Artículo publicado por VICE México.
Inmersa –casi oculta– en la profundidad del mar de los grandes gastos del gobierno federal, emerge una discreta serie de compras que da cuenta de cómo se montaron los banquetes en las oficinas públicas durante el sexenio que termina. Fueron erogaciones mínimas comparadas con otras compras. Gastitos, si se quiere.
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Pero de poco en poco, el servicio de bocadillos y vinos de mesa sumó en los primeros dos años del peñanietismo 7.5 millones de pesos, casi tres veces más de la erogación hecha por su antecesor, Felipe Calderón, quien entre diciembre de 2006 y diciembre de 2008 destinó 2.6 millones de pesos a eventos donde se sirvieron bebidas y canapés.
VICE realizó un buceo en los millones de contratos del gobierno federal para conocer cuánto se gastó en servicios de bocadillos y vinos, y qué dependencia compró más. La búsqueda abarcó de diciembre de 2012 a diciembre de 2014 porque, durante esos años, el presidente Enrique Peña Nieto decretó un programa de austeridad y racionalidad en los gastos de gobierno. Se trataba de un mensaje político de moderación.
Si los tiempos eran de austeridad, los conceptos que justificaron el gasto en bocadillos pueden resultar difíciles de entender para el 63 por ciento de los mexicanos que, según el Consejo Nacional de Evaluación de Políticas Públicas (Coneval), no lograban completar la canasta básica alimentaria en esos años.
Esos 7.5 millones de pesos hubieran alcanzado para 22 mil 498 apoyos alimentarios del programa estelar de combate a la pobreza, Prospera, cuyo monto de ayuda en 2014 fue de 335 pesos por persona.
El SAT y Hacienda, reyes del dispendio
Un ejemplo de esos “pequeños” gastos en tiempos de austeridad ocurrió durante “El hackaton” que se realizó en el Centro de Investigación e Innovación en Tecnologías de la Información y Comunicación (Infotec), cuando un servicio de comida y vinos costó 43 mil 96 pesos. Otro caso se vio en un curso para la reparación de fugas en ductos, para el cual, el Instituto Mexicano del Petróleo pidió canapés por 12 mil pesos.
También puede resultar difícil comprender por qué el Sistema de Administración Tributaria (SAT), el organismo encargado de la recaudación fiscal, fue el que más realizó eventos con canapés y bebidas: celebró 48 contratos de este tipo en sólo dos años. Luis Videgaray Caso, entonces secretario de Hacienda y Crédito Público, sostenía que el programa de austeridad representaría un ahorro de dos mil millones de pesos, y el director del SAT, Aristóteles Núñez, apoyaba públicamente la contención del gasto.
La ‘materia gris’ de Peña Nieto: ellos fueron sus asesores 5 minutos, no, menos, 6 años.
Por sí misma, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) tuvo los siguientes contratos:
Empresa: Rafael Pineda Gómez
Fecha: 15 de agosto de 2013
Objeto del contrato: Servicios culinarios de preparación y degustación de canapés, bocadillos y de repostería para los eventos de inauguración de las diversas exposiciones en los museos, recintos y bibliotecas de la SHCP.
Monto: 137 mil 682 pesos
Empresa: Coral Araceli Velázquez Alvarado
Fecha: 19 de septiembre de 2013
Objeto del contrato: Servicio de suministro de bocadillos, box lunch y bebidas para la ceremonia de entrega de reconocimientos por perseverancia y lealtad, evaluación de desempeño y premio nacional de antigüedad en el servicio público 2013.
Monto: 49 mil 800 pesos
En total, la administración de Peña Nieto firmó 118 contratos para ofrecer canapés y vinos durante eventos realizados durante sus primeros dos años de gobierno.
Chefs, lonches y adjudicaciones directas
Otorgados todos por Adjudicación Directa –ese procedimiento que no implica concurso, ni competencia alguna–, los contratos se firmaron con varias razones sociales y hasta chefs particulares. La empresa con los contratos mayores fue la procesadora y distribuidora “Los Chaneques” , que recibió 6.1 millones de pesos para estar a disposición de la Secretaría de Cultura (antes Conaculta) en el último semestre de 2013.
Los Chaneques, una empresa que no publica a los miembros de su directiva en su página web y cuyo giro principal son los “box lunch” (cajitas con una torta y un refresco), fue una de las consentidas del gobierno peñanietista, al llevarse 81 por ciento del presupuesto destinado a bocadillos y bebidas. Entre los contratos más jugosos se encuentra uno por 3.7 millones de pesos y otro por 2.4 millones. Pero en total, en el sexenio obtuvo más de 480 millones de pesos en suministro de “lonches” a varias entidades gubernamentales.
Entre sus clientes, según su propia página, están el Estado Mayor Presidencial, la SEP, la SRE, la SHCP, Liconsa, el Archivo General de la Nación, el IMSS, el SAT, el Tribunal Electoral, entre otras entidades del gobierno.
Peña ‘El ahorrador’. El presidente saliente hizo su ‘guardadito’.
Entre los nombres de personas físicas ( chefs o medianos empresarios) a cargo de estos servicios aparecen Édgar Trujano Vázquez (179 mil 800 pesos al Colegio de Postgraduados), Martha Guadalupe Torres Castellanos (172 mil 440 pesos al Instituto Mexicano del Petróleo), Rafael Pineda Gómez (137 mil 682 pesos a la Secretaría de Hacienda), Laura Patricia Olvera Moreno (51 mil 40 pesos al CIDE), Coral Araceli Velázquez Alvarado (49 mil 800 pesos a la Secretaría de Hacienda) o Luis Manuel Solís Libreros (nueve mil 860 pesos al Instituto de Ecología).
No se trata de gastos exorbitantes, pero sí contrastantes. Mientras se disponían estas cantidades para degustaciones, de 2012 a 2014 se sumaban dos millones de personas a la población en pobreza; es decir, pasó de 53.3 a 55.3 millones de mexicanos con carencias importantes para llevar el día a día, según el Coneval.
La suma de los microgastos
Si bien el SAT fue la entidad con el mayor número de contratos, el Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ) fue el que tuvo eventos más grandes. Cada 12 de diciembre contrató el servicio de bocadillos y vino de honor para 150 personas para celebrar los reconocimientos otorgados a sus trabajadores de más antigüedad. Los contratos incluyeron meseros, así como mesas, sillas, bancos periqueros, mantelería y cristalería. Ordenaron vino blanco y vino tinto. El instituto erogó en este evento, en promedio, casi 15 mil pesos al año, un microgasto que terminaría sumando dígitos al macrogasto sexenal.
Consultados sobre el tema, trabajadores del organismo inscrito a la Secretaría de Energía comentan que la forma de trabajo dentro del ININ sí se vio afectada por las medidas de austeridad que a lo largo del sexenio se tomaron desde la Secretaría de Hacienda. En estos momentos, hay proyectos sin recursos, mientras que los mismos investigadores deben comprar materiales o sufragar diversos costos.
Con pequeños, medianos o grandes gastos, Peña Nieto se convirtió en el presidente más caro de las últimas dos décadas. Gastó 23.8 por ciento más que Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012) y 33.7 por ciento más que Vicente Fox Quesada (2000-2006); además, su Presidencia se excedió 1.4 billones de pesos respecto al presupuesto aprobado por el Congreso de la Unión, según la Secretaría de Hacienda.
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