Estas fotografías son testimonio de las ocho veces que visité Fukushima a partir del verano de 2011. Desplazarte de la bulliciosa ciudad de Tokio a la tranquila prefectura de Fukushima requiere solamente un viaje de hora y media en tren. El eslogan de recuperación que se encontraba a un lado fue un recordatorio de lo ocurrido; del accidente nuclear y del largo esfuerzo para recuperarse de él. En mi primera visita a Fukushima, me encontré con una ciudad desoladora y vacía. Años después, regresó más gente y la ciudad recuperó un poco de su vigor con el paso del tiempo.
El pueblo de Soma, en la prefectura de Fukushima, se encuentra a 22.5 km al norte de la Central Nuclear de Fukushima Daichi. Solía ser un pueblo pesquero muy prospero. Ahora se ven las marcas del tsunami en todas partes y letreros blancos en lotes comerciales vacíos.
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Aunque el poblado de Iitate se encuentra a 40 km de la central, también le afectó la ola de radiación debido al patrón de los vientos el día del accidente. Muchos de los habitantes originales del poblado viven todavía en viviendas temporales que les proporcionó el gobierno, así que el lugar se mantiene vacío y en tétrico silencio.
Muchos de los habitantes de Iitate disfrutaban de una vida tranquila en grandes casas de campo, pero hoy en día se ven obligados a vivir en casas prefabricadas o pequeños departamentos de 100 metros cuadrados.
Una mujer con la que hablé, la señora Kanno (abajo), se rio mientras recordaba la época en que perseguía a un jabalí salvaje desde su granja. Su mirada se perdió mientras imaginaba ese paisaje que nunca pudo olvidar.
Estas fotos forman parte el libro de Kaz Senju Fukushima: Forgotten Landscape. Síguelo en Instagram.