Música

Maduro: nunca debiste abandonar el rock & roll

Las cosas arden en Venezuela. No hay a quién irle. Unos photoshopean fotos, pero otros muestran videos en donde las fuerzas gubernamentales disparan sin discreción alguna. Unos dicen que es el travieso de Obama y los suyos los que están detrás de todos, y otros que no, que es el pueblo venezolano el que ya está harto de tanta injusticia, corrupción e impunidad. Y bueno, todo esto, queramos o no, parezca o no, a raíz de la muerte del carismático y muy peculiar Hugo Chávez.

Así pues, Nicolás Maduro, personaje aún más peculiar y mucho menos carismático que su antecesor, llegó entonces al poder. No diré si hubo o no fraude porque honestamente no cuento con ningún tipo de autoridad ni con la información suficiente como para hacerlo, así que únicamente diré que ganó la presidencia después de unas ríspidas y parejas votaciones en contra de su adversario Henrique Capriles hace ya casi un año atrás.

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Probablemente los tropiezos y lapsus que Maduro ha tenido en este periodo son lo que más ha irritado a sus subordinados, pero a final de cuentas es su culpa porque no han logrado “sublimar” el enojo con memes de Gandhi, o de Justin Bieber, dejarlo pasar y olvidarlo, como nosotros hacemos con el nuestro, que también es una joyita. Pero bueno, ése es otro asunto. En fin, a lo nuestro.

¿Quién no se acuerda de Chávez cantando desafinadamente? ¿Quién no lo recuerda echándose un palomazo junto a Vicente Fernández en su cumpleaños? ¿Quién no podría decir que las facultades musicales de Chávez eran limitadísimas? Pero y si les dijera que Maduro es músico. ¿Qué tal que Chávez lo tomó como aprendiz únicamente porque pudo proyectar sus frustraciones musicales en Maduro? Es más, ¿quién pensaría que en lo único que Maduro es mejor que Chávez está dentro del terreno de la música? ¿Quién entonces podría decirle a Maduro, “por qué no te quedaste en lo tuyo”? ¿Por qué, Maduro, dejaste de hacer rock & roll?

Un joven Nicolás con el mismo mostacho, pero con las greñas mucho más largas se afilió a la Liga Socialista de Venezuela por allá en la década de los 80. Años más tarde se convertiría en chofer de metro para más tarde hacerse líder del sindicato de choferes. Sin embargo, en sus tiempos libres, y esto aún en los 80, Maduro utilizaba su tiempo libre para organizar conciertos de bandas de rock y ensayar con su propia agrupación, Enigma. “Éramos revolucionarios militantes y a la vez participábamos en los movimientos rockeros, siempre enfrentando a la gente más dogmática de la izquierda de la época.”, dice Maduro en una entrevista. Y como líder nato que al parecer es… lideraba, valiéndome de la redundancia, a su banda de rock con tintes, démosle chance, Led Zepellineros.

Sabemos que Maduro tocaba el bajo y la guitarra, pero también cantaba. Y tal vez lo hacía –o hace– mejor que como Chávez lo hacía. Una lástima que nunca se hayan echado un palomazo juntos.

Si de por sí es difícil saber plenamente lo que está pasando en Venezuela, es aún más complicado imaginar lo que llegará a suceder. El caso de Maduro nos habla de alguien que fue escalando política y socialmente (no me refiero necesariamente a clase, sino a relaciones políticas) que sin tener plenamente idea de lo que hace e hizo, llegó a hacerse de la presidencia de un país que lleva un buen rato en una situación muy sui géneris que puede resumirse básicamente a un pleno maniqueísmo, pero que a la vez nos puede hablar de la situación que pasamos en nuestro país… o no y quedará entonces preguntarnos: ¿qué? ¿Alex Lora la cagó y pudo haberse convertido en presidente? ¿O alguien de QBO o PXNDX lo está tramando? Como bien lo sabemos y tenemos más que claro hasta ahora, cualquier persona, en cualquier lugar del mundo, puede llegar a ser presidente de un país. Veremos también, entonces, si cualquier persona que llegó a ser presidente, puede ser derrocada o mantenerse en el poder.

Pase lo que pase, lo que está sucediendo en Venezuela (sin dejar de pensar en otros sitios del mundo donde similares eventos están aconteciendo) ni lo quería Capriles, ni López, ni Chávez, ni Maduro. Es por eso que quizás este último ande pensando “Coño, me debí de haber dedicado a la música”.