Música

Manifiesto de un amor bogotano: A esto suena ‘Niebla’, el primer vinilo de Lunate

Luego de cuatro lanzamientos enalteciendo el amplio espectro del house colombiano, el sello Discos Nutabe ha anunciado la llegada de la quinta entrega de su catálogo, esta vez a cargo de uno de los artistas más activos del circuito sudamericano. Juan Manuel Cortés, mejor conocido en el ámbito electrónico como Lunate, llega al sello de Medellín para prensar su primer vinilo en solitario.

El DJ y productor bogotano, ahora radicado en São Paulo, desde hace algunos años ha venido contribuyendo al desarrollo y posicionamiento de la escena electrónica de la capital colombiana. Luego de pasar por la clase 2015 del Red Bull Music Academy, Lunate regresó a Bogotá para refrescar el paisaje del techno y house local a través del colectivo OVERCAST, una plataforma donde confluyen diversos actores del escenario capitalino con el propósito de generar sinergias enriquecedoras desde la pista de baile. Junto a nombres como Odds N’ Ends, Flush y Surfer Rosa, Lunate y el colectivo han logrado posicionar eventos como el The Get-Together, donde se conjugan diferentes frentes artísticos y musicales bajo el sol de las tardes bogotanas.

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Y es precisamente Bogotá, aquella ciudad de contrastes grisáceos y belleza hostil, la que ha inspirado a Lunate a concebir ‘Niebla’, un disco compuesto por tres cortes en los que se relata desde las entrañas los sonidos propios de la principal metrópoli de Colombia. Un arraigo sincero plasmado en tres temas: “A la sombra de los cerros”, “Bogotá Adentro” y “Luz de Domingo”, de los cuales se deriva un valeroso manifiesto que trata de descifrar a qué suena esa ciudad que es de todos y de nadie a la vez.

A continuación los dejamos con el manifiesto de ‘Niebla’, el quinto lanzamiento de Discos Nutabe a cargo de Lunate, disponible a partir de diciembre por la página oficial del sello.

Niebla:


Luego de muchos años despierto durante sus noches, caminando sus calles, y huyéndole a sus lluvias, empecé a reflexionar sobre la innegable influencia que Bogotá ha tenido en mi desarrollo musical. Una influencia anónima, que rara vez sale a flote en una narrativa artística que tiene como foco el hemisferio norte, las escena de allá, los iconos verdaderos. Este disco es un homenaje, tardío, a la cuna de todos mis sueños, a la ciudad que lo da todo, detrás del telón, olvidada en la angustia de encontrar nuestra identidad en otras tierras. Para Bogotá, madre de sueños y pesadillas, ciudad de todos y de nadie.

Hablar de música colombiana no es solo hablar de bambucos y de porros, la música hecha en Colombia, por colombianos, no deja de ser nuestra por tener influencias extranjeras. La cotidianidad colombiana empapa toda nuestra producción artística, y no podemos ocultarla detrás de nombres en inglés y ediciones en sellos del exterior. La búsqueda incansable de la validación del primer mundo nos deja en tierra de nadie, dándole la espalda a nuestro suelo y, a su vez, viendo solo espaldas en el horizonte. Replantear ese enfoque, devolverle las raíces a nuestra música, no se trata de anular la colaboración con el resto del mundo, sino de encontrar nuestra identidad en el panorama global.

¿A qué suena la música electrónica hecha en Bogotá? ¿En Colombia? La niebla, compañera cotidiana de las madrugadas bogotanas, es una metáfora acertada para describir nuestro sonido: está ahí, tomando forma, pero aún nebuloso, no es absoluto, pero nos envuelve a todos.

Hace un tiempo escribí la siguiente introducción para un texto corto, y de corta difusión, que reflexionaba sobre las expresiones culturales alrededor de la música electrónica en Colombia:

“En los primeros segundos de su influyente Midnight 120 Blues, Terre Thaemlitz estremece los cimientos narrativos de la música house con la frase “el house no es universal, el house es híper específico”. Es una afirmación que reemplaza a la euforia colectiva por las dinámicas particulares de cada contexto. Asimismo, enfatiza los retos de gestionar una escena como la colombiana, tan lejana en forma, cultura y momento histórico a las circunstancias que vieron nacer a este género”.

Esa frase, recontextualizada para cuestionar el estado y el futuro de la escena colombiana, ha rondado mi cabeza desde la primera vez que escuché el álbum de Thaemlitz. Niebla es una expresión de esa obsesión: un paso en la oscuridad que intenta aportar a la construcción de una identidad musical que nos represente, una mirada para adentro y no para afuera, desde nuestras pistas y para nuestras pistas.

Arte de ‘Niebla’, por Juan Camilo Naranjo.

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