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La camiseta más icónica del mundo surgió por accidente

Kaus putih berlogo Hard Rock Cafe

En junio pasado, la cadena de restaurantes Hard Rock Cafe nombró al jugador de fútbol Lionel Messi como su nuevo embajador de marca, para celebrar que llevan 50 años en el negocio. “Bien por ellos”, pensé. Pero también me pregunté: “¿Cómo es que aún están en el negocio y cómo tienen suficiente dinero para contratar a uno de los atletas más caros del mundo?”.

Tuve la suerte de crecer en una familia que viajaba mucho. Los recuerdos que tengo de esos viajes en su mayoría son vagos, pero el del Hard Rock Cafe, con sus souvenirs inspirados en el rock, su música a todo volumen y sus icónicas camisetas, está grabado en mi mente. No puedo expresar con palabras lo que me fascinaba del lugar. Tal vez me impulsaba el mismo espíritu de consumismo que lleva a los adolescentes a McDonald’s. Tal vez simplemente me encantaban sus camisetas.

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“La clásica camiseta con el logotipo del Hard Rock Café es, por mucho, una de las prendas de vestir más vendidas en el mundo”, dijo Stefano Pandin, gerente general de Hard Rock Cafe Italia y vicepresidente de operaciones en Europa. A pesar de que sería imposible verificar su afirmación, ya que nadie registra ese tipo de datos, la ubicuidad de la camiseta es obvia para cualquiera que haya salido de su casa alguna vez.

Hard Rock Cafe – Black and white photo of people lined up in front of a hard rock cafe in the 70s.
Hard Rock Cafe, Londres en la década de 1970. Foto cortesía de Hard Rock Cafe

Pandin explicó que el logotipo fue diseñado en 1974, tres años después de que el Hard Rock Cafe original, cerca del Hyde Park en Londres, abriera sus puertas por primera vez. El creador del diseño fue el ilustrador y diseñador gráfico británico Alan Aldridge y aunque es posible que su nombre no te resulte familiar, él está detrás de algunos de los diseños psicodélicos más icónicos de las décadas de 1960 y 1970, en las que tuvo entre sus clientes a The Beatles y Andy Warhol.

De acuerdo con Pandin, lo que los propietarios realmente le encargaron a Aldridge fue que creara un logotipo para el menú del café. Según cuenta la historia, las camisetas surgieron en buena medida por accidente, cuando los fundadores Peter Morton e Isaac Tigrett las hicieron para un club de fútbol local al que apoyaban y regalaron las que les sobraron a sus clientes regulares.

La camiseta se convirtió instantáneamente en un éxito: muy pronto, la gente comenzó a ir a los restaurantes exclusivamente a comprar ese tipo de mercancía, por lo que los fundadores establecieron una nueva rama en el negocio para manejar esa demanda, lo que los llevó a designar áreas y cajas registradoras especiales dentro de los restaurantes para la venta de esos productos.

En algún momento, entre las personas formadas en las cajas registradoras exclusivas para la venta de mercancía, estuve yo, y probablemente también tú y varios de nuestros diversos amigos y colegas.

“En el pueblo donde crecí, usar una camiseta del Hard Rock Café significaba que habías viajado”, me dijo mi compañero de trabajo Vincenzo Ligresti. “Significaba que tenías los medios para pagar [un viaje], o al menos que tu familia los tenía. Era una especie de símbolo de estatus entre los adolescentes”.

Ligresti dijo que en realidad esas camisetas no le gustaban mucho, pero que cuando usó una por primera vez a los 17 años, se sintió investido por un aura que lo volvía genial. “Lo curioso es que esa camiseta [de Berlín] fue un regalo. Nunca había subido a un avión en toda mi vida”, dijo Ligresti.

Su primer viaje en avión fue a Nueva York, donde terminó comprando una camiseta en el Hard Rock Café de Times Square. “Finalmente, sí fui a Berlín, pero todo lo que quería en ese momento era lograr entrar al club nocturno Berghain”, dijo. “Y usando una camiseta del Hard Rock Café ni siquiera habrían volteado a mirarme en la entrada”.

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La autora de este artículo frente al Hard Rock Cafe, Florencia, Italia. Foto: Andrea Marzocchi

Hoy, la franquicia de Hard Rock Café cuenta con más de 180 cafés, 24 hoteles y 11 casinos en su imperio, que se extiende por 75 países.

Cautivada por la pregunta de quién asiste a esos lugares, visité mi franquicia más cercana en el centro de Florencia. El restaurante aquí abrió hace diez años y sirve principalmente hamburguesas, algunas opciones de desayuno y algunos platillos “asiáticos” que estoy bastante segura de que nunca se han consumido en ninguna parte de Asia. Eran las 11 de la mañana y las calles de Florencia estaban llenas de turistas, aunque menos de los habituales, pero yo diría que la mayoría de los clientes del café eran italianos.

En el interior, el salón-comedor tenía aire acondicionado, con música rock a todo volumen en todos los rincones. Caminé por el salón de souvenirs y sentí la necesidad irresistible de comprar un mameluco de bebé con el logotipo del lugar para mi hijo que está por nacer. Traté de convencer a mi pareja de que sería una gran primera compra para nuestro primogénito, pero, comprensiblemente, no cedió.

Inquieta, seguí viendo los estantes, invadida por el deseo de salir de ahí con algo, lo que fuera. Finalmente, mi pareja estuvo de acuerdo en comprar un imán para el refrigerador.

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Un mameluco con el logotipo del Hard Rock Cafe. Foto de la autora.

El Hard Rock Café ofrecía un producto que solo era posible comprar en sus franquicias ubicadas en las ciudades más importantes del mundo. Era un símbolo de estatus para todos los viajeros inexpertos, una forma de presentarnos como sofisticados, cuando no lo éramos en absoluto.

Un amigo cuyo trabajo es acompañar a jóvenes de 17 y 18 años en viajes al extranjero dice que a los adolescentes todavía les gusta el Hard Rock Café. No es solo algo de los millennials (eso sí, es probable que solo sean los millennials quienes desembolsan más de 68 dólares por las camisetas de segunda mano del Hard Rock que actualmente están en venta en eBay).

De vuelta en Florencia, salí del café sosteniendo en mi mano, con una agradable sensación de satisfacción, mi imán de 12 euros con forma de guitarra. No era un mameluco, pero tendría que bastarme.