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“La gente joven de Rusia vive con pánico”: Una charla con Pussy Riot

El pasado 15 de julio de este año, durante el segundo tiempo del Mundial de Rusia 2018, cuatro personas saltaron a la cancha vestidos como oficiales rusos. Tres de ellas eran integrantes de Pussy Riot, un colectivo punk conformado por seis mujeres feministas y rebeldes, que a punta de performances, activismo y música han logrado sacudir a la Rusia de Putín, su enemigo acérrimo, y desatar toda su ira en varias ocasiones.

Lo del Mundial no era nuevo. Ya lo habían hecho antes en 2012, cuando irrumpieron a hacer un performance en la iglesia de Cristo Redentor en Moscú, un acto que pagaron caro, pues dos de sus integrantes fundadoras, Maria Alyokhina y Nadezhda Tolokonnikova (más conocida como Nadia), terminaron en la cárcel varios meses luego de una serie de juicios que tuvieron atención mediática a nivel global.

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De ahí en adelante, el mundo supo quién era Pussy Riot. Algunos les dicen banda, otros colectivo, otros incluso artistas performáticas. Y la verdad es que las Pussy son todo eso y más, un grupo de mujeres feministas y radicales que quieren no solo ver un cambio político en su país, sino que quieren hacer todo lo que esté a su alcance para que suceda.

Con ellas entonces, la música, el arte y lo performativo pasa a un segundo plano. Estos se vuelven vehículos para lo más importante: el mensaje.

Hablamos con Nadia, una de sus integrantes más conocidas, que estuvo en la cárcel, acerca de feminismo, la Rusia de Putin, Trump, capitalismo y, obviamente, un poco de música.

Una de sus presentaciones más famosas fue la de la iglesia de Cristo Redentor, en la ciudad de Moscú, y al mismo tiempo fue la presentación que las llevó a la cárcel. ¿Qué ha cambiado desde esa presentación en 2012, en términos de sus performances, su mensaje, e incluso la represión de su país contra ustedes?

Todo ha cambiado dramáticamente desde 2012. En ese entonces estábamos en el tercer mandato de Putin, y ahora estamos comenzando su cuarto. También hemos sentido los brazos de las fuerzas policiales apretarse cada vez más contra nuestras gargantas desde esa presentación. El número de prisioneros políticos en Rusia también ha aumentado.

Cada vez que Putin vuelve a quedar en la presidencia, empieza su Gobierno con nuevas represiones. Nosotras fuimos parte de esos planes de represión en 2012, y ahora en este cuarto mandato el Gobierno sigue con esta triste tendencia. En este momento en Rusia hay docenas de casos abiertos en la justicia simplemente por un “like” o un “share”. Por este tipo de cosas podemos ir a la cárcel en nuestro país. La gente joven de Rusia vive con pánico.

En conclusión la atmósfera ahora es muy diferente a lo que vivíamos en 2012. Pero todavía podemos seguir encontrando nuestra manera de seguir diciendo lo que queremos.

¿Durante estos siete años, cuál dirían ustedes que ha sido el periodo más difícil para ser una integrante de Pussy Riot?

Es difícil explicar lo que se siente estar en una prisión rusa. Cada vez que asistimos al juicio de alguien más queremos gritar, porque sabemos lo que se siente, lo vivimos. Cuando vienes a un juicio y ves, por decir, a una chica de 17 años encerrada en una jaula con esposas en sus manos adolescentes, te dan ganas de gritar. El tema es que nosotras sabemos que la jaula es el menor de los problemas, pero la gente no puede percibir desde afuera todo lo que se vive adentro: la humillación por parte de oficiales de la prisión, la negligencia de las cárceles rusas a la hora de exigir tus necesidades básicas, y la atmósfera constante de agresión y violencia.

Vivir en la Rusia de Putín nos ha enseñado precisamente eso: que cuando sientes que nada puede estar peor, algo mucho peor sucede.

Ustedes predijeron en su momento que Trump iba a ser el presidente de Estados Unidos y así fue. ¿Qué otras predicciones han tenido sobre el Gobierno de Trump que se hayan cumplido? ¿Ha sido peor de lo que se lo imaginaban?

No estábamos del todo seguras sobre la presidencia de Trump, pero sí nos sorprendía ver a tantos ciudadanos progresistas descartar de entrada esta posibilidad. Vivir en la Rusia de Putín nos ha enseñado precisamente eso: que cuando sientes que nada puede estar peor, algo mucho peor sucede. La prisión también nos enseñó eso, a acostumbrarnos siempre al peor panorama posible y a celebrar cuando ese escenario por alguna razón no sucede.

La creciente desigualdad financiera atrae a los populistas de extrema derecha que se basan en el miedo y culpan a los enemigos externos de todo lo que hacen. Eso es exactamente lo que hace Trump.

En muchas entrevistas han declarado que una de sus inspiraciones es el movimiento musical Riot Grrrl. ¿Consideran que esta movida sigue viva? ¿De qué manera ha cambiado?

Conocemos muchas activistas que se siguen identificando con el movimiento Riot Grrrl. ¡Y el motín nunca morira! Pero sí cambia. Por ejemplo, lo que estamos haciendo musicalmente con Pussy Riot está teniendo un enfoque cada vez más electrónico, pero la actitud sigue siendo punk.

En un video publicado por VICE contaste que la banda inició siendo de mentiras porque se dieron cuenta de que no había una banda punk de chicas en Rusia. ¿Se consideran entonces las fundadoras de la movida Riot Grrrl en su país?

Han existido y existen actualmente grandes bandas punk de chicas rusas y grandes cantantes también, que son increíbles, como Yanka Dyagileva.

Lo que no encontrábamos en Rusia era una banda de este tipo que se enfocara específicamente en prácticas feministas y antipatriarcales. Una banda que en vez de hablarnos de corazones rotos, dinero, carros, etc. nos hablara sobre empoderamiento femenino. De hecho al comienzo ni nos importaba cómo sonábamos, lo que queríamos era dar nuestro mensaje de la manera más ruidosa posible.

Muchas veces han recalcado ustedes que la importancia de sus acciones es su carácter ilegal. ¿Siguen pensando igual? Aparte de tener más visibilidad, ¿Qué más le brinda el manto de la ilegalidad al mensaje que quieren comunicar?

Seguimos pensando igual. No nos parece que tengamos que pedirle permiso al Gobierno para hacer arte. Con personas como nosotras seguramente no habría permiso. Preferimos entonces hacer lo que queramos cuando lo queramos.

El día del orgullo LGBTI en Rusia es más o menos así: todo el que llega a la “celebración” es arrestado inmediatamente.

Varias veces han criticado el feminismo occidental. ¿Cuál es el tema más urgente que, para ustedes, deba tener en cuenta el feminismo de este lado del planeta?

La inequidad. Tenemos que hablar mucho más de inequidad financiera. Porque influencia todos nuestros derechos, incluidos los de nosotras las mujeres.

Hubo una vez en que la iglesia ortodoxa se pronunció en contra de ustedes, asegurando que si el feminismo cogía vuelo Rusia, el país se acabaría. ¿Piensan que el feminismo en Rusia si desataría tal crisis y cambiaría a este país como lo conocen?

Las mujeres rusas son poderosas y trabajan muy duro. Ya de por sí no son mujeres sumisas. Pero definitivamente el Estado tiene que proteger sus derechos, pero este solo protege sus propios derechos. Y esto tiene que cambiar cuanto antes. No pensamos que vaya a haber crisis, más bien todo lo contrario: habrían menos vidas rotas, menos abusos y menos asesinatos.

¿Cuál creen que va a ser el futuro de los derechos LGBTI en Rusia durante los próximos años?

El día del orgullo LGBTI en Rusia es más o menos así: todo el que llega a la “celebración” es arrestado inmediatamente. En nuestro país muchos crímenes son de odio o motivados por la homofobia. La ideología oficial y todas las instituciones de medios grandes, todos controlado por el Kremlin, no están hechas para apoyar a la comunidad LGBTI. Más bien hacen todo lo contrario, tratan de convencer a la gente de que el sufrimiento de nuestros amigos queer no es real. Este grupo social en este momento es invisible, por eso ni siquiera puede aspirar a ser protegido en un nivel más alto. Y dudamos que esto cambie durante los próximos años.

Nunca han publicado un álbum completo. ¿Han pensado sacar uno?

¡Quizá lo hagamos!


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Hace poco tuvieron un tour por Norteamérica, su primer tour por este lado del mundo. ¿De qué manera tocar en Estados Unidos cambió sus percepciones sobre la cultura occidental y las de ustedes mismas? ¿A qué conclusiones llegaron?

Una de las cosas que concluimos es que es sintomática la facilidad con la que Trump desató el odio y el sexismo en tantas personas. Y decimos sintomático porque este odio ya existía antes, solo empezó a exteriorizarse y volverse el protagonista. Así mismo es la homofobia en Rusia: existen muchos homofóbicos, pero sin el soporte del Gobierno y una ideología que los respalde, muchos de ellos sentirían que no está bien ser abiertamente homofóbico. Se trata entonces sobre todo lo que legitima un discurso, y obvio el Estado tiene un rol masivo darle forma a este discurso.

Pero al mismo tiempo muchos activistas socialdemócratas estadounidenses nos inspiraron durante el tour. Hablamos con muchos de ellos sobre sus maneras de oponerse a la injusticia y a la represión policial.

En 2013, cuando algunas de ustedes estuvieron en la cárcel, artistas como Madonna y Björk salieron a apoyarlas, y ustedes rechazaron ese apoyo porque estaban en contra del uso capitalista del arte como una mercancía. Ahora salen de gira por Estados Unidos, y luego de su performance en el Mundial recibieron con buenos ojos e incluso replicaron el mensaje de apoyo de Marina Abramovic, una de las artistas más importantes del último siglo. Incluso empezaron a vender boletería y souvenires de la banda. Con todo esto, ¿Ha cambiado entonces su posición inicial respecto a música y capitalismo?

El dinero de nuestra boletería y nuestros souvenires lo utilizamos para financiar nuestras iniciativas activistas, sobre todo para el medio de comunicación independiente que creamos, Mediazona. En él hacemos cubrimiento sobre las situaciones en las cárceles, investigamos crímenes del Estado y las fuerzas policiales, y reportamos los juicios más importantes del país en el momento.

¿El apoyo de los rusos ha cambiado con los años? ¿Las apoyan más o menos? ¿Quiénes son las personas que las apoyan en su país?

Los que nos apoyan son básicamente los que apoyan el cambio político en Rusia. Mis papás son mucho más radicales políticamente que yo, por ejemplo. Mi doctor me escribía cartas mientras estaba en la cárcel, mi terapeuta va a las mismas marchas a las que voy, mi entrenador todo el tiempo me habla sobre Navalny y la vida política ¡a veces confundo el gimnasio con un club de discusión! Hace un tiempo fui con mi hija a un salón de belleza y me reconocieron y me hicieron saber lo mucho que me apoyaban… incluso en las mismas fiestas, siempre convertimos las fiestas en foros de discusión activista.

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