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Los casos más extraños que he tenido como investigador privado

De niño quería ser detective privado: en parte porque era fan de Las Tortugas Ninja, y en parte porque había leído un montón de novelas de detectives de la biblioteca de mi padre.

Obviamente, después descubrí que muchas de las cosas que asociaba con los detectives privados (aventuras, actividades emocionantes, tiroteos) no necesariamente tenían que ver con la profesión, pero aún así me fascinaba.

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Para saber más sobre ella, hablé con Mario y Francesco Caliò, fundadores de la agencia de detectives privados Europol en Milán, fundada en 1962. Los dos me contaron las aventuras más extrañas por las que han pasado.

EL PODER DEL DINERO

Hace unos años, una empresa grande nos pidió que investigáramos un posible caso de espionaje industrial que se estaba llevando a cabo en su contra. Tuvimos que seguir a un gerente de la competencia que se reunió con algunos clientes en un hotel para robar información.

El cliente había sido muy claro: para ganarnos la confianza en ciertos círculos, teníamos que parecer ricos. Nos dijo que no importaba cuánto gastáramos. Su única recomendación fue: “Vístanse siempre con trajes de noche elegantes y gasten al menos mil dólares al día en vicios”. Así que mandamos hacer unos hermosos trajes a la medida y nos hicimos pasar por dos corredores de Luxemburgo. Nos la pasábamos ofreciendo champán a todos los huéspedes del hotel, incluido el gerente.

Claramente es un caso que recordamos con gusto: pasamos unos días maravillosos, también logramos nuestro objetivo y al final nos quedamos con los trajes.

EL MAESTRO

A finales de los 70, una familia me mandó (Mario Caliò) a buscar a su hijo menor que había estado desaparecido durante varias semanas. Después de investigar un poco, descubrí que se había ido a Ámsterdam con unos amigos. En ese momento, la ciudad se acababa de convertir en la capital de los amantes del cannabis. Su familia me pidió que investigara cómo vivía, ya que yo también estaba joven y podía integrarme fácilmente a su grupo.

En cuanto llegué a Ámsterdam, fui a la Casa Rosso, donde se reunían todos los jóvenes de Europa para buscar información. Había una mesa grande donde la gente fumaba y jugaba al ajedrez. Como me apasionaba el ajedrez, me acerqué a la mesa. El problema era que fumaban hierba todo el tiempo y yo nunca había fumado. Para integrarme y no llamar la atención, tuve que fumar. Esa noche, hice algunos movimientos extremos en el tablero de ajedrez, que no habría hecho normalmente. Y todos me glorificaron y me llamaron “el maestro”.

Gracias a mis habilidades en el ajedrez fue que pude hacerles preguntas sobre otros italianos en Ámsterdam. En cuestión de días, encontré al hijo descarriado.

INFIDELIDAD IMAGINARIA

En este trabajo, conoces a todo tipo de clientes paranoicos, que ven conspiraciones y traiciones por todas partes. Hay que tener mucho cuidado, no solo por el bien de los clientes, sino también para no causarle problemas a la agencia para la que trabajas.

Hace algún tiempo, tuve una clienta que estaba convencida de que su esposo la estaba engañando. Tenía que levantarse muy temprano para ir a trabajar y estaba segura de que al segundo que salía de la casa llegaban otras mujeres. Pero nunca había podido atraparlo en el acto. Parecía un caso común, así que seguí a su esposo por un tiempo. El tipo no estaba haciendo nada malo, era un marido ejemplar. Pero su esposa no nos creyó y se enojó. Comenzó a bombardearnos con llamadas, diciéndonos que no estábamos haciendo bien nuestro trabajo.

Después de unas semanas de terror, decidimos cortar la comunicación con ella por completo. Más tarde, nos enteramos de que su marido ya no soportaba su paranoia y se divorciaron.

DOBLE JUGADA

Una vez, una señora nos pidió que siguiéramos a su marido infiel pero el tipo era muy bueno ocultando cualquier rastro de sus fechorías. Estaba claro que tenía otra relación, pero sabía esconderse perfectamente. Finalmente, logramos atraparlo y le dimos a su esposa las pruebas que necesitaba para solicitar el divorcio.

Pero eso no es todo, la historia dio un giro inusual. ¡El marido se puso en contacto con nosotros! Le impresionó tanto nuestro trabajo que nos pidió que trabajáramos para él. Quería que ahora investigáramos a su exesposa, con la esperanza de que pudiéramos encontrar pruebas en su contra para que pudiera pagar menos manutención. Obviamente, lo rechazamos, así no trabajamos.

CÓMPLICES LABORALES

A veces, las empresas nos piden que investiguemos a sus empleados. Hace unos años, un empleador nos pidió que investigáramos a cuatro de sus empleados, porque el trabajo en su departamento iba muy mal.

Después de observarlos durante unos días, descubrí lo que estaba sucediendo: los empleados habían encontrado formas de manipular el sistema de asistencias de la empresa. Como era una empresa muy grande y podían pasar desapercibidos, se cubrían y unos a otros para poder faltar y dedicarse a otras actividades profesionales. Uno de ellos incluso abrió un bar y trabajó allí cuando debería haber estado en la fábrica.