Pocas novelas he leído en los últimos tiempos que me hayan cogido por el cuello y obligado a leer, no soltándome hasta la última página, como lo han hecho Inundación y El arca, díptico adscrito a la ciencia ficción rama “dura” (esto es, aquella que se apoya en datos científicos y plantea escenarios de futuro, hasta cierto punto, plausibles) que en su primera parte propone la hipótesis de una gradual inundación a nivel planetario y las consecuencias que esto acarrearía a nivel humano, social y político, reservándose para la segunda la peripecia vital de un grupo de colonos lanzado al espacio en busca de una nueva Tierra que sustituya como hogar a la vieja, ya anegada por encima de la cota máxima del Everest.
El autor de estos dos libros de los que cuesta salir más de lo que cuesta salir de la cama por las mañanas es Stephen Baxter, un caballero inglés cuyo currículo es ya, de por sí, de libro. Nacido en Liverpool en 1957, Baxter, que iba para científico de alto nivel –doctorado en dos universidades en ingeniería y matemáticas, ha sido profesor de física, matemáticas y tecnología de la información– intentó sin éxito en 1991 que le admitieran como astronauta en la estación espacial MIR, y cuatro años después abandonó ciencias y docencias para convertirse en escritor a tiempo completo.
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Prolífico como él solo, Baxter alterna los relatos de ficción y las obras de divulgación científica, confundiéndose a veces los primeros con los segundos a causa del exhaustivo puntillismo que dedica, sin dárselas de didáctico, a explicar conceptos, teorías y funcionamientos en pro de un realismo muy de agradecer. Las obras de Baxter han ganado los premios Philip K. Dick, John W. Campbell y el de la British Science Fiction, entre otros, y a él se le ha calificado de sucesor de Isaac Asimov y Arthur C. Clarke. En esto debo disentir; después de leer Inundación y El arca, proclamo aquí y ahora que Baxter no es el sucesor de aquellos sino, con todo derecho, su igual. Simplemente nació más tarde.
VICE: Todo viaje da comienzo con un primer paso, o eso se suele decir. Para este libro, o mejor dicho dos, imagino que partiría de una primera idea a la que progresivamente fue añadiendo otras. ¿Qué idea fue esa? ¿Cuál fue el germen de Inundación y El arca?
Stephen Baxter: En realidad empezó con El arca. Ya había escrito antes sobre largos viajes espaciales [por ejemplo, en su saga La secuencia Xeelee -ndr], pero empezó a interesarme la idea de una misión de una única generación, jóvenes y brillantes candidatos compitiendo por tener un puesto a bordo y después volviéndose locos los unos a los otros metidos en una lata durante cuarenta años. Una especie de reality show en el espacio. Esto sería El arca, pero necesitaba algo de lo que ellos tuvieran que escapar. De forma gradual di con la noción de una inundación global; como una versión en clave de ciencia ficción de la historia bíblica. Era una idea demasiado grande para un simple capítulo inicial, así que la expandí hasta que ocupó un libro entero.
Son dos libros con multitud de personajes cuyas vidas se entrecruzan a lo largo de varias décadas; hay tramas paralelas, saltos hacia atrás, consecuencias derivadas de sus actos que afectan a otros personajes y al conjunto de la historia… ¿Cómo ha logrado mantenerse en cada momento al tanto de la situación en que se encontraba cada uno? ¿Tiene algún método para evitar incongruencias?
Siempre trabajo en base a un guion general. Conozco, a grandes rasgos, lo que los principales personajes van a hacer, dónde y cuándo. Después, a medida que escribo, trabajo a menudo en hilos, siguiendo las historias de un protagonista u otro y ensamblándolo todo al final. Como si estuviera editando una película. ¡Siempre llevo un registro de momentos y lugares para no perderles la pista! Pero la clave es seguir a los personajes.
Escribir es una tarea metódica y concienzuda en la que hay que estar atento para no dejar cabos sueltos. Método y atención son características de la investigación científica. ¿Le ha ayudado su formación en su labor como novelista?
Mi experiencia académica me sirve de ayuda, sí. Aprendí a investigar, cómo usar bibliotecas y recursos online, a extraer ideas de masas de palabras e incluso de ecuaciones. De hecho, sigo la literatura científica y extraigo ideas de ella. Una de las semillas de Inundación fue un breve artículo científico acerca de cómo el manto terrestre podría contener enormes masas de agua, atrapada entre la roca…
Ha tenido que convivir mucho tiempo con sus personajes. ¿Le costó quitárselos de la cabeza una vez terminada la historia? ¿O siguieron ahí, como fantasmas, pidiéndole que siguiera con ellos?
Siempre es duro dejar de lado personajes, situaciones, mundos. De hecho, he continuado las historias de Inundación y El arca en unos relatos breves que se han recopilado y publicado en formato de libro electrónico con el título Last and First Contacts.
Imagino que tuvo que investigar distintas áreas científicas para hacer plausible el relato: aeronáutica, oceanografía, ciencias del comportamiento, sociología, meteorología… ¿Le resultó arduo el proceso? ¿Investigaba a medida que avanzaba el relato o hizo acopio de datos potencialmente útiles antes de comenzar?
Esto funciona a dos niveles. El primero es, como decía, realizar un guion, un esbozo de la trama general, una visión global de cómo, en ese primer libro, progresaría una inundación, continente a continente. Pero después, durante el proceso de escritura, necesito una investigación mucho más detallada; ciudad por ciudad, por ejemplo. Caminé por Londres para ver cómo se desarrollaría una inundación; visité Denver, en Colorado… Y sí, en El arca, en especial, hubo mucho que tuve que leer sobre psicología.
Sin dar discursos, las dos novelas proponen interesantes reflexiones sobre la falta de solidaridad, la mecánica de las relaciones humanas y la ineficacia de los burócratas al enfrentarse a situaciones que ni entienden ni controlan. ¿Era su intención hacer obras que entretuvieran y, sin poder evitarlo, volcó en ellas sus opiniones? ¿O se propuso desde el principio reflexionar sobre el papel del ser humano en el mundo, dentro de un contexto de fantasía?
Bueno, toda ficción trata del papel del ser humano. En la ciencia ficción se trata de nuestro papel en el futuro, en un mundo cambiante. En Inundación lo más importante era el grupo de amigos de Lily [uno de los personajes principales], las relaciones humanas que persisten en el tiempo. En El arca fue distinto. Trataba de cómo la relación entre las personas se desarrollan bajo presión.
Hay escritores de ciencia ficción “dura” que utilizan los datos científicos como forma de dar un rigor artificial a relatos de simple y llana fantasía. Relleno científico. Usted utiliza realmente la ciencia, tanto la real como la hipotética, como inspiración y punto de partida del relato. ¿Cómo lo ve usted?
Yo nunca hago eso que dices, pero si la calidad de la escritura es buena, estoy dispuesto a aceptar un poco de fantasía dentro de mi ciencia. Me impaciento más con los argumentos y desarrollo de personajes pobres.
Por su formación leerá libros científicos, imagino, y por su vocación, literatura de fantasía. ¿Son estos sus grandes alimentos intelectuales, o lee todo tipo de libros? ¿Y qué hay de otros medios? ¿Cree que de alguna de sus novelas podría realizarse una buena adaptación al cine?
¡Inundación y El arca serían dos buenas películas! Y sí, siempre he leído ciencia ficción, pero ahora lo hago con espíritu crítico. La mayor parte de mi inspiración procede de la literatura científica, de no ficción. O puede ser literatura histórica, arqueología… Cualquier cosa.
¿Me dejo algo por preguntar? Si es así, tiene libertad para añadir lo que quiera.
¡Inundación arranca en España! En Barcelona, una ciudad que he visitado muchas veces. ¡Espero que no te importe que haya imaginado a España desintegrándose a causa de ataques terroristas!
Inundación y El arca los ha publicado en España la editorial La factoría de ideas
¿Un poquito más de libros y fantasía?