La danza de los cornudos: un after party con caguamas y machetes en Guanajuato

Un grupo de borrachos enmascarados, con machetes en mano, arrasaban con las calles cuando llegué a San Bartolo de Agua Caliente, en el estado de Guanajuato. Reían, gritaban y se empujaban acompañados sonidos de trompetas y pandillas de perros callejeros. “Es nuestra tradición. Aprendimos a pelear con machetes desde que éramos niños, aunque cada año alguien termina con cortadas”, me contó uno de ellos.

La Danza de los Cornudos es una tradición otomí que se lleva a cabo durante Semana Santa en la localidad de San Bartolo de Agua Caliente. En los tres días que dura la celebración, el pueblo indígena de la región recrea la Pasión de Cristo, donde los Cornudos se enfrentan a Barrabás en una pelea con machetes.

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Originalmente los Cornudos —que representan a los judíos— llevan vestuarios compuestos por una manta de lana que les cubre todo el cuerpo y una diabólica máscara con cuernos fabricada con colorín, un árbol cuya textura suave es fácil de grabar, aunque ahora usan máscaras ya hechas y de personajes que no tienen nada que ver con la tradición. Barrabás, su oponente, no lleva ninguna máscara.

Nadie sabe la fecha exacta en que se originó este baile, pero la mayoría de los adultos de la comunidad cuentan que aprendieron el baile cuando eran niños y que sus hermanos mayores les enseñaron a dominar el machete para un combate.

Todo el pueblo parecía un after party muy cabrón: estaba hecho trizas, los niños se divertían blandiendo sus machetes por todos lados y ni las máscaras podían ocultar lo borrachos que los adultos estaban.

Los niveles de ridiculez se incrementaron todavía más cuando los participantes formaron una procesión para llevar a Cristo a la crucifixión, entre disfraces coloridos, caguamas y machetes.

Para los lugareños, ésta es la celebración más importante del año, una herencia cultural de la que todo el pueblo está orgulloso y su dicha es enorme.