Música

La juventud adulta de Mouse on Mars

21 años no han pasado en vano para el dúo alemán Mouse on Mars, y tampoco han pasado rápido porque lo narrado hasta entonces es tan elástico como fundamental para entender la música electrónica de finales del Siglo XX y su impacto en lo de hoy. Siendo parte de la primera ola de electrónica inteligente que vaticinó el sello Warp, lo de Mouse on Mars (Andi Toma y Jan St. Werner) inició al margen de todo, deslizándose punto y aparte, entregando obsesión y destreza. Mouse on Mars parten de una escena uber geek de productores en Colonia, Alemana que incluye a F.X. Randomiz, Schlampeitziger y los sellos (tiendas de discos) A-Musik y Gefriem, y que poco tienen que ver con la algarabía emocional festiva de sus vecinos de la Kompakt, por decir. Fichados en 1994 por el sello Too Pure (al inicio una especie de subsello de la 4AD), Mouse on Mars trajo a la mesa música electrónica hiperkinética, sentido de humor, debraye, conceptos radicales y profundidad bestial.

Nunca forzados a dar cara al establecimiento, lo de Mouse on Mars tiene que ver claramente con la experimentación y la maravilla sonora. Es de este par el juego, la cadencia del proceso y la rítmica inestable llena de melodías y capas de absorción analógica digital. Techno de esponja, atmósferas orgánicas, metal maleable y nubes sucias para bailar. Y lo anterior deja aún espacio para la improvisación en vivo, la explosión sí señor, la bomba. Por eso mismo Modeselektor recientemente los fichó en su sello Monkeytown, reconociendo que en ellos, más que una instancia de inspiración, quedan otros 21 años de innovación.

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Y para celebrar estos primeros 21 años de estar en la “escena”, Andi y Jan hacen una recapitulación de lo logrado hasta hoy, al reunir a amigos y queridos colaborando en un álbum doble que han titulado 21 Again. La colección incluye comentarios breves y colaboraciones con Funkstorüng, Mark E. Smith de The Fall, Machinedrum, Oval, Matthew Herbert, Tyiondai Braxton, AtomTM, Helado Negro, Junior Boys, Modeselektor y Siriusmo. Es un compendio musical de todo lo logrado, lo influenciado y lo aún posible.

Pero si nada fuera a pasar después de esto, esas 21 vueltas al sol son suficientes para llenar bodegas, almacenes, instituciones privadas y bosques de música, historia, situaciones filosóficas y cuestionamientos alrededor de ese gran archivo radical de conexiones e ideologías ligadas a lo de Mouse on Mars.