FYI.

This story is over 5 years old.

Sexo

Las mujeres que se masturban mucho también tienen problemas para correrse

Solo que no se oye hablar tanto de ello.
Foto: Shutterstock  

En ciertos foros de internet, “síndrome del abrazo de la muerte” es el término con el que se describe una dolencia no científica que afecta al pene cuando la persona se masturba de forma muy frecuente y agresiva. Esto acaba provocando insensibilidad, disfunción eréctil y dificultad para alcanzar el orgasmo.

Según una columna de Savage Love de 2003, en la que probablemente apareció el término por primera vez, el síndrome del abrazo de la muerte suele darse en hombres que, después de masturbarse frecuentemente y de la misma forma durante su adolescencia, tienen problemas para llegar al orgasmo con sus parejas.

Publicidad

El síndrome del abrazo de la muerte no es un término científico ni una patología médica reconocida, pero la masturbación idiosincrática —es decir, masturbarse usando la misma técnica repetidamente hasta depender de ella para llegar al orgasmo— es un fenómeno muy documentado. Entre los hombres, quiero decir. Como tantos otros asuntos, cuando está relacionado con el placer sexual femenino, la información es más bien escasa.

Sin embargo, “este fenómeno también se da en mujeres”, señala la sexóloga y terapeuta sexual Isiah McKimmie, “aunque no con tanta frecuencia como en los hombres. A veces las mujeres aprenden a masturbarse y llegar al orgasmo de una forma específica, lo cual resulta difícil de reproducir durante el sexo con la pareja”.

Anna, estudiante de Derecho, asegura que “ha sido un problema muy grande” para ella. “Crecí masturbándome en decúbito prono y como torciendo las manos. Tuve que practicar durante años hasta ser capaz de hacerlo de forma distinta. Incluso ahora me cuesta horrores si no lo hago en esa posición”.

Emily es estudiante de Criminología y cuenta que empezó a masturbarse desde muy joven y que ahora tiene problemas para llegar al orgasmo con una pareja. Lo mismo le ocurre a Katie, estudiante de último año de bachillerato: “Era muy joven cuando empecé a masturbarme y siempre lo he hecho tumbada bocabajo. No soy capaz de llegar al orgasmo si no me pongo en esa postura”.

Publicidad

Como tantos otros asuntos, cuando está relacionado con el placer sexual femenino, la información es más bien escasa

Posiblemente, la masturbación idiosincrática se asocia más a los hombres porque, desde una edad temprana, “se anima a los hombres a que se toquen”, explica Cyndi Darnell, sexóloga y educadora sexual. No suele ocurrir lo mismo con las mujeres, ya que por lo general la vagina se considera “asquerosa e íntima”.

Darnell señala que, como hombres y mujeres se masturban de forma distinta, no existe un equivalente directo del síndrome del abrazo de la muerte, pero sí que existen “similitudes y cruces”, y hay mujeres que caen en ciertos patrones de masturbación que pueden acabar siendo un impedimento.

Pero “no hay nada malo en ello. No hay por qué entrar en pánico. Es muy fácil cambiar estos patrones, no es nada permanente”.

Respecto a por qué las mujeres parecen hablar menos de este fenómeno, “hay muchos miedos culturales en torno a la masturbación femenina”, apunta Darnell. Un ejemplo de ello es “la adicción al vibrador”, un mito que no tiene ningún fundamento científico que solo sirve para patologizar los hábitos masturbatorios de la mujer. Como consecuencia, las mujeres que experimentan dificultades para alcanzar el orgasmo pueden sentirse incómodas rompiendo ese silencio.

Como educadora sexual y terapeuta especializada en relaciones, Tanya Koens señala: “La sociedad insta a las mujeres a ser sexis, pero no sexuales”. Muchas mujeres no reciben una correcta “educación del placer” y no se las suele animar a que exploren cómo funciona su cuerpo.

Publicidad

Asimismo, mucha gente que descubre la masturbación de pequeña o durante la adolescencia rápidamente aprende que es algo de lo que nunca hay que hablar. Con el tiempo, señala Koens, esto puede dar lugar a una “desconexión entre cuerpo y mente” que empeora el problema e impide que la mujer se sienta cómoda y alcance el orgasmo en pareja.

Las mujeres que experimentan dificultades para alcanzar el orgasmo pueden sentirse incómodas rompiendo ese silencio

Darnell coincide en que los tabúes en torno al placer sexual femenino pueden impedir que se hable abiertamente de la disfunción orgásmica de las mujeres y se lleven a cabo investigaciones formales sobre la experiencia de las mujeres con su cuerpo. “Eso por no hablar de los genitales de las personas trans [y no binarias], de los cuales no se habla”, añade.

Pese a todo, estamos en un momento interesante, ya que la investigación sobre la sexualidad está empezando a abrir sus horizontes para incluir las experiencias de todas las identidades de género. “El viejo modelo clínico que enmarca la sexualidad en el contexto del hombre cisgénero se está quedando rápidamente obsoleta. Estamos avanzando, pero queda mucho trabajo por hacer”.

Sigue a Sofia en Twitter.

Este artículo apareció originalmente en VICE AU.