De no ser porque las mujeres ahora pelean en una de las promotoras más grandes de MMA en el mundo, la derrota de Paige VanZant ante Rose Namajunas en diciembre del año pasado podría haber sido el clímax de una película de adolescentes de los 90. VanZant, la mujer rubia y convencionalmente bonita, pudo ser la chica popular que lo tiene todo fácil gracias a su aspecto y su carisma. Namajunas, que sacrificó su cabello porque le estorbaba en sus entrenamientos, pudo ser la chica rara y heroína de la historia, que derrotó a la popular en nombre de todos los niños que son víctimas de bullying.
Pero en el año que transcurrió a partir de entonces, VanZant ha hecho más que sobrevivir cuatro rounds y medio antes de caer sometida ante el mataleón que encajó Namajunas y se ha vuelto evidente que ahora la historia de “12 Gauge” tiene una narrativa completamente diferente. En televisión y en varias visitas a escuelas reveló que fue víctima de bullying. Y la ventaja de su comerciabilidad en el MMA ha demostrado ser un arma de doble filo.
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Ciertamente el carisma ha jugado un gran papel en el rápido avance de VanZant en UFC desde 2014 y ha subido escalones en los rankings desde entonces. ¿Es posible que haya sido contratada como un fenómeno que ni siquiera tenía la edad suficiente para participar en TUF gracias a su talento y su récord de 3-1 nada más? Puede ser. Pero tal vez, y probablemente, fue por su atractivo para convertirse en estrella en una división que apenas estaba formándose. A principios de 2015 consiguió un patrocinio de Reebok gracias a sus habilidades y desempeño en el octágono. Pero Dana White ni siquiera habló sobre sus peleas cuando habló sobre el patrocinio, prefiriendo hablar sobre su baile en un video publicado en Instagram, y su “factor de estrella“.
Lo peor es que las oportunidades que le han llegado a VanZant en los últimos dos años han sido problema de la industria, no de ella. Si fue contratada por su atractivo en lugar de su talento, ella no sería la primera ni la única en beneficiarse por ello, o adentrarse en una industria como esta. Y en una industria que tiene pocas oportunidades para los peleadores, especialmente para las mujeres, perseguir una carrera fuera de las promotoras grandes (descansar, recuperarse, dos cosas básicas para el entrenamiento, a menudo son cosas que haces cuando tienes otro trabajo), ¿podemos culparla por no rechazar las oportunidades que se le presentaron? Cualquiera hubiese hecho lo mismo.
Las cosas que aceptó VanZant son cosas que todo peleador quiere pero también tienen su costo. Y si el 2015 se trató sobre golpear y beneficiarse de contratos de ensueño, entonces el 2016 fue sobre aprender a sobrevivir y recuperarse de las caídas.
Una de las desventajas de encontrarse en el escenario más grande de la industria tan pronto en tu carrera —incluso siendo alguien con una carrera tan prometedora como la de VanZant— la mayoría de las dificultades que enfrentan los peleadores mientras compiten en promotoras pequeñas ocurren frente al público.
VanZant no sólo sufrió su primera derrota en UFC —la primera en casi tres años— a finales de 2015, sino que también se encontró en una división que ya no la necesitaba como antes. La profundidad de talento en la división paja significa que muchas atletas tienen menos peleas de las que desean, y el acenso de Jonna Jedrzejczyk en la lista de patrocinados por Reebok significa que la campeona fácilmente tiene el carisma y talento para tomar las riendas de la división por ahora.
Con un poco de tiempo libre y la necesidad de reagruparse, VanZant aceptó otra oportunidad que le presentaron: Un lugar para competir en el programa de televisión Dancing With The Stars. Esto también le causó dificultades ya que sus esfuerzos para equilibrar las peleas con el entretenimiento le hicieron ganar críticas en el mundo del combate (y es que en realidad, decir que estás dispuesto a pelear mientras filmas un programa de televisión no es realista). Pero sus resultados hablan por si mismos. No sólo terminó en segundo lugar en el programa y cultivó una gran base de fanáticos para ella y para el deporte en el proceso, sino que regresó para noquear a Bec Rawlings en agosto. Según reportessupuestamente rechazó una presentación en Summerslam de la WWE para enfocarse en la super pelea.
Ahora que el 2016 está por terminar, ella se encuentra en una posición que es parecida pero a la vez muy diferente de la situación en la que se encontraba hace un año. Encabezará una cartelera este fin de semana, esta vez contra la excampeona átomo de Invicta y veterana del MMA femenil, Michelle Waterson en Sacramento.
Puede todavía ser lo suficientemente joven como para que su siguiente oponente la considere “una peleadora un tanto verde“, pero también ha soportado lo suficiente como para tomarse esos comentarios a la ligera. Puede tener intereses fuera del MMA, pero es bastante inteligente y honesta sobre cómo está aprendiendo a balancear sus intereses. Puede ser que le otorgaran un descanso a principios de su carrera en UFC, pero ahora parece estar determinada a demostrar que merece su lugar.
Sin importar la manera tan original en la que VanZant llamó nuestra atención, se ha convertido en alguien digna de ver.