Es una noticia que vale la pena gritar desde la azotea. O de una banqueta alta, por lo menos. El bastardo infame del paisaje culinario conocido como ‘comida chatarra’ está por reivindicarse. Y, por supuesto, incluye a la comida rápida con su paraíso de grasas, carbohidratos y sal.
Así es, compañeros adictos a las golosinas, este día es glorioso. Un estudio publicado recientemente por la revista Obesity Science & Practice afirma que la comida chatarra influye poco o nada en el índice de masa corporal de las personas.
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Aunque hay excepciones claras para estos resultados —la obesidad mórbida y el bajo peso no siguen la regla, por supuesto—, el estudio postula que la pérdida de peso va mucho más allá de asegurarse de que la persona no se atasque te Cheetos cada vez que abre Netflix en la computadora. Uno de los autores principales del estudio, David R. Justo, de la Universidad de Cornell, cree que demonizar un tipo particular de alimento, en lugar de enfocarse en la alimentación completa, es un error terrible y cada vez más recurrente en la actualidad.
“No es sólo la comida chatarra, no podemos enfocarnos únicamente en estos alimentos”, explicó Just. “Se trata realmente de la dieta completa. Cuando se habla de política alimentaria para frenar la obesidad, se comete el error de elegir a algunos malos alimentos y prohibirlos. Esta táctica es ineficaz”, mencionó.
Para fines de este estudio, la comida chatarra se definió como “bebidas no alcohólicas azucaradas, papas a la francesa, postres, y botanas dulces y saladas”.
Tenemos que admitir que sin duda sería más fácil si sólo pudiéramos eliminar un tipo de alimentos —grasas, carbohidratos, sodio— de nuestra dieta y perder peso, pero este nuevo estudio sugiere que todos necesitamos “considerar el panorama completo de nutrición en lugar de obsesionarnos con algunos elementos nada más”, explicó Just.
El estudio fue realizado tras observar la información de peso y dieta de cinco mil adultos que completaron dos encuestas sobre lo que comían en un periodo de 24 horas. Una pequeña correlación negativa se encontró entre el índice de masa corporal y el comer comida chatarra, lo que significa que las personas con un IMC ligeramente inferior comen una ligeramente menor cantidad de alimentos chatarra. La correlación no fue considerada estadísticamente significativa, pero sí mostró que consumir comida chatarra, cuando se considera sola, no hace a la gente gorda.
Por supuesto, el estudio se basa en una investigación epidemiológica y observacional. Como el Dr. Ken Fujioka, endocrinólogo de Scripps Health, señala en el diarioSan Diego Union-Tribune: una controlada prueba al azar habría producido resultados más rigurosos. Sin embargo, como el Dr. Eduardo Grunvald, del Programa de Control de Peso de la UC San Diego dice: “Cuando estás hablando de la obesidad, en realidad estás hablando de la regulación del peso. Nunca puedes apuntar a un solo aspecto y hacer un gran impacto. Cuando trato a los pacientes, debo observar todos y cada uno de los aspectos de su dieta, de su actividad física, de su medicación, de su apoyo social, y de su medio ambiente”.
En otras palabras, no hay atajos cuando se trata de perder peso. Dejar de comer comida chatarra no nos garantiza una vida saludable. La verdad es que la razón por la que nosotros, el mundo occidental, somos obesos, es mucho más complicada y difícil de remediar de lo que parece.
¿Quieres una dona glaseada? Mmmmmh… sí, claro. Tampoco es la fuente de todos los males de la humanidad.