Elementos de la policía resguardan el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey tras la explosión de un paquete bomba en agosto de 2011.
Más noticias desde las afligidas calles mexicanas: además de ese rastro de sangre y cuerpos desmembrados que han dejado los cárteles y grupos paramilitares, un grupo de supuestos anarquistas ludistas están atacando a científicos en todo México en una guerra contra la tecnología.
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Los eco-anarquistas, quienes poéticamente se autodenominan Individualidades Tendiendo a lo Salvaje (ITS), son sólo una de las células terroristas con agenda política en México. Tienen un profundo odio hacia la nanotecnología, y parece que busca el regreso de la humanidad a sus raíces trogloditas y aborrecen cualquier nuevo avance en el campo.
A pesar de que existen preocupaciones reales por el impacto de la nanotecnología en el medio ambiente, enviar bombas por paquetería a científicos y académicos me parece un poco excesivo. Además (y no les digan que dije esto) hay muchísimas personas trabajando con nanotecnología fuera del país, así que un par de deplorables asesinatos no van a cambiar mucho.
En su manifiesto (lo puedes encontrar en el blog anarquista Liberación Total aseguran: “¿Acaso pensaron aquellos que modifican y destruyen la Tierra, que sus actos no tendrían repercusiones? ¿Que no tenían que pagar un precio? Si lo pensaron así, están equivocados”.
La campaña explosiva del ITS comenzó hace ya un par de años, cuando, en agosto de 2011, Alejandro Aceves López del Instituto Tecnológico y de Educación Superior de Monterrey en la Ciudad de México fue herido tras la explosión de una bomba casera contenida en un paquete postal. La metralla se incrustó en uno de sus pulmones, mientras que Armando Herrera Corral, a quien iba dirigido el paquete, escapó con un tímpano reventado y quemaduras.
El ITS, según parece, ya asumió responsabilidad por varios otros ataques bomba, dos de estos contra empleados de la Universidad Politécnica del Valle de México en Tultitlán, donde un guardia de seguridad resultó herido, así como la Universidad Politécnica de Pachuca, donde una maestra sufrió quemaduras cuando un paquete explotó en sus manos. Durante su ataque más reciente, un sobre bomba llegó al Instituto de Biotecnología en la Universidad Nacional Autónoma de México el mes pasado, pero esta nunca estalló, lo que nos hace pensar que el grupo está adoptando tácticas de intimidación o simplemente se les olvidó como hacer bombas.
Mauricio Meschoulam.
Cuando platiqué con Mauricio Meschoulam, analista político, profesor de terrorismo e investigador en la Ciudad de México, me dijo que el problema de México con los grupos anarquistas era resultado de la violencia actual con los cárteles.
“Además de los criminales organizados y los cárteles, podría decirse que existe un número de grupos políticos, o podríamos llamarlos anarquistas, que utilizan tácticas terroristas con motivos políticos”, me dijo. “En este momento vivimos bajo un estado de psicosis, y cuando tienes a una población que vive bajo esas condiciones, entonces es más fácil llevar a cabo un ataque terrorista de cualquier magnitud. Puedes colocar una bomba, tener una explosión y llamar la atención de todos, porque ya vivimos bajo tales circunstancias”.
La desensibilización que surge de la decapitación de una persona en la calle, el hecho de que 72 personas son secuestradas todos los días o cualquier otro ejemplo de esta violencia sin sentido que ha caracterizado la guerra contra las drogas en México podría explicar porqué el ITS no duda en enviar sobres bomba para respaldar una causa en que realmente les apasiona.
Pero la psique terrorista también se puede explicar de otra forma: al establecer paralelos con el consumo de hongos, según Roger Griffin, académico de la universidad de Oxford Brookes y autor de Terrorist’s Creed, donde ofrece un análisis filosófico, psicológico, político y social del terrorismo moderno.
Uno de los sobres bomba enviados por ITS.
“Lo llamo el síndrome de Alicia”, me dijo. “En Alicia a través del espejo, Alicia come hongos para hacerse grande y pequeña. Una vez que te conviertes en ese avatar heroico en un misión contra el mal, tus principios se autodestruyen, y empiezas a creer que tienes una misión divina. En ese momento, adoptas una nueva serie de principios bastante perturbadores y terminas por cometer el tipo de errores que un sociópata. No tienes un entendimiento racional ni un entendimiento de la violencia que produces y el efecto que ésta tendrá sobre la realidad”.
Y estos delirios no sólo entumecen al ITS al grado de permitirles robar vidas inocentes, sino que los hacen creer que sus métodos van a funcionar. Quizá se vean como libertadores anti-tecnológicos, que buscan liberar al mundo de los posibles efectos secundarios de una tecnología diabólica, pero Roger cree que sus ataques no cambiarán mucho.
“Una película muy buena que puede explicar esto es El Club de la Pelea”, me dijo. “Apunta hacia la absoluta amoralidad y locura del sistema bancario, pero lo que la novela y la película resaltan es la manera tan desquiciada en la que se intenta lidiar con ello. Volar rascacielos en Nueva York no acabará con el capitalismo, así como los eventos del 11 de septiembre no acabaron con occidentes; es contraproducente e inútil”.
Es poco probable que alguien haya visto a un grupo explotar cosas en pedazos, sólo para decir: “Quizá deberíamos unirnos a estos tipos, creo que son completamente racionales y están en sus cinco sentidos”. Y espero que no haga falta recordarte esto.
El activismo contra la nanotecnología parece estar creciendo, y Nature resalta que la oposición a la tecnología va en aumento en otros países además de México. Por ejemplo Francia, donde los manifestantes han cancelados mesas de debate sobre nanotecnología en diversas ocasiones y se han manifestado frente a Minatec, el principal centro de investigación en nanotecnología en Francia. El manifiesto del ITS casi nos garantiza que veremos más bombas, pero por desgracia para ellos y la gente a la que estas están destinadas, es muy probable que todas estallen en vano.
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