Drogas

Los traficantes se están disfrazando de repartidores, deportistas y enfermeros para vender heroína durante la cuarentena

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Es posible que, desde que empezó la cuarentena, hayas sentido el impulso primitivo de comprar algo ⎯comida enlatada, papel higiénico, levadura⎯ con la esperanza de que así se disipe esa sensación de miseria absoluta.

Todo el caos que estas compras compulsivas hayan provocado en las tiendas se queda corto comparado con lo que deben de estar sintiendo los cerca de 300 000 heroinómanos que hay actualmente en Inglaterra. Su adicción mueve 5000 millones de libras en el mercado de la heroína y el crack, que equivalen a más de la mitad del mercado de la droga ilegal en el Reino Unido.

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Ahora que en ese país también se ha impuesto una cuarentena y no permiten a nadie salir de casa si no es para hacer ejercicio, la compra o ir a trabajar, ¿cómo se las apañan los toxicómanos para comprar la dosis? ¿Y cómo les va a los que distribuyen la droga en los centros urbanos y las zonas rurales?

La semana pasada, la policía de West Midlands informó de un gran descenso de la violencia y los robos durante el mes de marzo de este año comparado con el mismo periodo del año pasado. Cuando les pregunté por las cifras de delincuencia relacionada con la droga, me dijeron que en marzo del año pasado hubo 509 delitos vinculados a la droga, mientras que este año solo han sido 381. ¿Está el negocio del narcotráfico realmente de capa caída o es que la policía tiene asuntos más urgentes que atender, como evitar que la gente salga a tomar el sol?

Según expertos analistas del mercado de la droga, la crisis del coronavirus y la consiguiente cuarentena ya han empezado a transformar el negocio, pero no lo han detenido. Una fuente muy bien posicionada en la policía con acceso al panorama nacional británico me dijo que, en el Reino Unido, el negocio del crack y la heroína sigue funcionando a pleno rendimiento, aunque con algunas alteraciones.

Según él, varias fuerzas policiales han informado de que han visto a camellos disfrazados con uniformes de repartidores para poder hacer las entregas a sus clientes. Otros observadores me contaron que hay camellos que se hacen pasar por corredores o fanáticos del fitness para pasar bolsas de crack o heroína por su zona. Un experto en drogas del ámbito mundial añadió que hay camellos que se preparan una bolsa con compras “para la abuela” por si los para la policía. Otros se disfrazan de repartidores de comida rápida o incluso de enfermeros para evitar que la policía los interrogue.

Hay camellos que han dejado de usar sus vehículos personales y usan taxis para hacer las entregas. Un camello de Sussex dijo: “Un taxista me comentó que normalmente llevaba niños a la escuela, pero que ahora principalmente se dedica a transportar camellos por toda la ciudad”.

Algunos camellos están respetando el distanciamiento social. Ahora, por ejemplo, se ve cada vez a más de ellos montados en bicicleta y haciendo las entregas en los buzones. Otros han optado por dejar la mercancía en un lugar acordado con el cliente, como un arbusto, un aparcamiento o debajo de un contenedor, donde también se deposita el dinero, para evitar así el contacto directo. Algunos incluso se han pasado al pago electrónico.

Muchos traficantes jóvenes, que ya antes no veían con buenos ojos a los adictos al crack y la heroína a los que venden producto a diario, ahora llevan mascarillas y guantes para reducir el riesgo de infección. Uno de ellos me dijo que en la ciudad de Hastings los camellos han hecho una lista de clientes de “alto riesgo” a los que exigen que efectúen el pago de forma electrónica y les pasan la droga tirándosela desde un coche. Sin embargo, hay camellos que siguen escondiéndose las papelinas en la boca, aumentando así el riesgo de contagio entre una población ya de por sí vulnerable.

Uno de los cambios más notables apreciados por la policía en todo el país es que los individuos en los escalafones más altos de la venta de droga han prescindido de los camellos y se han puesto a vender ellos mismos, tanto en las ciudades como en las zonas rurales. Los detectives creen que esto se debe a que los encargados de la venta se han dado cuenta de que los camellos jóvenes llaman más la atención que los adultos en un periodo de cuarentena.

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El hombre de esta foto tampoco es un traficante, sino un deportista. Foto: Dimar Photo / Alamy Stock Photo

Respecto a los clientes, todas las fuerzas policiales del Reino Unido concluyen que, por ahora, no se ha registrado escasez de heroína o crack. En Bath, por ejemplo, los proveedores de heroína tienen suficientes existencias como para seguir con el negocio hasta junio. Sin embargo, no todo es normalidad, ya que los precios han aumentado, como ha ocurrido con el resto de productos legales. Esto se debe, probablemente, a que, a nivel de mayorista, el precio por kilo tanto de la cocaína como de la heroína también ha subido. En su análisis sobre el posible impacto de la pandemia en las redes de suministro del país, el exjefe del Departamento de narcóticos de la Agencia Nacional contra la Delincuencia británica, Tony Saggers, calcula que, desde que comenzó la pandemia, el precio del kilo de cocaína para el mayorista británico ha pasado de 35 000 libras a 40 000. El kilo de heroína ha pasado de 20 000 a 25 000 libras.

Pero los traficantes saben que no pueden subir los precios demasiado, ya que el confinamiento está poniéndoselo difícil a los compradores más frecuentes en lo referente a las formas en las que financian su adicción, esto es, mediante la mendicidad, el hurto y el trabajo sexual. Varios de los traficantes con los que hablé me dijeron que los clientes están tan desesperados por obtener una dosis que incluso han empezado a robar a los propios camellos.

La crisis del coronavirus ha marcado definitivamente el mercado de la droga en 2020. Esta pandemia será la prueba de fuego para muchos, que deberán decidir si vale la pena o el riesgo es muy alto y es mejor dejar el negocio. Otros quizá encuentren en esta crisis una nueva oportunidad para ganar dinero.

Lo que está claro es que la mejor forma de sobrevivir es adaptarse. Y cuando hay tanto en juego, la gente puede llegar a hacer cualquier cosa.

@Narcomania

Este artículo se publicó originalmente en VICE Reino Unido.