Coronavirus

Tinder y cuarentena: ni siquiera el coronavirus nos quita las ganas de follar

Así es como los usuarios de Tinder nos estamos adaptando a la cuarentena por coronavirus.
coronavirus tinder
Todas las imágenes por la autora

La última persona que vi antes de empezar oficialmente la cuarentena, fue una cita de Tinder. Vale, igual no fue la mejor idea, pero no fui consciente cuando tomé la decisión de quedar con él. Me di cuenta justo en el momento en el que nos saludamos: “¿Y ahora qué, cuál es el protocolo contigo?”, le dije. Efectivamente, chocamos los codos.

Te pongo en situación: imagina dar un paseo al atardecer, con buena temperatura por el parque, con alguien con quien en principio hay bastante complicidad. Hasta aquí todo bien. Ahora, pon un metro de distancia entre ambos y suma típicas bromitas que te ponen el cuerpo malo, tipo: “¿te doy la mano y nos la jugamos?”. Qué cojones…

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Al día siguiente, me encontré en mi minipiso, sola, y encerrada hasta nuevo aviso. La próxima vez que vaya a quedar con alguien, sea quien sea, me aseguraré de que pasar mi tiempo con esa persona, realmente merezca la pena.

Este contexto de tensión en el que se desarrolló mi cita, me hizo pensar en cómo nos comportaríamos todos a partir de ese momento de encerrona en Tinder. ¿Seríamos capaces los solteros de cesar nuestra búsqueda del amor o de un polvo rápido? ¿Podríamos olvidar durante 15 días cualquier intención sexual para darnos la oportunidad de conocer a alguien? ¿Encontraríamos la manera de adaptarnos a la situación y seguir ligando?

Durante la cuarentena, amigos, no hay sitio para abrazos, besos, ni muchísimo menos, para tener sexo con desconocidos. Aunque sólo bastaron unos minutos de investigación -y algún que otro match- para darme cuenta de que a la gente se la suda todo, y mucho.

"Por la polla no se pega, ¿no?"

Tuve un match bastante mono, Edu*, de 33 años. Parecía un tío bastante corriente y tranquilo, de estética normativa. En su descripción: “En busca de una mujer madura con la que poder disfrutar”. Tuve el error de pensar que si buscaba una mujer madura, él lo sería también. Yo, que lo que quería era charlar con alguien para pasar un poco el rato, me encontré con una propuesta de Edu* bastante horny.

Me sorprendió su capacidad asociativa y creativa en tiempos de crisis, cuando me dijo que moverse de una casa a otra en esta situación, le recuerda a la clandestinidad de La Guerra Fría y le pone bastante hacerlo. Cito textualmente su joyita final : “Además, por la polla no se pega, ¿no?”. Jodido inconsciente, ¿cómo pretendes echar un polvo a un metro de distancia, que se supone es la medida preventiva que tenemos que cumplir a rajatabla para no expandir el virus? ¿Acaso fuiste tan visionario que pretendías que no nos besáramos o no tuviésemos sexo oral? Por favor…

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Otro chico me ha hecho en estos días la proposición de sacarlo a pasear. Sin miedo a perder, me soltó que con él no me multan por la calle porque es “un poco perro”, según me dijo. Después de una oda al antisistema, decir que nos contagiásemos juntos, y que le gusta ser dominante -información totalmente innecesaria-, decidí acabar mi conversación con él cuando me dijo que era “como un chihuahua, ya sabes que los llaman comecoños”. Suficiente.

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Como Edu* y el chihuahua, están aquellos que van con todo a lo kamikaze sin importarles la propagación del virus. Igual, el COVID-19 les ha hecho cambiar la forma de ver el mundo -aparentemente mucho más efímero ahora- y querer vivir más intensamente. Además, todo hay que decirlo, el coronavirus nos está dando mucho tema de conversación, lo que puede convertirse en un arma para romper el hielo en una conversación y, en consecuencia, una ayudita para ligar.

Advertidos estamos todos, pues entre slide y slide, Tinder nos recomienda tomar precauciones en esta situación de confinamiento para evitar la expansión del virus. “Su bienestar es nuestra prioridad número 1”, dicen. Enlazado a un link con recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, nos recuerdan que “Tinder es un lugar para conocer gente nueva. Si bien queremos que continúes divirtiéndote, protegerte del coronavirus es más importante”.

Lo que me tiene totalmente fascinada es el instinto de los humanos de ser seres sociales. Necesitamos contacto humano, y en muchos de los casos con alguna intención sexual o romántica. ¿Que están todos los bares cerrados? ¿Que sólo podemos ir a comprar al supermercado o a las farmacias? Ni en el bar de carajillo de Malasaña, ni en el mejor brunch de la Latina. Las citas ahora tienen lugar, como me contaba un amigo mío, en los supermercados.

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Ayer mismo que quedó con un chico para ir a comprar el pan: “ Nena, uno hace lo que puede con los medios que tiene. Como yo vivo en Conde Duque y él en Malasaña, buscamos un supermercado a medio camino y fuimos a comprar el pan y a charlar por los pasillos”. He de confesar que me parece que todo esto tiene su punto romántico y puede que igual estemos ante un momento en el que algunos se den la oportunidad de conocer algo más a las personas y de otra manera, aunque sea por pura obligación.

"Es como si de alguna manera el virus nos estuviese dando la oportunidad de ser más selectivos"

Más usuarios de Tinder, parecen habérselas ideado de la misma forma que mi amigo. Me dice un chico que ahora mismo la plataforma es “una mierda, hay muchos perfiles y es como jugar a los intocables”. Como a todos, no nos engañemos, nos apetece echar un polvo, pero hay que ser conscientes y buscar alternativas. Me dijo que un chico le propuso ir al súper para verse y, en el caso de que todo fuese bien, escaparse a su piso. Acabaron haciendo FaceTime.

Es como si de alguna manera el virus nos estuviese dando la oportunidad de ser más selectivos. Al final, una videollamada basta para saber si realmente quieres pasar más tiempo o no con esa persona sin haber estado en una cita sin tenerlo del todo claro. Ok, sobrevivir a la vez que que combatimos el coronavirus en principio no es muy morboso -cada uno lo lleva como puede-, pero igual mantenernos alejados de la persona que nos pone, igual nos hace tener más ganas y descubrir nuevas formas de excitarnos con el otro.

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Todo sea dicho, tampoco podemos subestimar la creatividad de cortejo de Jota*, de 29 años, que aprovecha Tinder para hacer un llamamiento: “Citas telemáticas para conocer a un fantástico chico libre de coronavirus a través de Skype, para tener sexo y tomar cerves de las buenas por videoconferencia”, reza en su descripción. Lástima, nunca contestó para saber más de este personaje cómico y precavido a estudio…

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También encontré en Tinder a Santi* un chico de 27 años y emprendedor, que parecía bastante coherente con su discurso romántico. Ojo, no digo que no haya más, solo que no he tenido el placer de hacer match con ellos. Me llamó la atención que en su descripción decía: “Ahora con el coronavirus, esto si tiene sentido, ¿no?”. No pude evitar preguntarle sobre esto antes que cualquier otra cosa, y me encontré con lo siguiente: “Pues la verdad que no me mola Tinder”. Ya, como a todos los que estamos aquí. “Me parece algo superficial y deshumanizado”.

Siguió diciendo que ahora con la cuarentena, lo único que podemos hacer es conocer a gente a través de la app. Es por eso, que bromeaba con que ahora es cuando esto tenía sentido, cuando es la única opción. No cuando Tinder es es plan B, cuando no quieres exponerte a conocer a alguien de verdad, más allá de echar un polvo mientras reina la carencia de valores y el individualismo al que se expone la sociedad cuando se deja ver en su perfil.

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Ahora, imagina. Conoces a un chico majísimo durante la cuarentena que te alegra los días en casa. Un mes entero de chat hasta las mil, coincidencias y, en cierto modo, amor. Me cuenta mi amiga Irene que justo eso es lo que le está pasando, y no pude evitar hacerle la pregunta: Y cuando acabe la cuarentena, ¿qué? ¿Qué pasa si, aunque en fotos te atraía, luego lo ves y no hay conexión? A lo que ella, muy convencida, me responde: “pues si nos gustamos, estupendo; si no nos gustamos, seguro que me apetece como mínimo tomarme un par de cervezas con él por hacerme compañía estos días”.

¿No nos ahorraríamos muchos ghostings y resacas emocionales? Igual, estar confinados nos está enseñando, en materia de relaciones, a dejar curar un poco más a las personas antes de meterlas de una manera u otra en nuestras vidas.

Superado el día 5 de cuarentena, aún mantenemos la esperanza.

Y para los que se pregunten por mi cita que conté al principio: no salió bien, como siempre.

*Se han cambiado los nombres para respetar la intimidad de los protagonistas