& in Palestine,
where it is a crime to wave
the flag of Palestine in Palestine,
watermelon halves are raised
against Israeli troops
for the red, black, white, green
of Palestine. Forever,
I love you your color hemmed
by rind.
—Aracelis Girmay, “Ode to the Watermelon”
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Cuando Laila El-Haddad se mudó a los Estados Unidos en 1996, abrió una revista de cocina estadounidense y encontró una receta para sandía y queso en salmuera impresa en las páginas lisas y brillantes. La receta, según decía la publicación, era un platillo israelí popular, comúnmente servido durante la hora de la cena en todas las regiones del pequeño país del Oriente Medio.
Pero para El-Haddad, una palestina nacida en Kuwait y criada principalmente en Arabia Saudita, el artículo era una apropiación. Había crecido considerando ese platillo como parte de la cocina exclusiva de los palestinos, su gente, la transgresión de la revista parecía reforzar décadas de conflicto entre las dos culturas.
“Mi reacción inicial fue: ¿Cómo se atreven?”, recuerda El-Haddad, quien, tras graduarse de la John F. Kennedy School of Government de la Harvard University, escribió el libro de cocina popular palestino The Gaza Kitchen en 2013. “Para los palestinos, es todo un cúmulo de: ‘Hemos tomado tu tierra, borramos tu identidad, y estamos devaluando tu cultura, pero nos la vamos a apropiar y la vamos a renombrar como propia y presentarla al mundo’“.
Aunque la primera cosecha de sandía registrada tuvo lugar en Egipto hace aproximadamente 5 mil años (y, los siglos posteriores, el alimento se ha vuelto omnipresente en casi todos los rincones del mundo) las sandías tienen un lugar especial en la historia, cultura y gastronomía palestina. En muchos sentidos, el rojo, negro, verde y blanco de la fruta y la corteza (colores que coinciden con los de la bandera palestina y la bandera de la Revuelta Árabe) cuentan la historia de la difícil situación y del orgullo del pueblo palestino a lo largo de generaciones.
En los años posteriores a la Guerra de los Seis Días en 1967, se convirtió en un crimen izar una bandera palestina en Gaza, controlada por Israel y Cisjordania. Para subvertir la prohibición de los colores nacionales, se dice que los palestinos llevaban sandías en rodajas a través de la región en señal de protesta. En octubre de 1993, pocas semanas después de que Israel y la Organización para la Liberación de Palestina firmaran los Acuerdos de Oslo en Washington, DC, The New York Times informó que una vez hubo jóvenes detenidos por portar mitades de sandía en la Franja de Gaza. Una nota del editor de varios meses más tarde declaró que el periódico no pudo, en última instancia, confirmar las afirmaciones, pero que un funcionario del gobierno israelí tampoco pudo negar que esas detenciones se hayan llevado a cabo.
En muchos sentidos, el rojo, negro, verde y blanco de la fruta y la corteza (colores que coinciden con los de la bandera palestina y la bandera de la Revuelta Árabe) cuentan la historia de la difícil situación y del orgullo del pueblo palestino a lo largo de generaciones.
Del mismo modo, los artistas palestinos prominentes han dicho durante años que arriesgaron ser condenados a prisión simplemente por pintar representaciones de sandías, así como otras imágenes (como las plantas de semilla de amapola) que pudieran haber incorporado los colores nacionales. El periódico de Australia, The Age, también informó que la sandía se utilizó como un símbolo de la Segunda Intifada, también conocido como el levantamiento palestino, en el año 2000.
“Los israelíes fueron extremadamente duros al tomar medidas enérgicas contra cualquier manifestación de nacionalismo palestino, y entre más simbólico y más visible, más se enojaban”, explica Rashid Khalidi, el profesor Edward Said de Estudios Árabes de la Columbia University y editor del Journal of Palestine Studies. “Palestina no existía, los palestinos no existían, y cualquiera que afirmara lo contrario estaba en problemas”.
“Estaban usando un reglamento que tiene que ver con terrorismo para hacer frente a un artista gráfico o a un pintor de una pared”, continúa. “Lo absurdo de usar el término “ley” es kafkiano”.
Para El-Haddad, la controversia en torno a la bandera palestina y sus colores surgió de manera sutil a lo largo de su vida. Cuando era niña, mientras estaba de visita con su abuela en Gaza, dibujó la bandera en un trozo de papel, con la esperanza de expresar su emoción por finalmente visitar su madre patria. Sorprendido, un pariente apresuradamente hizo que El-Haddad echara el dibujo en la basura, temiendo que algún día pudiera ser descubierto por los israelíes.
Más tarde, cuando estudiaba en Harvard, El-Haddad y sus compañeros palestinos no tenían permiso para levantar su bandera en su graduación como lo hacen otras culturas, puesto que Palestina no se reconoce de manera unilateral como estado. En su lugar, eligieron subvertir las reglas de la universidad clavando pins color rojo, negro, verde y blanco en su toga durante la ceremonia.
A diferencia de los EE.UU., donde las sandías se cortan en rodajas y se comen con poca preparación, en Gaza el fruto se utiliza como ingrediente en varias recetas únicas y particulares.
“Por supuesto que era un intento de silenciarte por completo”, dice El-Haddad de la prohibición israelí contra la bandera. “Te devaluaba como pueblo y a tu historia, y también borraba tu identidad por completo. Ése era su propósito”.
Con la firma de los Acuerdos de Oslo en los años noventa, y el reconocimiento de la OLP como representante legítimo de los palestinos, una atenuación de las restricciones provocó que se izaran banderas palestinas por toda la Franja de Gaza y Cisjordania, casi de inmediato. Y a pesar de la agitación relacionada con la sandía y sus colores alguna vez prohibidos, la fruta sigue siendo un alimento muy popular en la zona en la actualidad. A diferencia de los EE.UU., donde las sandías se cortan en rodajas y se comen con poca preparación, en Gaza el fruto se utiliza como ingrediente en varias recetas únicas y particulares.
En 2013, El-Haddad regresó a su tierra natal para filmar un episodio de la serie en CNN de Anthonys Bourdain, Parts Unknown. En los pueblos costeros del sur de la Franja de Gaza, se encontró con un clan dispuesto a prepararle al host una comida de fatit ‘ajir (un platillo comunal que incluye sandias inmaduras y asadas que se mezclan con otras verduras picadas y pan sin levadura). Las sandías bebé también se sirven en escabeche y son consideradas un manjar de la zona”.
La sandía es uno de esos alimentos para los que el suelo de Gaza está muy bien adaptado para cultivarlos”, explica El-Haddad. “Es una escena muy común, una gran parte de la prensa toma fotos de los niños durmiendo sobre montones de sandías o lo que sea, sobre todo en Gaza”.
A principios de esta semana, por primera vez en la historia, la bandera palestina fue izada afuera de las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York. El izamiento de la bandera, que fue apoyado por casi todos los países, excepto Israel y los EE.UU., llegó momentos después de que el Presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, acusara a Israel de violar los acuerdos de Oslo, afirmando que, por lo tanto, los palestinos ya no estaban obligados a seguir los acuerdos de paz firmados hace décadas.
Con las tensiones intensificándose, y con un proyecto de ley israelí contra el terrorismo diseñado para prohibir la bandera palestina durante menos de un año en el pasado, aún no queda claro si el blanco, rojo, negro, verde de la sandía volverá a ser un símbolo de la subversión política en el Medio Oriente.
“Es un símbolo de la existencia de un grupo nacional y uno de los más llamativos”, dice Khalidi de la importancia de los colores palestinos. “Es decir, ¿cómo puedes expresar tu identidad palestina más visiblemente que izando u ondeando o dibujando una bandera?”