Artículo publicado por VICE México.
La instauración de la Guardia Nacional, un cuerpo de élite unificado para combatir la violencia, parece inminente en México. Luego de que el Senado aprobara por unanimidad un nuevo dictamen, que este martes empezará a discutirse en el pleno de la Cámara de Diputados, los cambios que sufrió el documento inicial generan opiniones divididas.
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A la primera propuesta de la Guardia Nacional se le criticaba su marcado sesgo castrense. A especialistas y defensores de derechos humanos les preocupaba que esta dependencia se quedara completamente en manos de militares y que, por consiguiente, le dieran ese enfoque a la seguridad nacional del país.
Debido a los fuertes señalamientos que desde noviembre pasado recibió el proyecto, se le hicieron enmiendas. Por eso la versión que recientemente fue aprobada con 127 votos a favor, cero en contra y cero abstenciones en el Senado, ya no sólo contempla para el uso de la fuerza a la milicia, sino que dota al proyecto de atribuciones de orden civil que antes no habían sido contempladas.
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Para expertos como Erubiel Tirado, quien desde 2004 es coordinador académico del Programa de Seguridad Nacional y Democracia en México, de la Universidad Iberoamericana, esas son buenas noticias. Pero también cree que deben tomarse con reservas.
“La Guardia quedó como un proyecto híbrido, porque mezcla componentes civiles y militares. Pero dicho esquema no garantiza respeto irrestricto a los derechos humanos. Yo tengo mis reservas sobre la efectividad del componente civil debido a que tiene un énfasis más castrense y porque, aunque digan que los dirigentes no serán militares, sí podrían ser elementos retirados. Y daría lo mismo”, asegura el Maestro en Ciencia Política por la London School of Economics.
Una de las cosas que más le preocupan, asegura, es que pasaría algo similar a lo que ha ocurrido cuando se han implementado otros modelos de seguridad: al principio la violencia disminuye en el país, pero luego rebota y se desata.
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“Quizá al principio mejoren los índices de incidencia delictiva, pero va a ser relativo porque van a resurgir. Además, existe el riesgo de que se incrementen las prácticas de violación a los derechos humanos. Y eso iría en contra de lo que ha prometido el presidente, Andrés Manuel López Obrador. Me parece que el carácter híbrido de la estrategia genera distorsiones en su estructura”, dice Tirado.
De acuerdo con él, lo que hay detrás de la iniciativa es una actitud de simulación por parte del Ejecutivo y su círculo cercano. Yo creo que el factor militar va a seguir determinando su principales directrices. Por eso mismo creo que la postura que están tomando va en contra de las cosas que han pregonado mucho tiempo”, opina el especialista.
Y aunque la versión “corregida y aumentada” de esta iniciativa aún será valorada por la Cámara de Diputados, es bastante previsible que no se le harán más modificaciones. Al menos, no importantes. Por eso se dice que su aprobación total ya es casi un trámite.
Al respecto, Tirado tiene un punto interesante. Según él, la Guardia Nacional viene maquinándose e implementándose de forma muy silenciosa desde diciembre del año pasado, cuando la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) empezó a reclutar personas. “Se empezó a hacer sin tener una reforma constitucional que lo avalara, lo cual habla de un presidente que actuó al margen de la ley. Es la misma izquierda que en el pasado criticaba a quienes hacían lo mismo”, apunta.
Al igual que muchos, que cada vez salen de más flancos para manifestarse en contra de la medida, Erubiel Tirado cree que la Guardia no será la solución al problema de la inseguridad en México.
“A mi juicio, no tendrá mucho que aportar porque tiene muchos vicios de origen. Me parece que lo que están haciendo es engañar a la opinión pública y darle la vuelta al sentido de la reforma constitucional. Es interesante que los militares se sientan frustrados, cuando tienen todo para garantizar la impunidad desde la cobertura presidencial. Ya veremos qué pasa esta semana”.