Esta nota fue creada en colaboración con Buchanan’s Two Souls
“Yo salí de Colombia siendo una adolescente, en un pueblo donde no tenía dónde expresar mi arte y mi sensibilidad”, recuerda Elsa Carvajal sobre su vida en Bucaramanga, Colombia, ciudad en donde vivió hasta los 18 años. “Llegaba a mi casa y hacía canciones y escribía poesía en mi cuarto. Al ser de una ciudad pequeña, ni siquiera tienes referencias de cómo desarrollarte tanto social como artísticamente al mismo tiempo”.
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Adelantemos el reloj siete años. De soñar con algún día poder tocar música para un público que no fuera su familia, hoy Elsa es conocida internacionalmente por su proyecto musical Elsa y Elmar, con el que se ha presentado frente a miles de personas en festivales como Rock al Parque y Estéreo Picnic en Colombia, así como el Vive Latino, Coordenada, Trópico y Pa’l Norte en México. Hace unos días, Elsa fue nominada al Latin Grammy en la categoría de Mejor artista nueva, mientras que el nuevo whiskey Two Souls, de Buchanan’s —el primer whisky en ser terminado en barrica de tequila— la ha elegido para ser la una de las caras de su campaña publicitaria.
“Fue muy inesperado, y me regresó tantito la fe en la industria musical convencional,” reflexiona Elsa sobre la nominación a los Grammy’s. “Me emocioné, porque representa entrar en la alta gama de la sociedad musical” Por otro lado, sobre su participación en la campaña de Two Souls, dijo: “Buchanan’s nos dio el lujo de explorar visualmente y llevar a otro nivel visual, y me han apoyado mucho, por lo cual estoy muy agradecida.”
Pero para llegar a ese punto, Elsa tuvo que dejar atrás su zona de confort, en una travesía que la ha llevado a vivir en tres ciudades de dos países de Norteamérica, y que aún no termina.
Cuando se mudó a Estados Unidos, Elsa rompió con su vida de antes, y se creó una división interna en ella: por un lado está la introvertida niña de Bucaramanga, a la que en ocasiones le cuesta trabajo relacionarse socialmente, y por el otro, la intérprete de música pop, que no tiene problema alguno en encontrar el atuendo más extravagante para cantar sobre el escenario.
Carvajal describe estos dos almas así: “Elsa es quien compone, quien está en su cuarto con su guitarra, haciendo folk, y Elmar es un alter ego que me da la libertad creativa”. Este alter ego le ha permitido “no definirme con mi nombre de humano, para que siempre haya una separación de mi ser y mi arte”, según me explicó hace poco en un restaurante en la colonia Juárez, en la Ciudad de México.
En mayo de este año Elsa publicó Eres diamante, su segundo disco de larga duración, el cual pasa de baladas de folk pop influenciadas por Fleetwood Mac, a canciones de R&B inspiradas por Christina Aguilera y Selena, e incluso un par de temas que se acercan más al trap. Es un álbum de pop elegante, en donde los instrumentos musicales están pensados en su expresión mínima, para darle espacio a cada elemento de brillar por su cuenta. Una especie de antítesis de la música pop que abunda en las playlists de Spotify hoy en día, en donde se suelen saturar de elementos las canciones al llegar al clímax. Elsa y Mateo Lewis, productor del álbum, buscaron romper con los clichés de la producción del pop hoy en día, y lo explica así: “Mateo y yo teníamos un slogan: ‘Mínimo, conciso, elegante, fresco.’ Todo tenía que ser así. Eso lo aplicábamos a cada aspecto musical, entonces grabábamos 10 pistas, luego quitábamos la mitad hasta que no quedara nada de lo que no era esencial.”
Elsa grabó y compuso el disco cuando vivía en Berkley, California. “En tres meses sólo hablé con el del internet y con Mateo. No platicaba con nadie, no tenía amigos… Me costaba mucho relacionarme con la cultura americana. Fue un periodo totalmente como de monje”. Es paradójico, entonces, que el producto final sea un álbum que la ha llevado a consolidar su proyecto musical, abriéndole nuevas puertas y posibilidades tan emocionantes como la posibilidad de ganarse un Grammy.
A comienzos de 2018, Elsa se mudó a la Ciudad de México, y por fin la persona y el personaje, Elsa y Elmar, lograron un balance entre persona y artista, como si el Dr. Jekyll hubiera podido domar exitosamente a Mr. Hyde. En México, “pude por fin ser adulto y artista y construir una vida alrededor de eso. Igual sigo siendo una momia que no sale de su casa, que mi vida es ir al tianguis y estar con mis gatas, pero mi otra faceta es componer y tocar, y poder hacer las dos cosas es súper importante. Aquí se unificó y construí mi visión de cómo quiero que sea mi vida, incluyendo el arte, pero no basándome 100% en ello”.
A comienzos de 2018, Elsa se mudó a la Ciudad de México, y por fin la persona y el personaje, Elsa y Elmar, lograron un balance entre persona y artista, como si el Dr. Jekyll hubiera podido domar exitosamente a Mr. Hyde. En México, “pude por fin ser adulto y artista y construir una vida alrededor de eso. Igual sigo siendo una momia que no sale de su casa, que mi vida es ir al tianguis y estar con mis gatas, pero mi otra faceta es componer y tocar, y poder hacer las dos cosas es súper importante. Aquí se unificó y construí mi visión de cómo quiero que sea mi vida, incluyendo el arte, pero no basándome 100% en ello”.
Hoy en día, Elsa dice sentirse feliz, inspirada, y deseosa de crear nueva música, la cual empezará a publicar el próximo año. Sin embargo, a diferencia de en el pasado, hoy ya no busca un escape, sino disfrutar el presente.