Hubo una época, no hace mucho, en que tatuarse letras chinas con dudoso significado, tribales o la silueta del conejo “playboy” era lo más. Fue justo en esa gloriosa etapa del milenario arte del tatuaje donde Lidia Reyes se estrenó con una tarántula en el hombro a la edad de 15 años. Hoy Lidia tiene 32 años, es pensionista, madre soltera de dos niñas y vive en Mataró, una localidad costera de la provincia de Barcelona. En la actualidad, se está preparando para obtener el Record Guinness para ser “la mujer más tatuada del mundo” a la vez que acude a sesiones de láser para eliminar alguno de los tatuajes que llenan su rostro.
La presión social es constante. Se siente juzgada y observada e incluso la han llegado a amenazar de muerte en las redes sociales. No puede tener un trabajo convencional. Ha sido actriz porno, tatuadora o webcamer y entre sus mayores ambiciones destacan los de ser la mujer más tatuada del mundo, dedicarse a la prensa del corazón o dirigir su propio estudio de tatuajes.
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Quedo con ella para acompañarla a una de las sesiones de borrado de tatuajes y conocerla un poco mejor.
VICE: ¿Cuándo y por qué te tatuaste por primera vez?
Lidia Reyes: Pues yo tenía 15 años, una amiga se tatuó, y me encapriché. Me tatué en contra de la voluntad de mi madre, porque por aquel entonces mi padre ya no vivía en casa pero como yo estudiaba, trabajaba y en esa época no pedían autorización de un adulto me lo hice y ya está. Reconozco que no me lo pensé mucho, siempre he sido muy impulsiva, en aquel momento todo el mundo se tatuaba bichos, así que me hice una tarántula en el hombro.
¿Se puede decir que tu primer tatuaje fue por moda?
Sí, totalmente. Tatuarme por moda fue un error, con los años al comprender lo que realmente eran los tatuajes decidí tapármelo con un tatuaje de Cleopatra.
¿Son los tatuajes verdaderamente adictivos?
Recuerdo que durante la primera sesión, al ver que no me dolía ya estaba pensando en el siguiente tatuaje, un escorpión. No sé por qué narices pensaba siempre en bichos. Para mi, tatuarse es una de las mejores sensaciones del mundo y reconozco abiertamente mi adicción a la tinta, por si aún no lo habías visto (risas).
¿Sabrías decirme el número de tatuajes que llevas ahora mismo en el cuerpo?
Hace tiempo que no los cuento pero calculo que están entre los 260 y 270. La verdad es que es una cosa por la que tampoco me he preocupado mucho.
¿Cómo es ser la mujer más tatuada de Europa?
No puedo evitar sentirme juzgada, hay mucha presión social y aunque la gente diga que no, los tatuajes siguen siendo un tabú. Por suerte, también son muchos los que me admiran. Ahora que me he metido de lleno en las redes sociales y dispongo de perfiles en casi todas las plataformas posibles es cuando me doy cuenta de ello. Documento mi día a día y mi proceso para llegar a ser “la mujer más tatuada del mundo”, y son muchísimos los que me mandan mensajes de apoyo y se interesan por mi historia. Muchos otros cuestionan mi estilo de vida, me insultan e incluso me han llegado a amenazar de muerte. Por la calle hay quien me pide fotos y quien se agarra el bolso, todo esto por un poco de tinta (risas).
¿Cuál fue el detonante para que empezaras a compartir tu vida en las redes sociales?
Mi objetivo es convertirme en un personaje público, de hecho ya me considero como tal. Creo que mostrando mi vida ayudo a que mi situación y la de mucha gente tatuada se normalice. No me gustan las injusticias, ni que me juzguen sin conocerme. Con lo que hago la gente ve que soy igual que ellos, que quiero a mis niñas y que tengo un buen corazón.
¿Cómo están viviendo esto tus hijas? ¿Les ha afectado de forma positiva o negativa en algún aspecto de sus vidas?
Ellas están encantadas, por lo menos la mayor, que justo ahora va a empezar el instituto. La pequeña aún no habla mucho, pero yo sé que me admiran por quién soy y porque las quiero igual que cualquier madre.
Sin duda les ha afectado de forma positiva, son muy tolerantes y no discriminan a nadie. Además me llevo genial con los padres y participo todo lo que puedo en las actividades escolares o en la guardería de la peque.
Actualmente tienes más del 80% de tu cuerpo tatuado, sabiendo que la situación laboral en España ha sido muy precaria durante estos últimos años y conociendo el nivel de “tolerancia” de este país en comparación con otros de la UE, supongo que el tema de encontrar trabajo no te habrá resultado fácil.
Cuando te metes en esto ya sabes que no vas a poder conseguir un trabajo convencional. En el año 2007 empecé en el porno, ya tenía bastantes tatuajes pero no era nada comparado con lo de ahora. Al principio todo iba bien y había conseguido bastantes seguidores a los que les gustaba por mi estética pero fue a partir del 2009 que empecé a llenarme de tatuajes ya que me lo hacía un amigo en su casa a muy buen precio, y fue entonces cuando los productores me empezaron a decir que tan tatuada no vendía y que estaba perdiendo público.
Paralelamente en el 2010 empecé a tatuar. Me compré un kit por 100€ con dos máquinas chinas y empecé tatuando piel de cerdo, a la primera persona que tatué fue una hermanastra mía y le hice una desgracia (risas), lo dejé en 2012 porque me cansé.
Cada vez me salían menos cosas en el porno así que me dedique a hacer despedidas, espectáculos en vivo y iniciarme en el webcamer pero no estoy hecha para esperar horas y horas frente a una cámara web en la cama a que alguien entre y sin ganas empezar a darle a los juguetes. Me habían vetado en el porno así que lo dejé todo en 2013.
¿Qué te propones llegar a ser en un futuro no muy lejano?
En la actualidad estoy apostando por mi carrera en la modificación corporal para conseguir ser “la mujer más tatuada del mundo” ya que por un tema de salud no puedo trabajar como antes. Llevo desde el 2014 con esta la idea en mente. Incluso hablé con Isobel Varley (la anterior mujer más tatuada del mundo) pocos meses antes de fallecer, hecho que me animó bastante. Julia Gnuse regenta el “Guinness” actualmente y ya tiene el 95% de su cuerpo tatuado.
¿Se puede vivir de ser la mujer más tatuada de Europa?
Es complicado y más viviendo en España donde esta cultura no está muy extendida. Casi todo lo que he hecho hasta ahora ha sido gratis, aunque me planteo empezar a producir un poco de merchandising para las “Expo Tattoo” de este año ya sea con pósters, fotos firmadas o camisetas. Se resume en conseguir el Guinness. Hasta que no lo tenga no me voy a comer un rosco (risas).
He visto que llevas tatuado fucsia el globo ocular. ¿Cómo se consigue?
El tatuaje ocular se realiza con un tipo especial de aguja, que inyecta tinta permanente entre las capas conjuntiva y esclerótica que son como una tela muy fina que protegen el ojo, se hacen dos pinchacitos en cada uno y se trata de ir esparciendo la tinta entre esa membrana. No es algo que pueda hacer cualquiera. Hace poco un tatuador francés dejó ciego a un hombre por pinchar mal. Se tiene que ir con mucho cuidado, ya que el cliente puede mover el ojo en cualquier momento y tienes que ser muy ágil e ir adaptando el pinchazo para no acabar perforando el iris o la córnea. Recuerdo que cuando me tatué los ojos lloré rosa durante unos días, es una modificación ilegal en España y cuesta alrededor de 2000€, aunque a mi me salió gratis. Yo me fui a Suiza con mi modificador canario Oscar Márquez. Oscar también me partió la lengua en dos hace un tiempo, es el mejor profesional que conozco.
Para acabar, explícame como se puede entender el que quieras ser la mujer más tatuada del mundo y te estés eliminando con láser los tatuajes de la cara.
Mi propósito es seguir llenando cada rincón de mi cuerpo de tinta y aunque me quitara tatuajes en el rostro podría conseguir ser “la mujer más tatuada del mundo”. Estoy un poco arrepentida, no quiero quitármelos todos, pero sí gran parte de ellos, últimamente me veo muy cargada y prefiero tatuarme en otro sitio, algunos de ellos me los hice hace menos de un año cuando fui a hacerme el eyeball a Suiza.
Hace tiempo que ya no pago por tatuarme. Las piezas que llevo son colaboraciones con tatuadores que apoyan mi proyecto así que supongo que algunos han sido causa de la emoción del momento al estar entre buenos amigos y la libertad que me da el no tener que pagar.
Júlia Gnuse tiene muchas zonas del cuerpo no tatuadas que yo sí tengo, como los ojos, el cráneo, las partes íntimas o las palmas de las manos. Se trata de rizar un poco el rizo en ese aspecto, pero al ritmo que voy creo en poder conseguirlo este mismo año.