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La Fórmula 1 y los cambios que prometen devolverle la emoción

La Fórmula 1 no ha sido un emblema de diversión en años recientes. La asistencia a los autódromos está en picada, y a menudo, las carreras completas solo están disponibles en la televisión de paga. En resumen, la serie vive una crisis de audiencias.

Además, la acción sobre la pista no ha sido precisamente un imán de espectadores. Y es que las últimas siete temporadas han sido dominadas ampliamente por dos equipos. Primero, por Red Bull y Sebastian Vettel entre 2010 y 2013; y luego por Mercedes, con Lewis Hamilton y Nico Rosberg.

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En 2017, la serie espera recuperar aficionados, y lo ha hecho con una oleada de cambios deportivos que buscan hacer las carreras más rápidas y más competidas.

Los nuevos autos son más robustos, con un 30% más de carga aerodinámica y llantas más anchas y rudas. La esperanza es que esto transforme a las carreras, y que la prioridad ya no sea preservar la integridad del auto, sino llevarlo al límite. Hasta ahora, los cambios parecen funcionar: el tiempo más rápido en las pruebas del Circuit de Catalunya, marcado por Kimi Raikkonen, fue 3.4 segundos más rápido que el tiempo de vuelta con que Lewis Hamilton se llevó la Posición de Privilegio el año pasado.

El veterano Raikkonen pone a prueba su Ferrari // Alejandro Garcia/EPA

Sin embargo, los autos también son más difíciles de manejar. Todos los pilotos tuvieron al menos un percance en la pretemporada, y Lance Stroll ––el prospecto de 18 años de Williams y el único verdadero novato en la parrilla–– le costó a su equipo casi dos días de rodaje pues reparaban los daños de sus múltiples percances.

Todo es prometedor. Los nuevos propietarios, Liberty Media, buscan ser más progresistas que lo que fue Bernie Ecclestone, quien dirigió la serie por décadas, y podemos esperar que la Fórmula 1 se mantenga en esta nueva dirección. Aunque cabe mencionar también, que los cambios deportivos se autorizaron antes de que se concretara la venta de la serie a Liberty Media.

¿Qué es lo que piensan los expertos sobre la nueva F1 y sobre el desafío que la serie tiene de cara al futuro? VICE Sports platicó con el laureado equipo de narradores y comentaristas de Sky en la televisión británica. El equipo está compuesto por el narrador y expiloto de F1, Martin Brundle; y con los analistas, el también expiloto Johnny Herbert; el campeón mundial de 1996, Damon Hill; y el especialista técnico Pat Symonds. Queríamos hablar sobre cómo puede rehabilitarse el entusiasmo por la F1.

La conversación se traslada rápidamente al 2017, y el temor sigue latente de que esta pueda ser otra temporada de un solo caballo. Es cierto que las pruebas de pretemporada estuvieron competidas, pero es raro que los equipos muestren ahí su verdadera forma. Ha sido hasta la calificación para el gran Premio de Australia donde se ha asomado el verdadero ritmo de los equipos. Lewis Hamilton, de Mercedes, dominó la sesión seguido por Sebastian Vettel, de Ferrari, y con Valtteri Bottas, también de Mercedes, en tercer lugar. El cuarto lugar fue para Kimi Raikkonen, de Ferrari. Es decir, que tal como se esperaba han sido Mercedes y Ferrari los equipos dominantes.

La gran sacudida que le dieron a las reglas lleva el objetivo de que haya más paridad en la pista, pero siempre está el riesgo de que un equipo termine arrasando.

“Es el eterno problema de la serie”, asegura Damon Hill. “Le das a los equipos un reto de diseño, se van y trabajan en él durante seis meses, y resulta que uno de ellos es considerablemente mejor que los otros, y son los otros los que tienen que buscar ponere a mano.

“Lo que le gusta a la gente es la astucia de los diseños”, agrega, “pero se requiere que haya una forma en la que, una vez que demostraron su dominio, se le permita a otros equipos alcanzarlos para evitar destruir las carreras”.

Hill y Herbert en el paddock // Imagen vía Sky Sports

“Si dejas que un piloto domine, como ocurrió en la época de Schumacher”, advierte Hill, “y su coequipero no puede competirle, eso le hace daño a la serie”.

Para el siempre entusiasta Herbert, el debate se reduce a responder la pregunta que siempre ha preocupado a la F1: ¿de qué se trata la serie?

“Es como tener dos autobuses”, asegura. “Tienes un autobús, el de la tecnología, que dice: ‘hagamos esto como una fórmula tecnológica’, que es algo por lo que se le ha conocido en los últimos años y en lo que es muy bueno. ¿O quieres el autobús del entretenimiento? Hoy, en el mundo en que vivimos, ¿qué es lo que los aficionados realmente quieren? Yo creo que ellos quieren subirse al autobús del entretenimiento, porque quieren ver espectáculo”.

Pero darle espectáculo a este tipo de aficionados ha sido el gran problema de la F1. Lo que quieren son carreras disputadas, pero no han llegado. El problema solía ser la preponderancia de la aerodinámica que hacía imposible que los autos puedan correr muy cerca como para hacer buenas disputas llanta con llanta, pero ahora la principal barrera parece ser la del exceso de reglas.

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“Tenemos reglas sobre cómo debes rebasar”, expresa Herbert, “pero esa no debe ser una regla, sino una habilidad. Hay ciertas formas de hacerlo, y hay también malas formas de hacerlo, pero decir que bajo frenado no debe hacerse porque es peligroso, simplemente es algo que no entiendo”.

Herbert se refiere a la técnica que empleó Max Verstappen, el joven y controvertido piloto holandés de Red Bull. Su técnica defensiva es plantar el auto en medio de la pista, y esperar a ver qué lado toma su rival para intentar pasarlo, y luego frenar diagonalmente en la dirección que toma el rival. Es una maniobra muy efectiva, pero a la vez, eleva las probabilidades de que el auto que ataca termine incrustado en la cola del auto de Verstappen. Ha sido, entonces, una maniobra muy polémica. Llevó a escribir reglas que limitan lo que los pilotos pueden hacer a la hora de combatir en la pista.

“Si termina siendo algo así como, ‘ahora ya no me puedo mover…’, entonces ¿cuál es el objetivo?”, agrega Herbert.

El controversial Verstappen // Imagen vía Red Bull Content Pool

Le recordamos a Hill sobre su famoso choque con Schumacher en el Gran Premio británico de 1995, donde Hill hizo una maniobra ambiciosa por dentro y terminaron ambos fuera de la carrera, y curiosamente, le abrieron al puerta a Johnny Herbert para que ganara la carrera. En público, aunque no en privado, el choque fue considerado como un incidente de carrera y no se emitieron castigos. Sin embargo, es claro que Hill hizo una maniobra riesgosa, y que Schumacher le cerró la puerta cuando parecía que ya había perdido la posición.

“Probablemente me habrían dado una penalización de 10 lugares en la parrilla”, asegura Hill, reflexionando sobre los castigos que le darían hoy los comisarios. “Además de una multa de 20,000 dólares o algo así. Y Michael se habría orinado de la risa”.

Gobernar a los pilotos así, evitando que muestren sus verdaderos colores en la pista, es lo que hace que la serie no llegue a más gente. Con la posible excepción de Ferrari, la F1 se vuelve cada vez más, un deporte orientado a los pilotos individuales.

“Mi experiencia es que el 95% del nivel de importancia es para los pilotos”, asegura Brundle, expiloto convertido en voz de las transmisiones. “Los equipos odian eso porque el campeonato de constructores recibe muy poca cobertura, realmente, todo queda para los pilotos. Puedes ponerle cuanto aditamento quieras a los pontones, y la gente simplemente arqueará las cejas. Pero si vas a la casa de Max Verstappen y lo muestras acurrucado con su madre, la gente lo amará”.

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Herbet, alguien siempre dispuesto a hablar con los aficionados, coincide.

“A todos los que me encuentro que van a Silverstone, y se sientan en el pasto o en las tribunas… sí, es cierto que llevan una gorra de Ferrari o de Mercedes, o Red Bull, pero siempre están ahí para ver a Lewis, a Hulkenberg, a Kimi. Siempre es sobre los pilotos, aunque estén conectados con los equipos”.

En otros eventos del deporte motor, como NASCAR o Le Mans, siempre hay maneras de acercarse a los pilotos. Ese no es el caso con la F1, cuya interacción con las estrellas generalmente queda reservada para los patrocinadores o para quienes hayan comprado boletos premium.

“Tienes que poner a los aficionados más cerca de la acción”, asegura Herbert. “No solo a la acción en la pista, sino a la acción que ocurre en los garajes con los pilotos, porque la mayoría de los aficionados ven a los pilotos de lejos, no tienen ningún contacto con ellos”.

Hill, Herbert y Brundle se alistan para la transmisión // Imagen vía Sky Sports

Encabezando la interacción con los aficionados está Lewis Hamilton. Un usuario asiduo de las redes sociales, Lewis pasó el final de la temporada pasada pidiendo que las conferencias de prensa fuera remplazadas por eventos con los aficionados. A Damon Hill le preocupa lo que le haría la presión a Lewis si eso llegara a ocurrir.

“No puedes abrirte de capa”, asegura Hill, un hombre que sabe lo que es que su vida esté expuesta al escrutinio público, lo mismo por sus propias batallas por el título mundial, que como el hijo el otra leyenda de la F1, su padre Graham. “Una sola persona no puede lidiar con ese nivel de interés en su vida”. Le ayudaría a la F1 tener más súper estrellas en la parrilla para compartir el peso.

Volviendo a las carreras, ¿qué nos espera? “Creo que veremos grandes carreras entre los equipos de la media tabla”, asegura Symonds, que recientemente se retiró de trabajar en los equipos para adaptarse a una nueva vida como analista para la televisión.

“El problema es”, interrumpe su más experimentado colega Brundle, “que todo se enfoca en quién termina en el podio. Esa es la historia jugosa”.

Indudablemente, la Fórmula 1 tiene sus problemas, y corregirlos es una batalla para otro día. Ross Brawn, quizás el hombre más respetado en el paddock, está hoy a cargo de implementar un plan de largo plazo para asegurarse de que la acción cumpla con las expectativas. Pero, tal como Hill lo asegura, la F1 por fin ha decidido mirarse con honestidad frente al espejo y ha aceptado que últimamente no lo ha hecho tan bien.

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“No debemos perder nunca de vista que, cuando la gente nos sintoniza para ver una carrera, quiere que ocurran cosas emocionantes”, asegura el ex campeón. “Quiere oler los autos, escucharlos, verlos, pero también quiere ver una buena carrera. Es decepcionante que tanta gente vea una carrera, y que solo resulte en una fila de autos rodando 70 vueltas. Eso le destruye el alma a cualquiera”.

Las mejoras ya han llegado. Los autos son más rápidos, y se les puede exigir más, durante un mayor tiempo, y el solo verlos deberá ser más emocionante. A pesar del temor de que un solo equipo vuelva a dominar, parece que estará competido al frente como no lo ha estado por muchos años. Y las reglas de redes sociales también se han relajado, lo que implica que los equipos puedan publicar más imágenes de sus autos en acción.

Es posible que la F1 siga teniendo sus demonios, pero algo del buen trabajo que se hizo en los últimos meses de la gestión de Bernie Ecclestone, y los que han implementado los nuevos propietarios, parecen un buen comienzo para exorcizarlos. La temporada 2017 puede ser el inicio de la travesía hacia la redención para la F1. Al menos, parece una travesía que vale la pena seguir de cerca.

@BenHalls