Si el padre gay de Cat Power y Liza Minelli diera a luz un dios pálido y sensible, seguramente se parecería mucho a –y sonaría como– Perfume Genius. Este cantante, nacido en Seattle y de nombre de pila Mike Hadreas, toca baladas tristes de piano y protagoniza videos musicales con drag queens y tipos horteras en chándal. A diferencia de otros artistas gays como Sam Smith, que le cantan canciones melancólicas al amor monógamo y luego critican a sus colegas de profesión que buscan sexo anónimo en Grindr, Hadreas no tiene reparos en maquillarse con purpurina y decirle a los periodistas que espera que el videoclip repleto de drag queens que hizo para su canción “Queen” espante a los homosexuales. Pero aún más importante: cuando hace una versión del “By Your Side” de Sade sin el estribillo, puede hacer que te corras y llores al mismo tiempo.
Quedé con Hadreas antes de un concierto en el Music Hall de Williamsburg, en Brooklyn, pero me canceló la cita en el último minuto. Me prometió que iríamos a comer algo bien grasiento la próxima vez que estuviera en la ciudad (a los gays les gusta la comida basura tanto como el pop basura). Como la Cheesecake Factory aún no había abierto restaurante en Brooklyn, quedé con Hadreas en una cafetería unas cuantas semanas después para hablar sobre Madonna y sobre por qué le gusta asustar a los heteros.
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VICE: ¿Cómo comenzaste a hacer canciones para chicos?
Mike Hadreas: Fui a clases de piano, pero me inventaba lo que tocaba. No eran realmente canciones; eran más bien fragmentos. No empecé a escribir letras ni canciones propiamente dichas hasta hace cinco años. No tengo formación musical. Siempre he querido cantar, pero no me gustaba cómo lo hacía. Hasta hace poco, no pensaba que cantara bien. Pensaba que cantar, como el sexo, debían ser cosas fáciles, pero para mí, son como ¡arg!
¿Cómo surgió la idea para “Queen”?
Estaba muy cabreado. Iba por el mundo a la defensiva y muy cohibido, interiorizando las cosas que me decía la gente. Me sentía avergonzado y mal conmigo mismo por llevar ese lastre desde que era niño. A veces, cuando vamos de gira, nos paramos en una gasolinera y yo voy con la manicura y con un vestido o lo que sea y noto que la gente se aparta como con miedo. Y yo voy, en plan “¡Jódete! Sal de en medio, quiero mis caramelos. Déjame pasar”. Si me tenéis miedo, apartaros de mi camino, porque si acaso voy a ser aún más gay, aún más repugnante y aterrador de lo que podrías imaginarte.
¿A qué te dedicabas antes de ganarte la vida cantando?
Trabajaba en unos grandes almacenes. Como un Walmart pero mejor. Hacía copias de llaves y mezclaba pintura.
¿Te gustan los Estados unidos?
Me gustan porque hay centros comerciales y cadenas de restaurantes que abren las 24 horas. En Europa resulta muy frustrante que solo puedas comprar tabaco en los estancos, que cierran a las siete. Debería ser posible comprar una manta, tabaco, comida y una pistola todo en el mismo sitio.
¿Cuál es tu cadena de restaurantes favorita?
Me gusta mucho la Cheesecake Factory. La carta es como un libro. Cuando la gente me pregunta dónde comer en Seattle, normalmente les recomiendo el Olive Garden.
¿Porque te gusta tanto la comida que los heteros calificarían de “comida basura”?
Porque está buena, macho. También me gusta la comida fina; me gusta que tenga sabor. No me gustan los sabores suaves.
Haces versiones de artistas como Madonna o Sade. ¿Por qué te saltas los estribillos cuando cantas sus canciones?
Es mi rollo. Hago una versión del “Oh Father” de Madonna del disco Like a Prayer pero solo me quedo con las letras más tristes, las más serenas y raras.
¿Te molesta que te etiqueten como cantante gay?
Sí, y eso que soy un cantante gay, así que tampoco me podría cabrear demasiado. Además, soy muy explícito en mis letras y soy muy consciente de ello. Pero creo que a veces la gente habla de eso más que de la música. Aun así, es lo que busco. Pero no sé, es como si esa fuera mi responsabilidad, y no la rehúyo, sea lo que sea.
¿Cuál es el mayor malentendido que hay sobre ti?
Supongo que la gente se piensa que soy una persona atormentada y que estoy hecho polvo porque me muestro vulnerable en mi música. Pero, para mí, hablar de esas cosas es ser fuerte y valiente. No tengo problemas en hablar de mí mismo en estos términos. No sé quién escribió: “Hace música como si fuera la profesora de un taller de arte dramático”. ¿Y qué más? Si Jack White se pone emotivo, nadie va a salir diciendo “Qué tío más dramático”. ¡Que os jodan! Claro que hay drama, pero si quieres hacer buena música has de ser un poco dramático.