Los alucinantes fenotipos grind y death de Joan Teixidor

Brutologos 2012, Palencia (España). Durante un día, 20 bandas de diversos tipos de metal extremo actúan en directo. Esta fotografía se hizo justo antes de que empezaran los primeros.

Roland Barthes, el filósofo y ensayista inventor de la semiótica, se extendió largo y tendido décadas atrás acerca de los distintos tipos de relaciones que pueden articular la estructura de un suceso; hablaba de eso hoy tan manido, y a la vez poco entendido, de los principios de casualidad, coincidencia y causalidad, y sin ánimo de darle aquí a nadie la turra barthesiana, uno apuesta por simplificar las cosas y señalar como casualidad que durante un breve viaje a Torelló, una pequeña localidad a 87 kilómetros de Barcelona, entablara conversación con un fotógrafo llamado Joan Teixidor, a quien difícilmente habría conocido de otra forma pues no tiene página web, y que este llevara consigo unas carpetas con algunos de sus trabajos; de coincidencia –física y temporal– se puede calificar que ambos estuviéramos a la misma hora bajo el mismo techo, y presentárselo ahora a ustedes es ejemplo de causalidad: Teixidor es tan bueno, tiene su trabajo tanta miga intelectual y estética, que no podíamos quedárnoslo para nosotros solos; ergo, aquí Joan y unas muestras de su más reciente hacer. Gracias, Roland, tú ya puedes irte. Pero déjanos aquí la sociología, que la vamos a utilizar.

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Mike y Dave, franceses, tocan en Savage Annihilation y Defecal of Gerbe.

Cerca de Christiania, un cartel anuncia el Kill-Town Death Fest.

Muchas horas de conciertos. Hay tiempo para salir y ojear el libreto de un CD que te han regalado o que has comprado en la Distro Area.

“Yo soy sociólogo, pero no soy de estadísticas. Soy de otro rollo”, explica Joan. ”Estudié fotografía en el IEFC; empiezo haciendo reportaje, después estudio a fotógrafos como Humberto Rivas, Avedon o Sander –un alemán de la primera mitad del siglo XX que recomiendo mucho– pero la sociedad me sigue interesando. Y el underground es la sociedad, producto de la sociedad, reacción de la sociedad, o como quieras decirlo. Escondido pero formando parte de un todo, lo que está arriba y lo que está abajo. Y a mí me interesa lo que está abajo, por lo que tiene de metáfora del inconsciente de la sociedad. Es decir, lo que no se ve, pero está. La mía es una concepción sistémica”.

Este tipo me explicó que venía de la zona de Mississipi, EEUU. Hablamos un rato y le propuse hacerle un retrato. No apunté su email para enviárselo después, pero le di una tarjeta con el mío.

Cormy, de NDT/Kromosom, muestra sus nuevos vinilos.

Durante la actuación de la banda doom Tyranny, me llamó la atención la manera de mirar de esta chica junto al candelabro hecho de alambres.

Joan, que ha indagado asimismo en la naturaleza muerta (“Tengo una serie de cosas en tarros: Things in jars”), la abstracción (Still Alive, un portafolio entero de productos de supermercado que bajo su lente devienen un inidentificable magma hipercromático) y el paisajismo (Intramuros / Extramuros, un estudio del paisaje sobre la contraposición de las formas creadas por el hombre y las formas de la naturaleza, con fotos tomadas en San Francisco, Barcelona y zonas no urbanizadas de Europa y California) lleva tres años acudiendo puntual al Kill-Town Death Fest, un festival autogestionado en Copenhague en el que a lo largo de tres días se suceden los grupos death  y doom. Joan nos cuenta que el primer año hizo un tipo de reportaje normal, más centrado en el desarrollo del festival, pero al cabo de un tiempo descubrió el retrato: “Me interesaba más la gente que iba que el espectáculo. Las fotos de conciertos son aburridas. Pueden ser muy buenas, pero la historia está debajo. Y di un paso adelante”. Ese paso fue Phaenotypia.

El cantante de la banda francesa Ritualization, la primera en tocar en Kill-Town Death Fest III.

Empieza a oscurecer e intento captar el ambiente del festival. Conversaciones y cervezas entre concierto y concierto.

Uno de los momentos álgidos del concierto más intenso del festival, el de los veteranos Sadistic Intent (EEUU).

Con el subtítulo “Una serie de retratos explorando arquetipos y el inconsciente social en el underground”, Phaenotypia es “un trabajo de retratos, en cuatro sesiones, de 200 ó 300 personas. Montaba un estudio muy sencillo, con un fondo blanco, y lo que hacía era hablar con la organización, allí mismo. Casi siempre era exterior; nunca llegó a llover, eso que me ahorré en cortocircuitos. La acogida fue muy buena, al menos entre esta gente”. Y sorprende que nadie haga muecas ni las típicas poses metaleras, lo habitual en estos ámbitos. “No, porque no era eso lo que me interesaba. Es lo que se espera. No, tío; no quiero que te inventes nada”. Esto fue en 2011.

El batería de la banda rumana Clitgore se levanta después de acabar su actuación en Brutologos 2012.

Un fallo técnico ofrece una imagen inesperada pero con sentido. Pedí a los finlandeses Swallowed que posaran para un retrato recién bajados del escenario. Previamente había hecho una foto al azar para comprobar que el flash no fallara. Lo que falló fue el sistema de arrastre del negativo, dando lugar a una doble exposición no intencionada.

Beso analógico. Instantánea en color en una tienda de discos de la Distro Area.

En 2012 decido regresar a los mismos escenarios, pero esta vez con la intención de hacer un punto medio entre el reportaje y el retrato. El fondo blanco tiene sus pros y sus contras. Me dije que esta vez pasaría del fondo blanco para intentar aprovechar todo lo que es el fondo. Es decir, el paisaje, el marco. El entorno. “Exacto. Y hago un recorrido con la cámara en la mano por lo que está pasando. Hay actuaciones, claro, pero de tíos tocando haré una foto o dos y siempre que estén vinculados a la vivencia que yo estoy teniendo. Recuperando Phaenotypia, pero sin la precisión que tengo en un estudio”. Dando importancia al instante, a la captura del momento, al aquí-y-ahora. Mandando al cuerno el miedo al error, requisito importante si disparas en analógico: “Yo, muchas veces, la técnica la dejo en un segundo plano y voy a ver qué sale. A veces la cago y a veces no. Este año he hecho dos así, sin el estudio, en Dinamarca y Palencia. Ahí hacen el Brutologos, un festival en el que tocan 20 bandas en un día, en el que ya estuve en 2011”.

Acabados los conciertos conversé con Jaakko, guitarra de Swallowed, y le felicité por la actuación de su banda, durante la que mostraron muy buenas maneras.

Lunes por la mañana. La organización del festival alquiló 80 colchones a un albergue para quienes, como yo, se quedaran a dormir.

Para Teixidor, “Una foto es una evidencia de las cosas que pasan alrededor. Hay un tipo de inconsciente que la fotografía puede atrapar. Y eso es lo que más me interesa de la fotografía”. Y del underground grindcore y death le interesan “su creatividad, lo explícito de sus símbolos, que en general no quieren entrar en un circuito de ventas, que tienen sus propios festivales, su mitología. Y que reflejan lo que pasa arriba de forma transparente. Sé que nunca voy a ganar dinero en este ámbito. Lo tengo clarísimo. Todo me lo pago yo. Pero no tengo que satisfacer a nadie”.

Un chico que trabajaba en la barra quiso ver mi Bronica. Se la dejé y le propuse hacernos un retrato cruzado. Esta fotografía es la que me hizo él.

Tercer y último día de festival. Interrumpí una conversación para hacer este retrato triple.