El mundo se abrió para Kyle Lowry. Corría casi la mitad del último cuarto, cuando una pantalla creada por Jonas Valanciunas funcionó como se esperaba. La situación fue la siguiente: Lowry tenía todo el espacio en la pintura para hacer lo que quisiera.
En esto Lowry se luce. No es el mejor terminando jugadas bajo el aro —no es lo suficientemente explosivo para ganarse esa reputación, por mucho— pero por lo general toma las decisiones correctas en dichas situaciones. Estaba solo ante el aro. La situación le exigía a gritos un layup.
Videos by VICE
En lugar de hacerlo, Lowry lanzó un pase por encima de dos defensores del Heat de Miami hacia Valanciunas, quien se alejaba del aro. De alguna forma Valanciunas logró acorralar el balón y anotar. Le damos el crédito al grandulón y sus suaves manos. Pero aún más llamativo es el hecho que se trataba de otra bendita jugada en los benditos playoffs para Lowry, el mejor jugador y el corazón de los Raptors.
Leer más: El tratamiento de Curry para volver antes de tiempo
En la ronda inaugural victoriosa de los Raptors ante Indiana, Lowry tuvo solamente un 31.6 por ciento de tiros, aunque su impacto fue evidente. Con excepción de los tiros de tres, hizo las mismas cosas que suele hacer: anteponerse ante los embates, organizar jugadas pick-and-roll para posicionar a Valanciunas, y despojar a jugadores del balón bajo el tablero. En la derrota ante Miami del Juego 1 el martes por la noche, Lowry se vio totalmente perdido por primera vez en postemporada. No sumó puntos y tuvo sólo una asistencia en los primeros 19 minutos de la primera mitad. Dado lo esencial que Lowry es para los Raptors, su comportamiento es casi inconcebible.
“Desperdicié varios tiros. De hecho, desperdicié muchísimos tiros”, confesó Lowry después del partido, aún con un balón en las manos luego de una sesión extra de tiros en el gimnasio de práctica del Air Canada Centre. Luego de concluir ante las cámaras, Lowry se dirigió a la duela principal para lanzar un poco más, sin que hubiera alguien para que tomara los rebotes. “Con tan pocos tiros, creo que me hará bien quedarme un rato más”.
Este juego, una victoria en tiempo extra de 102-96 para Miami, fue más tonta y menos plausible que el final de uno de los episodios de Dexter. Mantener el balón dentro de la cancha pareció una tarea hercúlea. DeMar DeRozan tuvo dos tiros mientras le cometían falta en un lapso de 36 segundos en el último cuarto, y falló los dos tiros libres. El Heat falló clavadas en posesiones consecutivas. Miami lanzó de tres en un 73 por ciento, mientras que los Raptors tuvieron un 24 por ciento. El Heat jugó la primera mitad como si hubiese sido arrollado, mientras que los Raptors apenas y se marearon. Terrence Ross estuvo de maravilla.
Por supuesto, lo más raro de todo fue la noche de Lowry. Sólo logró encestar 3 de sus 13 tiros durante el partido. Uno de ellos fue algo convencional, un layup. El último fue un tiro desde la mitad de la cancha que milagrosamente cayó adentro. Desde luego, en un principio pareció que Lowry había salido de la cancha antes de hacer el tiro. Incluso las cosas raras de este juego raro no podrían llegar a ser un raro “normal”. Tenía que ser el tipo complicado de raro.
“En cuanto el balón salió de sus manos”, dijo el entrenador de Miami, Erik Spoelstra, “creo que todos en el recinto supimos que entraría”.
Qué va, nunca lo pensaron. A Lowry se le tembloroso, y es preocupante. Lowry ha jurado que su codo, que lo llegó a molestar en la segunda mitad de la temporada, no es un problema en estos momentos. Su insistencia por seguir lanzando tiros después del juego en lugar de descansar y aplicar hielo le da credibilidad a sus palabras.
Sin embargo, esto es pavoroso para los fans de los Raptors, y significa que los problemas son menos explicables.
“Regresar a tu nivel es definitivamente una cuestión que debe sentirse”, dijo Lowry. “No sé dónde está. Es una cuestión de la mente. Es frustrante. No voy a rehuir de las críticas. Seguiré siendo agresivo, lanzando, y cargando con la responsabilidad. Sé que no estoy jugando para nada bien. Terminamos la serie sin que yo jugara bien. Tengo que jugar mejor, y lanzar mejor el balón.
“En estos momentos sin duda hay miles de cosas diferentes ocurriendo al mismo tiempo (en mi mente) por la forma en que…estoy lanzando el balón”.
¿Qué se puede hacer ante algo así? La ofensiva de los Raptors, tan poderosa en la temporada regular, es un desastre en la actualidad. DeMar DeRozan recibirá más críticas por una ineficiente noche más —22 puntos de 22 intentos, incluyendo un período en el tercer cuarto donde dominó a la ofensiva— pero mucho de ello es el resultado de los problemas de Lowry. DeRozan siente que necesita proveer a la ofensiva porque su compañero no sólo está fallando tiros, sino que también los está evitando.
Conforme la ofensiva fue muriendo en tiempo extra, los Raptors implementaron jugadas de pantalla que la defensiva de Miami logró descifrar. Cuando Lowry no representa una amenaza mayor a la hora de tirar, detener la jugada es muy fácil. Tal vez los Raptors necesitan que Valanciunas tenga más presencia bajo el poste para diversificar la ofensiva, pero dado que Valanciunas tiende a olvidarlo en ocasiones —por cierto, estuvo fenomenal el martes— también podría ser problemático.
“Estamos en los playoffs y todo mundo te está viendo”, dijo Lowry. “Me siento mal por estar jugando de esta forma, en especial cuando los reflectores están sobre mí porque sé que soy capaz de mucho más. Tengo que aplicarme”.
El basquetbol puede ser un deporte complicado y confuso. Sin embargo, Lowry no se equivoca en esto. Por ahora, es tan simple como Lowry dice que lo es.