Cuando lo preparas con ingredientes cuidadosamente seleccionados, no hay comida en esta Tierra mejor que un sándwich. Es versátil, sustancioso y —si has hecho bien tu trabajo— perfectamente balanceado. Gracias por inventar la comida perfecta, Earl of Sandwich.
Un sándwich es tan bueno solo como lo es el pan con que se prepara. No arruines las carnes frías y el queso curado que acabas de comprar el expendio gourmet acompañándolos con un pan mediocre de la tiendita de la esquina. Incluso si vas a usar cortes fríos regulares del mostrador del supermercado, un buen pan puede cubrir ingredientes sin inspiración. Y el mejor que puedes conseguir es esta focaccia.
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RECETA: Focaccia
Tiene buena textura, es crujiente y —considerando que básicamente la fríes en aceite de oliva— es casi imposible prepararla mal.
El sándwich podría haber sido inventado por Earl of Sandwich (está bien, tal vez, nadie se cree esa ridícula historia, pero podemos fingir que sí) en Inglaterra, pero fue perfeccionado por los italianos cuando hicieron la focaccia.
Por si te sientes inspirado, te dejamos un par de recetas más para que rellenes tu focaccia.
RECETA: Sándwich de carnitas, queso y guacamole a la parrilla
RECETA: El mejor sándwich de desayuno