba que la oía andar por casa con los tacones a todas horas y que montaba lo que parecía un show de striptease. Luego también estaban los gemidos, muchos y muy escandalosos
En cuanto entramos en la recepción, llamo a la policía danesa y me atiende una agente muy estricta. Le cuento lo sucedido entre sollozos y me contesta que "esto es lo que cabe esperar cuando alquilas tu piso para ganar un dinero extra".En Dinamarca la prostitución es legal, así que la policía no puede hacer mucho por ayudarme, según me explica la agente ,y me indica que debería llamar a la agencia de alquiler.Busco en internet el sitio web de la agencia para apuntar su número de teléfono, pero no encuentro nada. Lo único que tienen es uno de esos chats en directo, con el mensaje "Gracias por su petición. Nos pondremos en contacto con usted en breve".Investigo más en Google y veo que la agencia tiene un montón de reseñas negativas, algunas de gente que asegura que les fue imposible contactar con el servicio de atención al cliente y que, como haya problemas, estás sola ante el peligro.En Dinamarca la prostitución es legal, así que la policía no puede hacer mucho por ayudarme, según me explica la agente ,y me indica que debería llamar a la agencia de alquiler
Encontré pañuelos con corridas en todos los rincones y grietas de mi piso. Foto cortesía de Pernille Bang
Inmediatamente después, suena mi teléfono. Es uno de los tíos que la acompañan (los chulos, supongo), diciéndome que si van a salir antes de lo previsto, tengo que devolverles el dinero. Amenazo con llamar a la policía, pero el me devuelve la amenaza acusándome de ser una ladrona por quedarme con su dinero. Me entra el pánico y acabo cediendo.Le digo que pasará una amiga a devolverles el dinero. Durante toda la conversación, me siento como si estuviera en una película de esas tan malas que dan por la tele.En un momento dado, me sorprendo con la cabeza inclinada sobre el váter mientras sostengo el teléfono. La sensación de impotencia me provoca náusea. han convertido mi casa en un burdel y nadie puede ayudarme. Cada diez minutos recibo llamadas de los chulos, que me preguntan, "¿Cuándo viene amiga tuya?".La sensación de impotencia me provoca náusea. han convertido mi casa en un burdel y nadie puede ayudarme
Cuando creo que la situación no puede empeorar, empiezo a recibir fotos de la vecina de abajo en las que se ve a Kitti y a los demás saliendo apresuradamente del piso con un montón de bolsas y maletas. Temiendo que me estén robando, por fin consigo contactar con mi amiga Maria, que enseguida se pone en modo guerrera total y se va corriendo a sacar dinero y luego a mi piso. Mis vecinos me dicen que se han ido de casa y que están fuera, esperando en una furgoneta a que les devuelvan el dinero. Maria se encuentra con mi vecina en la parte de atrás del edificio y entran a comprobar el estado del piso sin que Kitti y compañía se enteren. Yo lo sigo todo por FaceTime, con el corazón en un puño.Lo primero que advierten es el calor que hace en el piso , veo que todas mis plantas están mustias y agonizando en sus macetas. Maria y mi vecina emiten una serie de "arghs" y "eeeecs" a medida que entran en las distintas habitaciones. Parece que no falta nada.De repente, oigo a Maria reírse. Ha encontrado un rollo de papel de cocina de tamaño industrial y tres bolsas de basura llenas de papel con corridas y condones usados. Parece que Kitti y los chicos no han comido mucho aparte de unas latas de sardinas y unos noodles, cuyos restos están esparcidos por la cocina. Han comprado media docena de huevos orgánicos y de gallinas criadas en libertad. Bueno, al menos tienen conciencia ecológica.De repente, oigo a Maria reírse. Ha encontrado un rollo de papel de cocina de tamaño industrial y tres bolsas de basura llenas de papel con corridas y condones usados
A lo mejor Kitti ha estado viendo muchas pelis tristes. Foto cortesía de Pernille Bang