Cruzar calles es un deporte extremo, sobre todo en lugares donde los códigos civiles no se rigen bajo el canon ortodoxo de los señalamientos viales. Mientras en lugares de varias partes del mundo puedes ser multado si atraviesas en rojo, existen otras latitudes donde a pesar del tráfico y los congestionamientos viales –y en gran parte por la inseguridad–, aún tenemos la libertad de calcular cuándo podemos cruzar y cuándo no.El que dejemos algunas decisiones como ésta a la deriva colectiva, no significa que sea un paraíso lleno de felicidad y educación, sino todo lo contrario, requiere una estirpe urbana que exige mayor concentración para evitar ser arrollados por algún conductor atrabancado.En Ísafjordur, una ciudad al noreste de Islandia, una iniciativa visual promueve la consciencia automovilística a partir de un cruce peatonal o paso de cebra intervenido artísticamente con la intención de que parezca un cruce flotante.Ralf Trylla y su equipo de ambientalistas creativos diseñaron esta pieza con la encomienda de reducir accidentes, pero a pesar de ser una iniciativa que de impacto pudiera parecer útil, la pregunta radica en si en verdad puede afectar de forma positiva la psique de los conductores con menos facultades.Mira abajo un video de este proyecto en acción y dinos qué piensas.Luis es editor de Creators y puedes seguirlo en Instagram:@sinmuchasfotosRelacionados:Las inesperadas intervenciones urbanas de Mark JenkinsLas grietas y hoyos de todo el mundo están siendo reparadas con LEGOVandalizan una escultura virtual de Jeff Koons en NY
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