El 12 de enero de 2001, los preadolescentes que sintonizaron Disney Channel fueron testigos de un evento histórico. Fue el estreno de la tan esperada película Zenon: The Zequel acompañada por la dulce voz de Proto Zoa; pero también fue la noche en que la cadena transmitió, como preestreno, un episodio especial de una nueva serie llamada Lizzie McGuire. Desde el momento en que empezó a sonar el tema principal de Lizzie y aparecieron los créditos de apertura presentando un adorable elenco de personajes perseguidos por una pelota gigante, nació una sensación televisiva.
La protagonista es Lizzie, de 13 años, mientras transita por la vida junto a su peculiar familia y sus mejores amigos Gordo y Miranda. El programa abordó con candidez y humor el estrés de ser estudiante de secundaria de formas que pocos habían logrado antes. Hizo referencias a la cultura pop como Britney Spears y Titanic, al tiempo que abordó con delicadeza problemas graves como los trastornos alimentarios, las inseguridades con respecto a la estatura y la confusión emocional ante la compra del primer brasier. Para tratarse de un programa de Disney, todo eso fue revolucionario.
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“Nunca pensé, ‘Estoy escribiendo para preadolescentes’”, dijo Nina Bargiel, quien coescribió aproximadamente un tercio de la serie, incluido el memorable episodio “¡Quiero un brasier!”, cuando se acercaba al final de sus veintes. “No tengo hijos. Los niños ni siquiera me gustan particularmente. De lo que me di cuenta es que a) la secundaria es un periodo increíblemente incómodo. Ese fue el período más difícil de mi vida. Y b) de hecho, puedo intentar liberarme de ese trauma de una forma divertida”.
En el momento del debut de Lizzie, Nickelodeon todavía reinaba en el mundo de la televisión infantil. Para finales de los 90, habían logrado producir éxitos como Clarissa lo explica todo y El mundo secreto de Alex Mack, y produjeron estrellas consagradas como Melissa Joan Hart, Larisa Oleynik y Amanda Bynes. Disney Channel no estaba exactamente a ese mismo nivel. Si bien la compañía tenía películas y programas originales de Disney Channel que fueron bien recibidos por sus jóvenes espectadores como El famoso Jett Jackson y Qué raro, aún tenían que perfeccionar su fórmula para crear series innovadoras y con mayor impacto cultural.
Lizzie McGuire marcó el comienzo de una nueva era.
Cuando la creadora Terri Minsky le propuso por primera vez a Disney la idea de un programa llamado What’s Lizzie Thinking? [¿En qué está pensando Lizzie?], había elaborado un guión sobre una Lizzie preparatoriana acompañada por una voz en off que permitía que conociéramos los pensamientos de Lizzie. Pero el hogar del ratón Mickey quería un concepto más joven y “superior”. Así que Minsky modificó el guión del piloto para enfocarse en una Lizzie que asistiera a la secundaria; mientras que al productor ejecutivo Stan Rogow y al ejecutivo de Disney Gary Marsh se les ocurrió la idea de crear un alter ego animado de Lizzie que pudiera ilustrar dramáticamente cualquier dilema que ella enfrentara. La serie fue autorizada. Sin embargo, antes de filmar el piloto, Minsky dejó el proyecto y optó por trabajar en el efímero The Geena Davis Show de la compañía ABC. Eso dejó a Rogow y a la productora ejecutiva Susan Estelle Jansen con la tarea de convertir el guión y la idea de Lizzie iniciales de Minsky en una serie de 65 episodios que terminaría por cautivar a la generación de la década de los 2000.
“Un día, terminé viendo una película alemana llamada Corre, Lola, corre y me impactó”, dijo Rogow. “Es una extraña filmación experimental, que inadvertidamente creo un estilo que nos condujo a lo que fue Lizzie McGuire, que tenía cortes muy agresivos y fotografías digitales que tomábamos de manera aleatoria donde se nos ocurría. La regla era simple: si es gracioso, lo haremos”.
Pero primero, necesitaban a la protagonista perfecta. Disney consideró un desfile de estrellas jóvenes tanto desconocidas como consagradas para encarnar a Lizzie, una valiente estudiante de secundaria que no era una chica popular, deportista o nerd, sino solo una preadolescente promedio. Las favoritas iban desde Lindsay Lohan hasta Hallee Hirsh de Tienes un e-mail y Sara Paxton de Mi amiga la sirena. Y luego estaba una vivaz rubia de 12 años cuyo mayor crédito hasta el momento había sido Casper y la mágica Wendy, una película que solo salió en video. Además, recientemente la pequeña rubia había sido despedida y reemplazada en la comedia de situación de Michael Chiklis, Daddio. Hablamos de: Hilary Duff, una originaria de Texas que ni siquiera se sabía bien sus líneas al hacer su primera audición para Lizzie McGuire.
Afortunadamente, esos tropiezos eran exactamente el tipo de cosas que haría Lizzie.
“Ella hizo una audición terrible”, dijo Rogow. “Pero fue tan tierno y encantador que pensé, ‘está bien, hay que traerla de nuevo’. Y simplemente lo hizo mejor cada vez”.
Como dijo el director de reparto Robin Lippin: “¿a sus 12 años ya era Meryl Streep? No. Muy pocos niños actores lo son. Pero había algo tan atractivo en Hilary que, incluso cuando hacía mal las cosas, te seguía gustando mucho y seguías apostando por ella. En la televisión, mucho tiene que ver con la personalidad, y sus cualidades naturales y autenticidad fueron justo las que le ganaron el personaje”.
Después de filmar el piloto, Disney contrató a un maestro de actuación para trabajar con todos los niños actores (especialmente con Duff, que debía estar en casi todas las escenas) y así sacar a relucir sus Meryl Streep interiores. Pero lo que realmente hizo que Lizzie y Duff lograran hacer una conexión con los espectadores es que eran una misma persona. “Ese personaje era yo”, dijo Duff en 2015. “No estaba actuando”. (Duff, que se encuentra actualmente en proceso de producción de la séptima temporada de la serie Younger, no estuvo disponible para hacer comentarios para este artículo).
“El ingrediente secreto de Lizzie McGuire fue elegir a Hilary. Fue muy, muy simple”, dijo Rogow. “Era agradable y dulce, y querías que fuera tu mejor amiga. Hilary logró eso porque justo así era ella. Terminó siendo una combinación perfecta entre el personaje y el actor”.
De hecho, con la excepción de Ashlie Brillault, quien interpretó a la chica mala Kate —y según lo que todos cuentan, en la vida real era increíblemente amable y nada amenazante—, en el programa las líneas entre la ficción y la realidad se difuminaron por completo. Adam Lamberg era estudiante de la Preparatoria de Ciencias del Bronx cuando consiguió el papel del inteligente e ingenioso Gordo porque él esencialmente ya encarnaba ese personaje. Cuando a Hallie Todd, quien interpretó a la madre de Lizzie, Jo, se le hizo tarde para asistir a su audición para Lizzie, se recogió el cabello con algunos clips y se puso sus confiables gafas falsas, las cuales usaba cada vez que quería ocultar el cansancio de sus ojos. Ese peinado y esos mismos armazones de plástico se convirtieron en el look característico de la Sra. McGuire.
“Disney quería ahorrarse hasta los centavos y decidió que solo comprarían un nuevo par de lentes para Jo”, dijo Todd. “Si algo le hubiera pasado a ese par de lentes en el set, alguien habría tenido que conducir hasta mi casa en Studio City para sacar mi par de anteojos personal de un cajón”.
El foco principal del programa en cuanto a moda fue, por supuesto, lo que usaba Lizzie. La diseñadora de vestuario Kimberly Adams seleccionaba cuidadosamente prendas de Forever 21, Paul Frank, Bubblegum y otras marcas populares pero accesibles (o en el caso del episodio “Día de fotos” , hizo a mano el suéter de unicornio 3D), a las que ella y Duff luego les daban un giro único al agregarles pedrería o combinarlas de maneras muy extravagantes. ¿Pantalones de flores naranjas y una camiseta morada tie-dye? Por supuesto. ¿Estampado de camuflaje y parches de mezclilla? ¡Por qué no!
“Hilary era fascinante porque podías traerle de nuevo todas esas piezas y ella podía combinarlas y hacer que funcionaran”, dijo Adams. “Tenía un estilo único. No estaba intentando marcar una tendencia para las personas. Solo experimentaba con lo que funcionaba para su personaje”.
La regla original de que los peinados del programa nunca serían tan complicados como para que una chica normal no pudiera replicarlos por su cuenta, en casa, en solo 15 minutos o menos, rápidamente fue desechada y sustituida por una variación constante de pañuelos, clips de mariposa, palillos, y el uso excesivo y creativo de tenazas en el cabello de Lizzie y Miranda, todo gracias a Adruitha Lee, una estilista que más tarde ganaría un Oscar por su trabajo en Dallas Buyers Club.
Aún así, cuando Rogow usaba su gorra con el logotipo de Lizzie McGuire al recorrer la ciudad, los niños se quedaban boquiabiertos y le preguntaban si conocía a la verosímil chica que veían en la televisión todas las semanas. “Yo les preguntaba qué les gustaba de Lizzie. Ellos respondían: ‘Ella es buena. Es amable. Es como yo’. Todos se veían a sí mismos en ella, y eso era muy diferente a decir ‘Quiero ser ella’. Era un, ‘Ya soy ella’. Eso se convirtió en el principio rector de las historias que contaríamos todas las semanas”.
Solo había un aspecto del empático atractivo de Lizzie que a Duff no le gustaba mucho. “En algún momento, ella dijo: ‘¿Tengo que caerme en todos episodio?’”, Recordó Rogow. “Y yo le dije, ‘Bueno, sí, Hil, lo haces porque es muy, muy divertido y te hace muy accesible’. Cuando Lizzie se caía, los niños decían: ‘¡Oye! Yo también me caigo. No necesariamente en sentido literal, pero si ella se cae y está bien, entonces yo también estoy bien”.
Todos los que hablaron con VICE recordaron que el set de Lizzie McGuire era sumamente cálido, colaborativo y protector con sus jóvenes estrellas, que hicieron malabares para atender a sus clases particulares entre tomas en el set. “Los traté como si fueran mis hijos”, dijo Robert Carradine acerca de sus hijos televisivos, Duff y Jake Thomas, quien interpretó al hermano menor de Lizzie, Matt.
En su tiempo libre, Duff, Lalaine, quien interpretaba a Miranda, y Clayton Snyder, quien interpretó al galán de la secundaria Ethan Craft, iban a clubes para adolescentes en Los Ángeles o al estudio de baile Millennium Dance Complex, donde se sabía que Jennifer López tomaba clases. Snyder incluso llevó a Duff como su cita platónica a un baile en su escuela secundaria pública, pero su fama ya estaba haciendo que asistir a eventos normales de niños fuera casi imposible.
“Mi mamá pensó que sería una gran idea invitarla”, dijo Snyder. “Lo que terminó en que todos mis compañeros de clase simplemente formaran un círculo gigante a su alrededor y la miraran con insistencia toda la noche. No puedo decir que ella la haya pasado muy bien, pero fue muy amable al asistir”.
Rogow dijo que inicialmente los ejecutivos de Disney le habían dicho que si Lizzie McGuire lograba atraer a 1 millón de espectadores por episodio, la considerarían un éxito. Pero la serie rápidamente comenzó a tener un promedio de alrededor de 2,3 millones de espectadores (los episodios especiales podían atraer a casi 3,5 millones) y se convirtió en el programa más visto de la cadena, superando a Mano a mano, que había debutado con gran éxito siete meses antes. Lizzie era más grande de lo que cualquiera había soñado.
“Recuerdo haber hecho un evento en Disneyland durante el apogeo del programa, y no podíamos ir de un juego a otro sin un enjambre de niños detrás de nosotros”, dijo Jake Thomas. “Para un niño de 10 años, es algo muy inusual a lo cual tratar de adaptarse”.
Incluso los actores con papeles más pequeños en la serie eran perseguidos por el público en su vida diaria.
“Poco después de que el programa comenzara a transmitirse, un grupo de chicas preadolescentes me dio una serenata con el tema principal de Lizzie McGuire mientras caminaba a casa desde Hermosa Beach con una tabla de surf bajo el brazo”, dijo Kyle Downes, quien interpretó al “bicho raro” Larry Tudgeman. “Recuerdo haber pensado en lo surrealista que era para mí ese momento de mi vida. Fue un momento que no se ha repetido desde entonces”.
Estrellas invitadas como el hermano de Carradine, David, Frankie Muniz y Aaron Carter (quien se convirtió en el novio de Duff en la vida real después de su beso en pantalla bajo un muérdago y que, además, después desencadenara una infame enemistad entre Lohan y Duff ) le dieron aún más fuerza a la capacidad de la serie de llegar a todos los encabezados. Además, los entonces pequeños hijos de Steven Tyler eran tan fanáticos del programa que el vocalista de Aerosmith accedió a aparecer en el episodio navideño de la temporada 2 como Santa Claus. “Era un tipo genial”, recuerda Carradine.
De hecho, el atractivo del programa pronto se había extendido más allá de la supuesta audiencia de niños de entre 11 y 14 años. Los estudiantes universitarios hacían fiestas en sus dormitorios para ver Lizzie McGuire, y los padres de familia se sentaban a ver la serie con sus hijos. “Era algo que los adultos podían ver sin querer vomitar y poner los ojos en blanco”, dijo Todd. Según Rogow, la mayor parte de espectadores de Lizzie eran personas mayores de 18 años. Sus sutiles dobles sentidos y ágiles referencias a todo, desde Los Soprano hasta Los Beatles, hicieron que la serie se pareciera más a una comedia de horario estelar que a un programa habitual para niños.
La serie se filmó en dos partes de 30 y tantos episodios, y para cuando la transmisión de la primera temporada terminó, Disney ya había comenzado a reconocer que no solo tenían un programa en sus manos, sino toda una franquicia. Se apresuraron a sacar una gran cantidad de productos de Lizzie McGuire, y Rogow convenció a los ejecutivos de lanzar un álbum con la banda sonora del programa en 2002, el cual incluyó a S Club 7, Jump 5 y el debut musical de Duff, “I Can’t Wait“. No había ninguna razón para que Duff cantara en el álbum, esto no era Hannah Montana, pero ella quería hacerlo y a los fanáticos les encantó, así que lo hizo. El álbum fue certificado platino y la carrera musical de Duff comenzó a desarrollarse a partir de ahí.
A mediados de 2002, Lizzie McGuire ya había terminado de filmar sus 65 episodios (el número estándar de episodios para todas las series de Disney Channel en ese momento, independientemente de su popularidad), pero la cadena televisiva fue estrenando el nuevo contenido a paso de tortuga hasta llegar al inicio de 2004, transmitiendo en su mayoría programas repetidos y, a veces, dejando pasar dos o tres meses sin que hubiera un nuevo episodio, para mantenerse así en la ola de Duff y la Lizziemania todo el tiempo que pudiera. Por primera vez, la cadena se negó también a hacer una película original de Disney Channel de bajo presupuesto para la televisión y prefirieron arriesgarse a filmar la película Lizzie McGuire: estrella pop, en la que Lizzie y compañía se aventuran en un viaje de graduación a Roma. Esta película les mostró a los fanáticos de qué están hechos los sueños y obtuvo ganancias en taquilla de más de tres veces su presupuesto, además de que su banda sonora fue certificada con doble platino.
(El estreno de la película en abril de 2003 también marcó el debut en la alfombra roja de Carter y Duff como pareja, y aunque no existe evidencia fotográfica de que Lohan asistiera al evento o a la fiesta posterior, Carradine recuerda a la estrella de Un viernes de locos y Duff “atacándose una a la otra durante toda la noche”, hasta que finalmente “Lindsay no pudo soportarlo más. Y se fue”).
A medida que aumentaban las ganancias, Disney sabía que había encontrado oro puro y planeaba seguir a Lizzie en la preparatoria con una secuela fílmica y una serie spin-off para el bloque estelar de la cadena ABC. Pero ambos proyectos se derrumbaron pocas semanas después del lanzamiento de Lizzie McGuire: estrella pop, debido a las negociaciones del contrato de Duff. Como la madre y manejadora de la carrera de Duff, Susan, le dijo a Entertainment Weekly en ese momento, “Disney pensó que podrían intimidarnos para que aceptamos cualquier oferta que quisieran hacer, y no lo lograron… No sentimos su amor”. Otro spin-off de Disney Channel enfocado en la familia de Miranda y protagonizado por Selena Gomez, antes de su participación en Los hechiceros de Waverly Place, tampoco llegó a concretarse. Sin embargo, las semillas plantadas por el éxito de Lizzie —no solo como un éxito entre la audiencia, sino como un maquina creadora de estrellas, una plataforma de lanzamiento de estrellas del pop y una productora de mercancías— allanaron el camino para la próxima década de mega éxitos de la cadena con Hannah Montana y High School Musical en 2006 y las posteriores series para Gomez, Demi Lovato y los Jonas Brothers. Lizzie había demostrado todo lo que se podía conseguir.
En los años que siguieron, el elenco de Lizzie McGuire tomó caminos separados la mayor parte del tiempo. Duff se ha mantenido bajo los reflectores y actualmente está esperando su tercer hijo. Thomas está enfocado en la actuación y la dirección, y dijo que le presentó ideas a Disney para ver si es posible que dirija una serie propia en el futuro. Lamberg fue a la universidad de Berkeley y ahora trabaja en un centro de arte irlandés en Nueva York. El exjugador profesional de waterpolo Snyder es agente de bienes raíces en Los Ángeles. Lalaine está de vuelta en la actuación con un papel en la película independiente Definition Please de Sujata Day, y Todd recientemente interpretó a una madre muy distinta a Jo McGuire en la nueva película de televisión a la carta, The Last Champion, la cual también coescribió y produjo.
Entonces, cuando llegó la noticia en 2019 de que finalmente habría una secuela de Lizzie McGuire en Disney Plus, los actores se regocijaron por la oportunidad de reunirse y retomar sus personajes. Terri Minsky sería la productora ejecutiva y Duff interpretaría a una Lizzie de 30 años. Parecía ser una gran noticia, hasta que no lo fue.
Después de filmar dos episodios y conseguir que la mayor parte del elenco de apoyo original, incluidos Carradine, Todd, Thomas, Lamberg y Snyder, se incorporara al proyecto, éste se pospuso abruptamente en enero de 2020. Según un reportaje de Variety, Disney no se sentía cómoda con la dirección en que Duff y Minsky estaban llevando a la serie, es decir, el hecho de que hubiera una línea argumental en que se reconocía que Lizzie había tenido relaciones sexuales. Presuntamente, Minsky fue despedida del proyecto y Duff le hizo una petición pública a Disney para que permitiera que la serie pasara de Disney Plus, que alberga la serie y la película originales, al servicio más vanguardista Hulu. (Rogow, junto con Jansen y el equipo de redacción de la serie original, no participaron en la secuela).
“Le estaría haciendo un flaco favor a todos al limitar las realidades de la vida de una joven de 30 años para poder permanecer por debajo del límite de la clasificación PG”, escribió Duff en Instagram en enero pasado. “Es importante para mí que así como fueron auténticas las experiencias que [Lizzie] vivía cuando era preadolescente/adolescente, sus siguientes capítulos fueran igualmente reales y que todos pudieran identificarse con ellos”.
Por desgracia, después de meses de discusiones y una manifestación en internet pidiendo “¡Dejen que Lizzie coja!”, Duff y Disney anunciaron en diciembre de 2020 que el proyecto estaba oficialmente cancelado. La noticia dejó a Carradine y Todd, que habían participado en los dos primeros episodios, desconcertados. ¿Cómo pudo permitir Disney que una secuela tan publicitada, con una audiencia millennial ávida, se le escapara de las manos?
“Cuando hicimos la lectura completa de los dos primeros guiones, había literalmente tres filas de sillas y en cada silla había algún tipo de ejecutivo de Disney. Es decir, había 25 de ellos allí. Y se estaban riendo a carcajadas”, dijo Carradine. “Cada paso de ese proceso tuvo que ser aprobado por alguien que está en lo alto de la organización. Entonces, pasas por todo eso y en el último minuto ellos deciden, de la nada, que debe ser para un publico más familiar? No entiendo eso”.
Todd agregó: “Estoy triste. Lo pasamos de maravilla cuando nos juntamos para esos dos episodios. Fue como si el tiempo no hubiera pasado, excepto que, de repente, estos niños ya eran adultos. Es ridículo. Siempre hay más de lo que se dice, y ciertamente no estoy al tanto de las conversaciones que ocurren a puerta cerrada”.
Para Thomas, quien ahora tiene 30 años, la misma edad de muchos de los seguidores más devotos de Lizzie, toda la experiencia fue una montaña rusa emocional que terminó con él, en TikTok, vertiendo toda una botella de alcohol en un vaso con el logotipo de Lizzie McGuire.
“Los fanáticos siempre me dicen que ver el programa fue un elemento básico de su infancia y, honestamente, yo estaba allí con ellos, corriendo hacia la televisión todas las semanas, para ver el más reciente episodio”, dijo. “Cuando entré al set de la casa reconstruida de los McGuire para la secuela, se sintió como un regreso a casa completamente irreal, una abrumadora nostalgia infantil. Me entristece mucho que los fanáticos no podrán participar de ese sentimiento”.
Y, sin embargo, las palabras en la declaración oficial de Disney, que enfatizan que los fanáticos tienen “altas expectativas” y que no habrá secuela “a menos y hasta que estemos seguros de que podemos cumplir con esas expectativas”, aún nos dejan un rayo de esperanza de que un día la filmación de la serie podría continuar.
Por ahora, Lizzie McGuire permanece entrañablemente congelada en el tiempo, una preadolescente eterna que va descubriendo la vida en el camino.
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